Capítulo doce.

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Besos.

Simplemente eran besos.

No tenía nada de malo que Naruto lo besara.

Sólo era un experimento.

Sí, sólo era eso.


Capítulo doce.


Estaba tremendamente excitado, sus manos se habían convertido en aliadas para recorrer el cuerpo del rubio. Era grande y formidable, todo lo que su omega deseaba... sin embargo ¿era lo que él deseaba? Incluso, todos esos sentires podrían ser provocados por la mordida.

Aunque, en ese momento no le importaba.

Deseaba más de aquello.

El nerviosismo de sus besos era latente, principalmente por su nula experiencia con ello. Sin embargo, Naruto llevaba el control, era como llevarlo de la mano a un mundo que no conocía, a experiencias completamente nuevas, muy al alcance de sus manos. ¿que importaba dejarse llevar? Al final, aquello que debía proteger del rubio ya se lo había quitado.

Tal vez en algunos años aquello le acarrearía muchos problemas, e incluso, un marido comprado, pero fuera de ello ya no había consecuencias.

Itachi lo rescataría, Orochimaru le enseñaría cómo hacer los supresores, no tenía nada de malo simplemente dejarse llevar.

Podría lidiar con las consecuencias.

Su mordida ardía solo un poco, pero los labios de Naruto sobre ella hacía que sintiera maravillosas sensaciones. Ladeó más su cabeza permitiendo que el placer lo recorriera, suspiró cuando aquellos filosos colmillos rozaron aún más su piel. Definitivamente no era el celo, era el alfa.

Naruto le daba la impresión de hacerle tocar el cielo con unas cuantas caricias.

Prometió que no dejaría que aquello se le saliera de las manos, no debía permitirlo, simplemente debía de ser más inteligente que toda la situación, podría pensar con la cabeza fría. Tomó las mejillas contrarias, sintiendo como el aliento cálido le pegaba sobre sus labios.

Era suyo.

Besó con mayor intensidad al alfa, dejó que su olor llenará completamente la atmósfera y pretendió quitarle la camisa al rubio, sin embargo, este sonrió de medio lado y se separó de sí.

—Vete...

Sasuke le miró extrañado, sin embargo, unos cabellos rosas fueron lo último que miró antes de volver a ser empotrado contra la pared.

Quiso pensar en Sakura y la sensación embarazosa, pero sentir como cierta parte dura se restregaba contra sí le nublaba el juicio. Gimió bajo, sintiendo cómo poco a poco estaba cediendo más de lo que tenía; más de lo que podía dar, pero simplemente siguió con su sentencia.

Sus manos exploradoras recorrieron esa piel acanelada que sus sueños le mostraron, besó el cuello sintiendo como la pulsación por más estaba ahí, dejó salir sus colmillos y los pasó por su pecho, dejando que el filo lo guiara. Se aferró a sus glúteos y dejó que su pantalón vagara por el suelo.

Deseo.

Una palabra que había escuchado muchas veces, pero que ahora tenía en las palmas de sus manos. Dejó que sus labios lo guiarán por todo aquello que quería recorrer, mordió su pecho, su mano y su cuello, buscando un punto en que le hiciera ceder tanto como él. Sintió como su pantalón fue despojado y siguió besando su pecho, no fue hasta que besó su cosquilla que sintió la piel del contrario erizarse.

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