Capítulo veintitrés.
Su respiración agitada no significaba nada.
No, no iba a caer.
No lo haría de nuevo.
¿Entonces porque de nuevo se dejaba guiar por aquellas expertas manos?, ¿por qué se dejaba besar con tal devoción que le temblaban las piernas? No quería ceder, no quería tener que explicarle a su espíritu que había caído bajo un hecho tan peligroso... llamado amor.
—B-basta, N-Naruto — trató de decir cuando su cuello fue víctima de una rafaga de besos, pero eso no detuvo al alfa; sabía que estaba tan necesitado de sus caricias como él, que no paraba, que necesitaba fundirse de nuevo en uno para que sus sentires al fin se calmaran. Aunque trató de abrir sus ojos no pudo cuando las manos del rubio se filtraron por debajo de su camisa.
Estaba jodido.
Ya no había retorno.
Contestó las caricias con la misma ferocidad sin dejar de reprocharle ser tan débil ante la situación. Era el primer encuentro después de explotar y terminaba haciendo aquello que no quería; dejándose llevar por sus sentimientos. Gimió justo cuando sintió que su cuello era succionado por los labios del mayor.
Siempre tuvo miedo de no controlar a su omega, ahora era decepcionante saber que no solo su omega deseaba al alfa, sino que él lo quería para sí. No cabía duda de ello, quería ser consumido por las llamas de ese amor.
Dejó que sus manos vagaran por el pantalón del rubio mientras quitaba ese estorboso cinturón. En menos de un segundo su prenda también desapareció; no había retorno para apagar esa llama, estaba tan acorralado por sus sentidos que todo lo demás dejó de importar en un segundo.
Justo cuando sintió la primera embestida todo perdió sentido.
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—Tú ayuda en el vivero será fabulosa, Sasuke-kun.
Ino sonreía ampliamente mientras ponía sus manos sobre la mesa. Habían pasado dos días desde que había revisado el lugar; ahora mismo estaban disfrutando de una cena preparada por Iruka en su residencia.
Kakashi su esposo estaba en la mesa principal platicando con Naruto sobre el criadero de animales que llevaba junto con la madre de Kiba. Eran temas que generalmente no le importaban, pero apenas comenzaba a comprender cómo se regían las cosas en aquel pueblo. Era diferente a lo que conocía.
Ahí no existía el dinero como tal. Sabía que el oro estaba ahí por los tratados que habían con otros comerciantes, los aldeanos tenían una actividad que era de importancia. Todos tenían el mismo acceso a la comida, vivienda y educación; no era mucha gente la que vivía ahí, pero su estructura estaba bien construida.
—Jiraiya ha dicho que el pequeño Mitsuki es hermoso, me dijo que mañana lo llevaría al templo para recibir las bendiciones de Kurama.
—¿El hijo de Orochimaru?
—Oh, es verdad. A Orochimaru-san le gusta mucho la privacidad, viven casi al otro extremo de la isla, si gustas mañana podemos ir a visitarlo — le comentó la chica risueña mientras Sakura le tomaba una de sus manos.
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LIBERTAD
FanfictionOh, la libertad siempre había tenido un alto costo. NaruSasu. Omegaverse. NaruSasuDay