Capitulo 11

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ALYSSA MILLER

—Un rato más, por favor, Doro—suplico y me tapo la cara con las sábanas para evitar el sol en mis ojos.

—No, se levantan ya.

—Estamos cansadas—escucho la voz dormida de Aurora—. Vinimos muy tarde de la fiesta.

—¿Y yo qué? ¿No fui con ustedes?

—Con más razón—hablo yo esta vez—, anda a descansar y déjanos a nosotras dormir también, todos felices en sus camas y durmiendo.

—No, hay que ir a trabajar, no vamos a ayudar a la naturaleza acostados.

—Con un día que no hagamos nada...

—No vuelvo a repetirlo. Espero que cuando vuelva estén ya levantadas.

Después de eso escuche un portazo y supe que se había ido.

Me acomode para seguir durmiendo pero el ruido que hace Aurora me abre los ojos.

—Aly—me llama.

—¿Y ahora qué, A?

—¿Vamos a levantar a los chicos?

Me doy vuelta para mirarla y me quedo con una ceja levantada. Ella se encoge de hombros y tira de sus sábanas para salir de su cama.

—De todas formas nos vamos a tener que levantar—dice dirigiéndose al baño.

Me estiro y suelto un grito molesta, quería seguir durmiendo.

—Bien.

Me levanto y voy hasta la puerta de la habitación. Aurora ya tiene dos vasos con agua en sus manos, me pasa una y salimos.

Casi chocamos con Doro que salía del cuarto de nuestros compañeros y antes de que nos diga algo, le hacemos una seña para que no hable. Pone los ojos en blanco y sigue su camino hasta meterse en su habitación. Pongo la mano en el picaporte de la puerta para abrir pero Aurora me detiene.

—Vos tírale a Kol, yo a Sebastian—me susurra.

—¿Por qué?—pregunto con el mismo tono de voz.

—Es muy malhumorado, se va enojar al hacerlo.

¿Y creía que conmigo no se iba a enojar?

Bien—dije.

Abro la puerta y pasamos en silencio. Por suerte estamos descalzas por lo que no hacemos mucho ruido al caminar. Nos colocamos cada una al lado de sus camas y entre las dos hacemos cuenta regresiva con nuestros dedos.

Les tiramos el agua encima y ellos se sobresaltan. Entre la rubia y yo nos empezamos a reír viéndolos. Un chorro de agua me llega a la cara y me desconcierta.

—Mal jugado.

Me seco la cara y me río porque sabía que fue Sebastian quien nos tiro agua a las dos.

—¿No tienen algo mejor que hacer en sus vidas?—suelta con enojo Kol.

—Mmh, no.

Siento algo moverse por mis piernas y brazos, cuando quiero darme cuenta de qué es soy llevada hasta la pared.

—¡Kol!—grito.

Me había atrapado con las plantas que tiene en la habitación. Intento soltarme pero no puedo.

—Soltame.

Grito nuevamente cuando mis pies se despegan del suelo. Mi cabeza toca el techo y más plantas se envuelven en mi cuerpo.

Fuego [Gaianos 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora