Capitulo 37

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ALYSSA MILLER

—Camina—me empuja una mujer.

Levanto la mirada y la miro con odio.

—Voy a prenderte el pelo con fuego—murmuro entre dientes para que solo ella me escuche y no los demás.

Ella sonríe con suficiencia y mira mis muñecas. Las tengo atadas con una planta de espinas que se usan como esposas. No te deja usar magia al tenerlas puestas. Y únicamente te la puede sacar la persona que te lo colocó o un superior.

—Me gustaría verte intentarlo.

Me muerdo el labio para no decirle más nada. Nos estábamos acercando a otras autoridades y me metería en más problemas si me ven que desafío a uno de ellos, aunque ella está aprovechando su poder sobre mí.

Me retuvieron en una habitación de 2x2 apenas me trajeron a Gaia. No pude ver a mi familia ni a mis amigos. Querían asegurarse de que no me escapara hasta el día de mi juicio. Y a cargo me dejaron esta mujer que lo único que hizo fue despreciarme y tratarme como la mierda por ser inestable, y lo sigue haciendo.

Un chico, que aparenta unos veinticinco, se nos acerca.

—Desde acá la acompaño yo—le dice a la mujer a mi lado.

Se nota desde lejos que él es menor que ella, pero eso no importa cuando su voz y su postura firme dan un toque de intimidación. Y parece que ella lo siente, porque intenta pararse del mismo modo sin lograrlo.

—Yo estoy a cargo de ella.

—Vi como la tratabas hace unos segundos, y estoy seguro que no es la primera vez. No tomes el lujo de abusar de tu poder hacia los demás. Puedo pedir que alguien revise las cámaras y quedaras fuera de cargo—le dice y ella pestañea con sorpresa, pero no dice nada porque no hay nada que pueda decir—. Así que, la acompaño yo a partir de este mismo momento—dice señalando en dirección contraria en la que vamos por el pasillo.

Ella está roja de ira y abre la boca para decir algo. Él levanta una ceja esperando que hable, pero la mujer termina por darse la vuelta y alejarse dando pisotones fuertes en el suelo.

No puedo evitar formar una sonrisa. Ese chico realmente la dejo sin palabras y la puso en su lugar. Ya me tenía bastante harta su actitud hacia mí.

Con las manos entrelazas detrás de su espalda me mira y sonríe.

—Lamento mucho su comportamiento, créeme cuando te digo que no todos acá somos así.

—Tampoco esperaba que me trataran con delicadeza y amor—me encojo de hombros.

Él niega.

—Alyssa... ¿Puedo llamarte por tu nombre?—asiento— No mataste a nadie, no heriste a nadie. Tu condena no te hace ser una basura.

—Rompí reglas las cuales estaban dictadas. Y me mostré ante muchos simples, poniendo en peligro a la gente de este planeta.

—Pero ambos sabemos que no fue apropósito—inclina un poco la cabeza.

Lo miro confundida.

—¿Por qué no me juzgas?

Comienza a caminar y yo lo sigo, colocándome a su lado.

—Porqué no veo que tengas completamente la culpa de tus actos. Los "inestables"—hace la comilla con sus dedos y blanquea los ojos— solo son producto de que los superiores realmente no saben hacer bien su trabajo—susurra—. Si desde un principio se les hubiese brindado apoyo y educación sobre cómo controlarse, vos hoy no estarías acá.

Su forma de pensar me saca otra sonrisa. Me hace acordar a la manera en el que lo ven mis amigos y familia, en especial Kol.

—Vi a mi tío ser juzgado de la misma forma que vos hasta su último aliento—confiesa—. Si fue horrible verlo, no me podría imaginar vivirlo.

—Es muy feo—admito en voz baja y con la cabeza gacha.

—Tengo la esperanza de que las personas van a cambiar y abrir su mentes. Los de fuegos van a dejar de ser juzgados y categorizados. Cuando viaje a la Tierra en mi misión a los dieciocho, me enteré que las sociedades no siempre tuvieron los mismo ideales y pensamiento a lo largo de los años, y que bastantes cosas fueron cambiando para mejor con el tiempo. Así que tengo fe que podríamos lograr lo mismo.

Me sonríe.

—Sí, ojalá podamos.

Nos detenemos frente a una puerta y los dos la quedamos mirando. Sé que detrás de ella es donde va ocurrir todo y hasta este momento nunca estuve tan aterrada y nerviosa.

—Tal vez puedas salir de esta—me dice.

Lo observo.

—Lo dudo mucho.

Me da una última sonrisa, pero que esta no llega ni a sus ojos, y abre la puerta para mí.

—Fue un gusto haberte conocido y haber escuchado tus pensamientos sobre la gente como yo. Sos un buen oficial...

—Mikhail, me llamo Mikhail.

Asiento y tomo aire para animarme a caminar. Me encamino y me siento en la silla en la esquina, a donde unos metros a mi derecha se encuentra una larga mesa donde ocupan sus lugares los superiores. Aunque por el momento se encuentra vacía.

Veo al frente. Hay bastantes personas sentadas para el espectáculo, entre ellas puedo ver a mamá y a papá, a Aurora, a Sebastian y a Kol con sus familias. Les sonrío con agradecimiento a cada uno de ellos por estar en este momento conmigo.

El murmullo de la gente de repente se detiene y veo como comienzan a entrar los superiores.

Son cuatro en total, representando los cuatro elementos. Hades, tierra. Vienna, agua. Serephina, fuego. Ragnar, aire.

Ellos tienen millones de años. Son los primeros en existir en este planeta y son los únicos en vivir por otros millones años más. Se dice que en ellos vive una energía de poder bastante fuerte otorgado por Gaia, nuestra madre naturaleza, al ser los primeros.

Ellos se sientan en el medio de la mesa, y a sus lados otros gaianos que trabajan como sus manos derechas.

Todos conservan silencio hasta que Hades se aclara la garganta para hablar.

—En el día de hoy, nos encontramos aquí reunidos, para dictar el destino de la vida de Alyssa Miller.

—Inestable del tercer nivel que rompió las tres reglas—dice Ragnar.

—Hace tres dia viajó a la Tierra sin autorización, rompiendo una de las reglas—empieza Vienna a nombra lo que hice—. Anteriormente se había mostrado frente a millones de simples, rompiendo las reglas de que ellos no sepan sobre nuestra identidad y que no haya caos en la Tierra.

—Que comience este juicio—anuncia Serephina.

Agacho la cabeza y cierro los ojos.

Agacho la cabeza y cierro los ojos

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Fuego [Gaianos 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora