Capítulo veinticuatro.

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Capítulo veinticuatro.

La tierra era bastante infértil en la isla.

Carecían de nutrientes suficientes para germinar, comenzaba a creer que Kurama tenía bastante que ver con ello. De alguna fuerza o energía debía de alimentar su aura, estaba seguro de ello. Ahora solo debía de buscar la manera de hacer composta casera o alguna enmienda orgánica. Tal vez Ino pudiera ayudarle con ello; estaba seguro que entre ambos podrían mejorar bastante el lugar para convertirlo en un invernadero.

Aún sentía un tumulto de sentimientos peleando en un mar de naufragio en su pecho; pero estaba dispuesto a ignorar todo lo que ello significaba. Debía mantenerse firme solo unos meses más, hasta la fecha ya lo había hecho bastante bien. Lo mejor era callar y seguir recolectando información.

Sólo debía ganarse la confianza de Naruto.

Era lo único que necesitaba para ser libre.

—¡Tienes muy buena mano para las plantas, Sasuke-kun! — declaró la chica rubia mientras tocaba las hojas de Itachi. —Mi madre también me enseñó bastantes cosas de ellas, pero en la isla no parece servir lo que hago.

—Probaremos cosas distintas — soltó sin darse cuenta que intentaba subir los ánimos de la omega.

—Olvidé decirte que por la tarde se hará un festín por el nacimiento de Mitsuki, ayer por la tarde Jiraiya lo llevó a revisión con Sakura y es bastante mono. Tsunade ha estado ocupada con un encargo de Naruto así que mi alfa se está haciendo responsable de la salud de todos.

Ino hablaba hasta por los codos; apenas se estaba acostumbrando a ello. Ni Inari había sido tan parlanchín como ella. Sin embargo, en ocasiones como esta hacía que sus alarmas se prendieran ¿para qué necesitaba Naruto un médico? No es como si estuviera enfermo...y a su mente vino su pequeño malestar estomacal.

Había pasado una semana y todavía lo sentía.

No es como si le tomará mucha importancia porque solo eran pequeños espasmos, sin embargo, no lo consideraba algo extraordinario. Sólo un malestar, no podía ser otra cosa, ¿no?

—Tiene los ojos de Orochimaru, pero el cabello de Jiraiya; siempre he pensado como se mirara una hija mía con Sakura ¡pero aun no me siento preparada para ser mamá!

—¿Qué edad tienes? — preguntó tratando de callar sus pensamientos.

—Tengo diecisiete años, tal vez sea un poco mayor que tú.

—Veintiuno.

—¡No puede ser! Aposte con Kiba que eras de mi edad, ese granuja de seguro que ya lo sabía. Hinata me dijo muy bien que no cayera ante sus provocaciones.

No era la primera vez que le quitaban años de encima; siempre había parecido más joven de lo que era y lo había usado a su favor de diferentes maneras.

—¡Es verdad! No conoces a Hima-chan, es una lindura de omega. Le encantará conocerte, pensé que ella era la destinada de Naruto por la complicidad que siempre se tenían, pero en cuanto ella y Kiba se miraron todo lo demás dejó de existir ¡Fue algo hermoso de ver! Generalmente no suelo salir en los viajes, pero no me lo perdería por nada del mundo. ¡Oh, apuesto que lo tuyo con Naruto también fue maravilloso! No, creo que tanto como lo mío con Sakura pero...

Estaba seguro que no quería seguir escuchando esa chorrada, era una estupidez que aquello fuera romántico. Era solo una opresión a su casta, las mordidas no podían significar más que ello; ¿cuantos omegas había sufrido por ello? muchísimos. No era realmente como si odiara a los alfas, pero le envidiaba sus beneficios... comenzando por su libertad.

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