LIBERTAD

Capítulo seis

Sasuke trataba de pensar lo menos que podía en la muerte de su tripulación, de la última mirada desesperada de Karin por abandonarlo y el grito de Suigetsu al ver que no abandonaba el navío. Sus sueños eran atroces, demasiado crueles para sí.

Llevaba una semana rumbo a un destino desconocido...

Alzó la vista al cielo y contempló su alrededor. El idiota de Naruto le había obligado a realizar tareas de limpieza y se había vengado de la mejor manera, era un barco sumamente grande, incluso, podía apostar que era ingles. Era de cierta manera elegante para un pirata, probablemente se lo hayan robado a algún navío oficial. Eran alrededor de seis personas encargadas de la limpieza, tanto de la cubierta como de las habitaciones y cocina, y todas ellas seguían sus órdenes. Qué limpiar, cuando limpiar y donde limpiar.

No era tan diferente de cuando lidiaba con la responsabilidad de la mansión Uchiha.

— A Naruto onii-chan no le parecerá esto.

— A ti nadie te pregunto, niño.

— Konohamaru, ya te dije que me llamo Konohamaru.

— Y te dije que no me importa, mocoso.

— A que si te importa...

— Debí matarte cuando pude.

— ¡No lo harías!

— No deberías probarme.

— ¡Onii-chan dijo que lo hiciste porque no tuviste otra opción!

— Eres igual de idiota que él entonces.

— ¡Eres un engreído! Cuando sea mayor te venceré y recuperaré mi honor.

Ese niño era un grano en el culo. Al principio lo dejó estar, pero cuando comenzó con el parloteo se arrepintió inmediatamente de ello. No dejaba de hablar y decirle que lo perdonaba de lo que le había hecho.

Ni siquiera le había pedido perdón.

Además, le fastidiaba la admiración que tenía por el rubio.

— Sasuke-san hemos terminado con el piso inferior ¿Deberíamos seguir con el almacén o...?

— Ese almacén es un desastre— concluyó, pocas veces había estado ahí pero no tenía ni pies y cabeza— , ¿quien lleva el control de él?

— Deidara.

— Debí suponerlo — musitó para sí mismo.

— Pueden seguir con la cubierta principal... — concluyó mientras bajaba al almacén. Estaba al final del barco; Konohamaru le siguió de cerca y Kiba se quedó arriba esperando que el azabache terminara lo que tuviera que terminar.

— Son demasiadas reservas — musitó bajo. Eso realmente le preocupaba, tanta comida significaba que aquel era un viaje largo.

— Es obvio ¿No? Konoha no está muy cerca de aquí y todos comemos mucho.

— ¿Konoha?

— Sí, onii-chan quiere regresar a casa. Mi papá y Jiraiya-sensei ya deben de estar allá.

— ¿Por qué quiere ese dobe regresar?

— Es un secreto...

— ¿Dónde está Konoha?

— Son demasiadas respuestas por hoy, Konohamaru, Lee te está esperando por el timón — concluyó Shikamaru a sus espaldas.

El niño ni siquiera se la pensó para correr a un futuro encuentro con el mencionado. Sasuke lo miró partir pensando en que tarde o temprano descubriría todo ese embrollo. Subió las escaleras con el alfa siguiéndole los pasos.