Capítulo tres.

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Sasuke tenía tres días en esa habitación.

Shikamaru era quien se había encargado de llevarle comida, se había comportado de una manera razonable y por el simple hecho que en dos lunas pelearía a muerte con un puñado de alfas cedió a comer todo lo que estuviera en su plato, sin importar, lo asqueroso que se mirara.

De cierta manera se lo agradecía, pero no por ello, evitaba querer crear un plan para escapar. Estaba a contra reloj, en más de una ocasión el azabache quiso recurrir al llanto, pero se negó a sentirse patético; en esta ocasión, debía de ser más fuerte que la situación.

Los hechos eran atroces y verídicos; sus compañeros muertos y el a punto de cavar su propia tumba. Trataba de pensar con claridad sus siguientes pasos; no debía dudar ante la incertidumbre que lo rodeaba.

Su habitación no tenía ventanas, sólo una puerta y estaba seguro que siempre había una persona detrás de ella. En ocasiones cuando se pegaba a la puerta podía escuchar la conversación que fluía entre los guardias.

—Pronto llegaremos al puerto de la Niebla, Naruto quiere abastecerse...

—Será luna llena... — musitó uno bajo su propio júbilo.

—Nos recibirán con un gran festín — agradeció Kiba. Era común que los piratas abarcaran en ese lapso de tiempo; la mayoría de omegas entraban en celo.

—Eres un idiota, Kiba, no aparcaremos. Debemos llegar a Inglaterra cuanto antes...

—Meh, podríamos pasar el rato antes de partir, ya sabes...

Sasuke se despegó de la puerta. Esa sería su última oportunidad, debía encontrar la manera de bajar del barco. Estaba seguro que encontraría la manera de hacerlo, después de todo solo era cuestión de que se descuidaran para poder lograrlo. De nuevo trazó su plan y las posibilidades de llevarlo a cabo.

A partir de ese momento sintió que el tiempo avanzaba muy rápido. Incluso, cuando el tan esperado día de aparcar llegó, Sasuke pudo sentir como el barco dejaba su inestabilidad del mar mientras era amarrado al puerto. Escuchó todo un alboroto sobre la cubierta y supo que ese momento había llegado.

Se escondió debajo de la cama y procedió a tomar un tenedor que se había escondido de las comidas, era la única arma que tendría en ese momento. Todavía era de día, estaría a salvo por unas cuantas horas más, antes de su final.

No supo cuánto tiempo pasó hasta que alguien entró en la habitación, lo pudo distinguir como Kiba por aquellas características botas. Éste entró en pánico cuando no lo encontró por ninguna parte. Se había descuidado tal vez unos minutos en los que ayudaba a Chouji a bajar unos barriles vacíos. Estaba seguro que Sasuke no podía haber escapado, alguien debía haberlo visto.

Temeroso de que estuviera equivocado salió maldiciendo.

Sasuke se deslizó de debajo de la cama y corrió hacia la puerta, efectivamente no había nadie, caminó por el pasillo hasta llegar al final donde se colaban los rayos de luz. Lentamente abrió la puerta y corrió hacia la pila de cajas que encontró más cercana.

Solo quedaban cinco personas sobre la cubierta del barco.

Entre ellas Naruto y Shikamaru.

Era consciente de que eran los cabecillas de la navegación. Ambos eran más inteligentes de lo esperado. Estaría perdido si Kiba llegaba a informar sobre su desaparición, debía de hacerse de un poco más de tiempo. Caminó lentamente entre barriles y cajas que seguían sin ser bajadas del barco.

Su cabeza se iluminó y se metió dentro del barril más próximo.

Nadie podría encontrarlo.

Ni siquiera tenía olor para ello, aún no.

Fue cuestión de minutos para que Naruto bramara en cólera, de nuevo se les había perdido el chiquillo aquel. Pero esta vez el problema era más grande, Sasuke tenía grandes posibilidades de escapar.

—¡Con una mierda, Kiba! — exclamó el rubio con rabia —. Quiero que busquen a los alrededores, nadie descansará hasta que lo encuentre y por tu bien espero que no esté lejos — bramó para después crear un perímetro.

En ese momento Sasuke se dio cuenta de una de las grandes habilidades que tenía el rubio. Había ingeniado todo un plan para encontrarlo en cuestión de segundos, tal vez, tuviera más oportunidad de salir victorioso si no lo hubiera escuchado. Pero en ese momento, era más seguro quedarse dentro del barco mientras todos desaparecían en tierra.

El azabache no pudo medir el tiempo que pasó, solo supo que no aguantaría mucho más en esa posición. Necesitaba salir. Con cautela quitó la tapa del barril y sus ojos buscaron alguna vía de escape. Podía escuchar unas cuantas voces a lo lejos, pero la cubierta estaba totalmente despejada.

Shikamaru había advertido que una persona estaría por la rampa del barco. No podía simplemente escapar por ahí. Sin embargo, una mejor idea se le ocurrió; salió de su escondite y se estiró lo mejor que pudo, giró a todas partes y con cautela se acercó a la orilla del barco. No muy lejos de ahí encontró una cuerda...

La tomó mientras la amarraba al barandal del barco, podía escapar por ahí sin que el golpe al caer del agua lo delatara, solo tenía que tirar la cuerda con cautela. Con cuidado comenzó a dejar la cuerda mientras a su espalda poco a poco el sol comenzaba a desaparecer.

En ese momento Sasuke sintió sus piernas temblar; poco a poco un puñado de olores se mezclaron en sus fosas nasales. Aromas tan intensos, tan abrazadores... un ligero mareo lo llenó de completo y lo sintió. Era cuestión de tiempo para que entrara en celo, tal vez solo tenía unos segundos para desaparecer.

La cuerda llegó a su destino y se pegó a ella, la tomó fuertemente entre sus manos y caminó sobre el lado contrario del barco para comenzar a descender. Justo cuando iba a mitad del camino sintió que su respiración se entrecortaba, en ese momento fue imposible para Naruto no olerlo.

Estaba abajo del barco teniendo una discusión con Shikamaru sobre la situación de Sasuke cuando el ligero olor los golpeó a ambos, al rubio más que al contrario; atraídos por el olor dulce ambos miraron al prisionero descender.

—Qué problemático.

—Es un omega 'dattebayo — definitivamente no se lo esperaba.

Shikamaru supo cuál era su empeño por escapar, incluso, la razón por la prefería morir ahogado a llegar a su celo a mitad del navío. El olor se hizo más intenso y Naruto supo que debía de parar antes de llamar la atención de personas del lugar. Se acercó a la orilla del barco y Sasuke lo miró como el mismo demonio.

Cítricos.

Sasuke podía oler los cítricos desde ahí.

«Joder».

Debía de tomar una decisión, pero ya no se sentía tan centrado, tan seguro, todo era... confuso. Había una voz en su cabeza, una dulce melodía que se filtraba poco a poco en su manera de pensar, en cómo actuar e incluso, en qué decir. Antes de que se perdiera a sí mismo se dejó caer; dejó que las aguas frías del mar calmaran todas sus ansias.

Volvió en sí. Debía de nadar a la orilla, ya no importaba nada, estaba en la recta final. No habría más oportunidades, era la única manera, no importaba más.

Naruto lo miró salir del agua a duras penas controlando el calor. Shikamaru le miraba las espaldas esperando la reacción de su capitán; ambos podían sentir el celo del omega en todo su esplendor. Pero a diferencia del rubio, Shikamaru ya tenía una pareja marcada, lo que era una ligera brisa en su nariz para Naruto era una incitación a lo prohibido.

Limón, Sasuke olía literalmente a limón, tan ácido como cítrico.

—Los quiero a todos a bordo en cinco días a primera hora del día. Debe estar listo el barco para zarpar, Shikamaru.

—Así será... — musicó el de coleta sintiendo lastima por el destino del omega. El rubio se despojó de su capa y parte de su vestimenta superior para dejarla en manos de su allegado.

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