Prólogo

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~❜•❛•❜~


Gigi.

¿Por dónde empezar?

Oh si, ya lo sé. Odio los conciertos.

Melissa creyó que con traerme a rastras me animaría una vez que llegáramos al estadio. Pero la realidad era que, sigo odiando la idea.

El ruido, el bullicio de las personas. Aglomeraciones... dolores de cabeza.

No quería venir, en serio, no quería. Pero fue idea de mamá que la acompañara debido a que ella no estaría en casa y no quería que su hija pequeña, es decir yo, se quedara a solas una noche de un viernes. Que podían entrar asesinos a la casa y un montón de discursos innecesarios sobre quedarme solitaria en mis aposentos. Pero seamos honestos... mamá ve muchos programas de asesinos en serie.

Sin embargo, tantas suplicas no bastaron para convencerla y por tal razón, terminé aquí. En el concierto más esperado de la ciudad, el concierto más esperado por mi hermana. Y por todo el mundo.

El concierto de Joss Thorner.

Un cantante canadiense.

De veintitrés años.

Alborota hormonas.

Alborota hermanas.

Alborota gente.

La obsesión de mi hermana por este hombre no tiene límites. Infinidad de posters con el rostro y torso desnudo del famoso inundan las paredes de la habitación de mi hermana como una masiva invasión. Tiene todos sus álbumes, mercancías de ropa, cuadernos... etc. Juraría que hasta le tiene un altar. Y ni hablar que se refiere hacia él como su "esposo".

A pesar de que Melissa tiene dos años más que yo es muy inmadura. Y ridículamente infantil en cuanto al cantante respecta.

He escuchado su música. Y ya. Ahí se queda mi opinión. No creo que tenga la mejor voz, francamente, hay mejores cantantes que él. Hay muchos más que desbordan talentos, hay mejores que él. Pero bueno, cada quien con sus gustos.

Por lo tanto venir a su concierto la noche de hoy me deja de muy mal humor.

Hashtag: me lanzo de un puente.

—¿Y si les metemos un codazo para que abran espacio? —propuse a la entusiasmada.

Me repasó con disgusto.

—Se nota que es tu primera vez —comentó—. No sé por qué mamá insistió en que te trajera —chilló—. Eres un completo estorbo en estos momentos.

Suspiro. Me muerdo la lengua para evitar soltar un comentario indecente delante de tanta gente.

—Iré por comida —No sé si me alcanzó a oír. De todos modos no le di chance a que contestara, simplemente salí del cúmulo de personas y fui a la sección de comidas.

Melissa estaría bien. Ósea, era Melissa, duh. Mi hermana tiene cuerpo de mujer pero espíritu de gorila.

No tardé en localizar un puesto de hot dogs. Me acerqué hasta llegar a la vitrina en donde reposaban distintas bebidas.

—¿Se le ofrece algo? —dijo el que atiende.

—Deme un hot dog, por favor. Ah, y una bebida bien fría —Una vez que se fue, murmuré para mí misma—: Y si es tan amable una patada en la cara también.

El señor de unos cuarenta años aproximadamente, no tardó en realizar mi pedido. A la distancia visualicé a mi hermana y cómo las personas —sobre todo mujeres— empezaban a movilizarse. Iban a entrar a pesar de que aún faltaban algunas horas para que comenzara el concierto. Solo pensé en que mi hermana me guardara un lugar si o si, quería traspasárselos mentalmente mis pensamientos o alguna señal para que lo entendiera, pero era tan despistada que no me miró en ningún momento. Estaba tan consumida en su trance de que iba a conocer a Joss Thorner que ni siquiera dudó en avanzar apresuradamente.

Lover ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora