Capitulo 34

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ALYSSA MILLER

Corro y voy escondiéndome detrás de arboles cuando algún gaiano aparece. No tardo en llegar a mi destino, La Tierra Sagrada.

Observo que a pocos metros se encuentra el lugar donde se encuentran las llaves de las naves.

Necesito llegar ahí y tomar una.

Estoy por entrar, pero me hago para atrás y apoyo mi espalda contra la pared. Hay una persona adentro.

Muerdo mi labio.

Obviamente no va a darme una llave, encima llamaría a las autoridades, y eso no me beneficiaria nada en estos momentos.

Observo a mi alrededor para que alguna idea me surja en mi mente, cuando justo veo los tanques de combustibles que utilizan para las naves. Vuelvo a mirar a dentro y con cuidado tomo uno de esos tanques. Lo apoyo en el piso de forma que este acostado y lo empujo haciendo que ruede y se aleje unos metro. Vuelvo a colocarme sobre la pared y lanzo una bola de fuego logrando que explote haciendo bastante ruido.

La persona que se encontraba dentro, sale disparado para ver que es lo que sucede. Me aprieto más contra la pared para que no vea y cuando desaparece, me apresuro en ir por una llave. 

Cuando la tengo en mis manos, corro a la enorme fila de naves. Miro el llavero y noto el numero 16.

—Nave 16, nave 16...—susurro y sonrío ampliamente cuando la veo.

Voy y abro una de las puertas del costado ya que la rampa trasera enorme se abre por dentro, y encima haría mucho ruido. Camino para ir a la cabina de adelante y suelto un suspiro.

—¡Ey!—me sobresalto y me giro para ver aquel chico que estaba en el cuarto donde robe la llave— Sabia que alguien había robado la llave, yo sabia que antes estaba—dice para si mismo, como si hubiese descubierto algo nuevo.

Lo miro de arriba a bajo. No sé si tiene entre treinta y algo de años o sesenta, su piel arrugada y su poco pelo no me ayudan a definir.

—Vos sos esa inestable del nivel 2.

—Nivel 3—digo entre dientes.

—La gente dice que perteneces a 2, pero que tu papá sobornó de alguna forma a los superiores para bajarte de nivel.

—Algunos dicen que con un solo pensamiento puedo hervir la sangre de las personas.

Abre los ojos haciendo que casi esten a punto de salirse de su rostro.

—¿Puedes hacer eso?

—No, idiota—digo con el ceño fruncido—. ¿En serio te crees todo lo que dicen?

Se cruza de brazos ofendido.

—No deberías de estar acá. Vete antes de que llame a las autoridades.

Me interpongo en su camino para que no vaya a la puerta. Extiendo los brazos y dejo que las llamas crezcan en mis manos. Él las mira y sé queda en su lugar. Por el tatuaje que asoma en su brazo, comprendo que tiene como elemento tierra, y acá no hay nada de naturaleza para poder defenderse. Está en desventaja.

—No quiero herirte. Solo quiero la nave.

—No te tengo miedo.

Aumento las llamas y él da dos pasos hacia atras, alejandose.

—Necesito la nave para viajar a la Tierra.

Deja de observarme las manos y me mira a los ojos.

—¿Crees que me interesa lo que necesites o no? Si te dejo via libre para que te vayas con la nave, el que va a tener problemas voy a hacer yo.

Casi me emociono al entender que solo me retiene porque no busca meterse en problemas, no porque quiera prohibirme ir a la Tierra.

Fuego [Gaianos 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora