Capítulo once.

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Todo debería de estar bien ¿no?

No iba a entrar el celo...entonces ¿por qué diablos se sentía así? Estaba en una estado entre deprimido y agobiado. Se sentía solo, como si el mundo no importara, como si él no importara. Se giró de la camilla y Sakura comenzó a sospechar que el celo de Naruto se había intensificado.

Cinco horas atrás la mayoría de la tripulación junto con su capitán habían bajado del navío llegando al puerto del País de las Olas.

Algunos buscando información, otros protegiendo al rubio. Escuchó de Kiba que pudieron conseguirle unas cuantas hembras a Kurama, solo esperaba que este estuviera dispuesto a recibirlas.

Frío, comenzó a sentir un frío calarle los huesos, era como si de pronto una neblina hubiera cubierto el lugar, sin embargo, sabía que solo él era capaz de sentirlo. Sakura no se había inmutado ni por un segundo, seguía centrada entre el libro que tenía en sus manos. Se abrazó a sí mismo buscando calor, era inverosímil que aquello pasara.

Debía de encontrar a Orochimaru, Naruto le había dicho indirectamente que se encontraba en Konoha, sin embargo, podría ser solo una treta del rubio para tenerlo de cierta manera controlado. Joder, que todo era un asco.

Un ligero temblor le recorrió y no pudo evitar agarrarse las rodillas para después abrazarse más fuerte, sentía que el frío se estaba colando dentro de sí. Apretó los ojos y lo peor parecía apenas comenzar, el abdomen comenzó a dolerle mientras un calor abrasador se abría paso sobre su mordida.

Estuvo a punto de gritar, pero sabía que Sakura lo cedaría. Se mordió los labios y calló los pequeños gemidos que peleaban por salir. Aquello quemaba demasiado, poco a poco sentía que la intensidad iba a subir, trató de pensar en otra cosa, de apaciguar el dolor con indiferencia, pero otro espasmo en el abdomen lo hizo desistir.

Respiró profundo, mientras no perdiera el control del dolor estaría bien, sin embargo, antes de poder asimilarlo el dolor de su cuello se hizo insoportable. Sentía como la misma piel le abrasaba, ardía con intensidad. Inútilmente trató de callar el malestar, pero el grito salió de igual manera por su garganta.

Jamás había escuchado a nadie quejarse por un dolor así, no por un celo... ¿qué diablos le había hecho Naruto a su cuerpo? Escuchaba a lo lejos a Sakura, algo le decía, podía escucharla gritando, pero sus palabras no le llegaban. El dolor lo estaba consumiendo, su cuerpo ardía y su mente estaba entre la realidad y una extraña ficción que comenzaba a gobernar su mente.

Su maldito omega estaba peleando por salir, sintió como un aullido salía de su interior. Estaba llamando al alfa, ese maldito traidor se estaba aprovechando de la situación. No supo cómo lo hizo pero se puso de pie e hizo retroceder a su omega, ese traidor no iba a salir, no iba a ir con Naruto ¡NO LO HARÍA!

Rugió tratando de apaciguar el dolor, mientras Sakura sacaba el somnífero. Pero ella no iba a lograrlo, no iba a permitírselo. Nadie tomaría el control de su cuerpo más que él mismo, cuando ella dio un paso al frente la empujó y trató de correr a la puerta, a pesar del dolor consumiendolo tenía que lograrlo, si tenía suerte caería por la borda del barco y nadaría hasta la orilla.

Sakura se lanzó sobre su espalda y la furia del menor explotó ¿por qué siempre querían controlarlo? ¿por qué no respetar sus decisiones? ¿por qué no simplemente dejarlo ir? Mordió las manos de la fémina y la empujó hasta el fondo del consultorio. La fuerza de Sasuke había incrementado por los malestares de su cuerpo, ni siquiera había medido la intensidad del golpe.

Se tambaleó hasta la puerta, pero el dolor lo hizo ceder hasta el suelo. Detuvo la caída con sus manos y quedó en cuatro. Su respiración se agitó y de nuevo un calambre se intensificó en su abdomen mientras otro grito salía de su garganta.

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