Capitulo 30

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ALYSSA MILLER

—¿Saben por qué nos reunió Doro?—pregunta Aurora mientras se deja caer en el sillón de la sala del departamento.

Agacho mi mirada y dejo mis ojos clavados en el suelo. Todavía no les dije nada de lo que me dijo Theodoro aquel día. Sobre nuestra mudanza.

Nuestra tutora sale de la habitación con el celular en su mano y lo guarda cuando ve que los cuatro la estamos esperando.

—¿Qué pasó?—le pregunta Sebastian cuando ella se sienta en otro de los sillones.

Subo mis piernas a la silla y las abrazo mientras apoyo mi mentón en una de las rodillas.

Kol, que está en frente mío, me mira. Supongo que se da cuenta que yo sé algo de todo esto. Aun así yo no le devuelvo la mirada.

—Como estuvieron viendo estos días no hicimos nada ya que terminamos nuestro trabajo.

—¿Tan pronto?—pregunta Aurora con sorpresa.

Una sonrisita de orgullo se forma en el rostro de Dorothea, y asiente.

—Eso quiere decir que nos volvemos a Gaia, ¿no?

—Estuve hablando con los tutores de los grupos que están cerca nuestro. Vamos a ir a otro lugar.

—¿Dónde?—pregunto.

—En Italia, todavía no sé en qué parte exactamente.

Fuerzo una sonrisa y asiento, volviendo a posar mi mirada en el suelo.

Italia... En otro país... A miles de kilómetros de Nikolas.

—¿Y... cuándo sería el viaje?—pregunta Kol por primera vez.

—En unas tres semanas. Viajaríamos en avión como los simples.

Ninguno dice nada.

—Quiero felicitarlos, chicos. Hicieron un buen trabajo acá—nos sonríe y después baja la vista a su celular—. Tengo que seguir arreglando algunas cosas más para que nos vayamos a Italia—dice y con eso sale del departamento.

Nos quedamos en silencio hasta que Sebastian decide cortarlo:

—Aly...

Escondo mi rostro en mis manos y trato de respirar.

—¿Lo sabias?—me pregunta Kol y yo asiento lentamente— ¿Hace cuánto?

Me destapo la cara y lo miro.

—Tres días.

—¿Cómo estás?—me pregunta Aurora mientras se arrodilla enfrente mío y apoya su mano en mi pierna.

Me encojo de hombros.

—Si no nos íbamos a Italia, nos íbamos a ir a Gaia. Era obvio que esto iba a suceder. Es imposible mi relación con Nikolas.

—No te hagas la que ahora te da igual—me dice Kol y lo miro—. No tenes que ocultarte de nosotros. Sabemos que esto te está afectando.

Sonrío sin una pizca de diversión.

—Como la mierda me está afectando.

Me llevo las manos a mi cabeza y suelto un grito a la vez que la llama de las velas a nuestro alrededor se apagan, dejándonos con un poco de oscuridad.

Fuego [Gaianos 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora