Lover ©

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¿Le echamos la culpa a Gigi? Le echamos la culpa a Gigi.

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G i g i.

Al ver a Ellie parada en la entrada de la azotea, precipité lo peor. Desvió la mirada de mi hacia Lee, constantemente. Varios sentimientos la abordaron, lo supe, la zarandearon, se sintió dolida. Y sé, claro que sé lo que transcurría por esa cabecita. Ella no podía imaginar algo así, ¿cierto?, ella no podía pensar que mi mejor amigo la dejó a ella por mí, ¿cierto?, porque Lee solo me quiere como su mejor amiga, ¿CIERTO?

¡¿Cierto?!

Lee se mostró inescrutable y eso, eso solo lo empeoró más. ¿Y dónde vergas quedaron las lágrimas? Clavé mis ojos en él de golpe. ¿Por qué detenía su llanto de manera presurosa?

—Lee... —Su voz tembló. Sus ojos miel me escudriñaron con algo que no supe descifrar. Soltó una risa desganada, amarga, seca. Lee se tensó a mi lado—. Ya lo entiendo... ¡No puedo creer que seas tan mierda como para enamorarte de mi mejor amiga también!

Palidecí. ¿Escuché bien?

—¿Qué? ¡No! —aclaré de inmediato—. A ver... Lee está destrozado, al igual que tú. Él lo dijo porque... porque somos amigos. Ellie, tú eres madura, no mal entiendas algo que es obvio.

—¡Lo obvio es que tú le gustas! —Lloró, dolida. Se me apretó el corazón—. Es por eso que me ha dejado, porque... porque ya no me ama.

Ay, no.

—¡Ahg! No es cierto —Pasé mi manos por mi rostro, frustrada, ¿cómo explicarle que solo trataba de consolarlo y él... él...?—. Lee, explícale.

Sorbió su nariz y bajó la mirada. Se alejó, considerablemente. Decidió enfrentarla.

—Solo hablábamos. Algo que tú no conoces ni entiendes —acribilló. El impune dolor la atravesó como a una bala. Una indirecta muy cruda.

Ellie, mostró sorpresa, después indignación. Me descolocó que Lee contestara de una manera tan mordaz. Sin titubeos, y mucho menos sin arrepentimientos. Fue un tiro limpio, y con atisbos de coraje. Aquí hubo algo más que una simple ruptura de una relación toxica. Y, inevitablemente pensé que de cierto modo me involucraba, ¿por qué? Bueno, uno, por las miradas desdeñosas de Ellie y dos, por la apacibilidad de Lee, que era común y típico en él a decir verdad, pero con este tipo de cosas, siempre suele remediarlos de una vez, de raíz y no esperar a que crezcan y se desarrollen más dudas. Y no lo hizo, se quedó ahí, parado, echando humo como si de una tetera se tratara. Él no era así. Estaba molesto, lo supe.

Pero, ¿qué le molestaba? Él había terminado con ella, y ahora al parecer le gusto y mi cabeza no puede estar más sumergida en preguntas que ahora. Ellie es la que debería estar molesta y no él, sin embargo, las cosas se estaban dando de maneras precipitadas y muy aberrantes.

No quería que Ellie pensara que estaba en la terraza con Lee porque nos estábamos besuqueando o algo así —lo digo, ya que este lugar es conocido porque nunca faltan alumnos escabulléndose de sus salones para venir a manosearse por aquí—. Dios... no debía permitir que albergaran esos pensamientos sobre mí.

Soy su amiga, ella la mía. Nunca nos haríamos algo como eso.

—Gigi, conmigo, ahora —sentenció Ellie con amargura.

Iba ir tras ella, lo haría, quería aclararlo, solucionarlo, no hacer de una confusión un enorme hueco en donde todos nos hundamos, no era la idea. La idea era emerger, y ayudarlos a navegar por si solos, sin hacerse daño y disfrutar de la compañía del otro, como antes. Volver a los viejos tiempos. Claramente eso no iba a volver a suceder.