-Ufff... Pues ésto es lo único que tengo- Dije en voz baja.
De la nada, Sonic me lanza uno de sus trajes. -Vístete con algo mío Shadow, no te preocupes... Apuesto que se te verá mejor que a mí-
Lo tomé con mis manos y lo observé... -De acuerdo... Quizá haga algo bueno cambiar de estilo de trajes...-
-Sí Shadow, igual y te ves mejor de lo que esperas- Decía Sonic mientras se iba al baño con una bolsa negra en el brazo.
No le tomé mucha importancia.
Minutos después...
Me miré al espejo y... Nada mal, a pesar de que había sido hecho a la medida para Sonic, no me veía nada mal con él.
Me dirigí a la cama y me acosté a ver al techo preguntándome si la actitud de Sonic habría cambiado a una más tranquila y mejor.
-Shady~-
Escuché mi nombre con una voz baja y muy suave... Parecía ser de mi pequeño cobalto, hablándome desde el baño.
-Ya voy- Contesté desde la cama. Me dirigí a la puerta del baño cuando de repente me jala hacia dentro.
Estaba oscuro... El foco estaba apagado, de repente sentí como Sonic me empezaba a besar el pecho y a tocar mis púas, un poco extrañado, moví mi mano como loco hasta encontrar el interruptor para que la luz se prendiera.
Al hacerlo, pude ver a Sonic con lencería... Hace meses que no lo veía así, la verdad es que se veía muy atractivo.
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Me tocaba el pecho e iba a meter su mano a mi pantalón cuando por impulso lo empujé.
-Oye, ¿qué te pasa?- preguntaba el cobalto con una voz algo mareada y seductora... Sonaba un poco alcoholizado, o como si hubiera consumido algún afrodisíaco en exceso.
-¿Estás bien, cariño?- le pregunté, pero él solo estaba tocando mis piernas y mi colita de erizo con delizadeza.
Lejos de eso... Pensé -¿Qué estaría causando todo esto...? ¿Es una reconciliación...? ¿O a caso me está pidiendo disculpas de la manera sexual?-
Al final de todo, muy en mi pensar... Creo que en cierto punto éramos unos putos ninfómanos de mucho cuidado, unos adictos al sexo. No había día en el que no lo amara de esa y muchas más formas, pues él era mi vida... No podía dejar de amarlo de una forma para amarlo más de otra.
Todo era absolutamente equitativo, pero ahora solamente podía pensar en que yo no estaba recibiendo lo mismo, el mismo amor...
