Capitulo 27

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ALYSSA MILLER

—Cualquier cosa nos llamas, ¿si, linda?—Sebastian besa mi frente.

—Tranquilo, agüita.

—Y si él no te valora, yo estoy acá, ¿lo sabes eso también?

Me río y asiento.

—Lo sé.

—¡Espero que vos también lo sepas Nikolito!—grita, estirando el cuello para verlo.

Me da otro beso en la frente y se va.

—Va a estar todo bien—me susurra Aurora cuando me abraza.

Sale de la casa y me queda saludar a Kol.

—Tómatelo con calma cualquier reacción que tenga. Pero sea lo que sea, llámame, ¿si? Tanto si te desesperas como si te trata mal, cualquier cosa y yo vengo corriendo.

—Está bien, tranquilo.

Lo abrazo y me da un beso en la sien.

Los saludo con la mano para después cerrar la puerta. Tomo aire y camino hasta la sala.

—¿Seguro que queres que me quede? Puedo irme y...

—Veni acá—me hace una seña con la mano para que vaya a su encuentro.

Está sentado en el sillón, así que con duda me acerco y me coloco frente a él. Toma mis piernas y me acerca hasta sentarme en su regazo.

—Lo que acabo de descubrir no cambia nada, Aly. Seguís siendo la misma chica pelirroja que me trae loco. No voy a mirarte de otra forma distinta. No te asustes.

Acaricia mi rostro con suma delicadeza y amor.

—Perdón por haberte lastimado—rozo su pómulo.

—No pidas perdón, rojita. Basta. Vos sola estás dañándote. No sigas con esto.

Apoyo la cabeza en su pecho y él me rodea.

—¿Tenes preguntas?

—Muchas—afirma—. Pero no hace falta que me las contestes ahora.

—Pregunta.

Se queda en silencio y comienza a trazar formas con sus dedos en mi espalda.

—¿Por qué explotaste de esa forma?

Suspiro.

—Te acordas cuando te conté la historia de mi tatuaje, que soy explosiva como el fuego.

—O sea, ¿todos con el elemento son como vos?

Niego con la cabeza.

—No todos. Solo los inestables. A los fuegos nos hacen estudios para saber nuestra inestabilidad. Después se fijan si pertenecemos o no a ese grupo. Hay cinco niveles, el primero es el que denominan más peligroso.

—¿Vos sos una inestable?—asiento— ¿Y que nivel estás?

—Tres, pero estuve en el dos. Como mi temperamento bajo, me bajaron de nivel. Pero todos en Gaia se disponen a recordarme que yo pertenezco al dos.

Creen que todo fue un trato de mi papá ya que trabaja con las autoridades.

—No me está gustando tu gente.

—Ni a mí me gusta—me encojo de hombros.

—¿Puedes hacer eso devuelta?—me separo de él y lo miro confusa— Eso de que abriste la mano y salió fuego...

Fuego [Gaianos 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora