LIBERTAD

Capítulo quince.

Capítulo quince.

Siempre pensó que miraría su vida pasar cuando su último suspiro fuera dado, contrario a ello sólo encontró un luz que cada vez se acercaba más a él. Estaba seguro de no tener miedo a la muerte, pero le hubiera gustado ver a su hermano una vez más... Disculparse por todo.

El brillo comenzó a ser más intenso y simplemente cerró los ojos cuando la calidez lo dominó. Sus brazos se sintieron como plumas danzando en un mar de ansiedad; debía dejarse llevar por aquello que lo sucumbiría.

Ya no quedaba nada más.

Sin embargo, a pesar de que sabía que su vida se estaba apagando un gruñido lo sacó de su ensoñación. Abrió los ojos dudoso del panorama obscuro; la luz se había extinguido y al fondo de aquel lugar unos dientes afilados le dieron la bienvenida; no necesitaba una explicación, Sasuke pudo apreciar perfectamente el pelaje negro.

Su omega estaba ahí.

Aquel que se había dedicado a odiar más de la mitad de su vida ¿eso era lo que había después de la muerte?, ¿un encuentro con su instinto? Suspiró cuando el animal gruñó afilando aún más sus dientes, tratando de intimidar a su persona. El azabache se puso en posición de pelea, dispuesto a enseñarle nuevamente cuál era su lugar.

El zorro negro le miró con un odio latente, con una furia contenida mientras se lanzaba a él. Sasuke le recibió gustoso, peleando por la supremacía del más fuerte; albergando la victoria como su mejor amiga. Aquel animal no debía dudar de cuál era su lugar, debía agachar la cabeza a su amo e incluso, pedir clemencia.

Ese maldito le había condenado a una vida con Naruto.

Cómo si fuera un mal augurio, de nuevo los recuerdos lo distorsionaron todo. No estaba muerto, estaba lo bastante débil para que el animalejo roñoso intentara tomar su lugar, no por un celo, si no porque estaba demasiado molestó con él... por no poder proteger al alfa. Sasuke bramó y su omega retrocedió buscando el verdadero punto de anclaje. De nuevo se dejaron ir dispuestos a acabar con la vida del otro.

Justo cuando sintió que la rabia se extendía más, su cuerpo se acalambró de pies a cabeza provocando un grito de dolor. Su escenario cambió; su respiración se cortó y trató inútilmente de llenar sus pulmones de aire pero solo logró que el pecho le ardiera más. Se retorció entre su suplicio y finalmente abrió los ojos.

Unas pupilas rojas le dieron la bienvenida.

–Sasuke...Be-b... – musitó una luz frente a sí.

–¡Sasuke! – gritó una mancha rosa a su lado –, mierda Naruto ¡Dale espacio! –vociferando a su costado.

No entendía nada de lo que pasaba a su alrededor, solo lograba distinguir manchas moviéndose de una lado a otro mientras las gotas de agua golpeaban su rostro. Estaba demasiado débil para seguir despierto; cerró los ojos esperando que el dolor latente en su pecho poco a poco se apagará.

–¡Sakura-chan! – gritó Naruto con el azabache entre los brazos; su alfa bramaba colérico en su interior con el miedo latente de perderlo todo.

–Se ha dormido, Naruto. Sólo se ha dormido... – musitó tomándolo por los hombros. El capitán había convertido la casi muerte de Sasuke en una escena escalofriante. Si hubieran sabido lo que planeaba Shion hubiera preferido enfrentar a Itachi, por lo menos el omega no hubiera estado a punto de morir.

Sakura observó cuando Sasuke se había lanzado al mar dispuesto a recuperar a su alfa; de ello estaba segura. Deidara inútilmente trató de rescatarlo, pero esas arpías eran justo lo que querían. Distraer a Naruto con el Bijuu y ellas mismas ahogarían a la tripulación restante; estaba segura que cuando el capitán sintió la vida del omega extinguirse se desesperó al punto de él mismo sacar a su Bijuu.