4. Un juego sano.

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Hoy se me presentaba un día ajetreado, Samantha había conseguido que Maialen quedara conmigo, y como los dos teníamos un día ajetreado hemos quedado para comer, en el descanso que los dos tenemos del trabajo. Mi hermana lleva desde ayer suplicando una explicación del porqué de golpe quiero quedar con su amiga, pero no se lo he dicho y tampoco tengo pensado hacerlo, ella misma verá los cambios si es que se producen. 

Oigo gritos en casa que eso produce que me despierte, con lo que odio yo los ruidos recién levantado. Eva y Rafa estaban discutiendo en la habitación, por lo que parece Eva está bastante enfadada con él. 

-Me dijiste que te quedarías aquí, y ni dos días has aguantado. ¿Ya te quieres ir? No me puedo fiar de tus palabras.- Oigo decir a Eva. 

-Eva que me voy, me voy a Córdoba de nuevo, este no es mi lugar, necesito a mi gente.- Y de golpe veo salir a Rafa con una maleta por el comedor y dirigiéndose a la puerta.

-Rafa, quédate, por favor, intentaré dedicarte tiempo, trabajaré más en la oficina y mis ratos libres estaré siempre contigo- Le dice Eva persiguiéndole chillando. 

-No tengo problema en que discutáis, pero, ¿podéis discutir bajito?- Les digo yo, ya que odio que hablen cuando me acabo de levantar. 

-Tú te callas- Sentencian los dos a la vez. 

-Eva que no, no me voy a quedar, no estoy a gusto y  antes de venir aquí tuve una conversación con una persona especial y me dijo que si estaba mal aquí me fuera con ella. Lo siento Eva, volveré a verte, volveré a ver qué estás bien cuando todo se calme y prometo estar a tu lado cuando lo necesites. 

-¿Con Carla, verdad? Lo sabía, nunca me pude fiar de ella- Dicho esto, Eva vuelve a la habitación con lágrimas en los ojos. 

-Adiós, Hugo. Ha sido un placer conocerte- Dice despidiéndose de mí ya que estoy en modo espectador donde solo me faltan las palomitas. 

-Lo siento, pero no puedo decir lo mismo- Y dicho esto abre la puerta y se va. 

-RAFAAA!!!-Desde el comedor se oyen los chillidos desesperados de Eva, chillidos que hacen que Samantha y Flavio se despierten, cosa que no entiendo como no habían hecho minutos antes con la que se estaba formando aquí. 

-¿Qué está pasando aquí?-Pregunta Flavio sorprendido del  alboroto. 

-Pues yo qué sé, Rafa que ha dejado a Eva. Por cierto, ahora que está sola, ya me puede devolver la habitación ¿no?

-Hugo, por favor, ten un poco de tacto.-Me dice Samantha con cara de enfado. Y dicho esto se va a consolar a Eva, la cual espero que hoy se presente a trabajar. 

Hoy salgo de casa sin desayunar, me he vestido y me he ido, la casa estaba lleno de llantos y yo no podía aguantar eso, no puedo estar escuchando tantos llantos tanto tiempo, me enervan y más si son por amor, así que lo mejor que puedo hacer es trabajar. Tengo que hacer el presupuesto de Anaju que eso aunque no lo parezca requiere tiempo y tengo que contratar a los obreros para la casa de los Gurbindo.

Me siento en la mesa con el papel de la descripción de cómo quiere la casa de mi ex novia. Me pongo a pensar en todos los materiales que necesita y la cantidad, no me ha pedido una casa sencilla así que con todo lo que quiere el presupuesto se eleva notoriamente, ya que como quiero que la casa salga perfecta para que no tenga ningún desperfecto y venga a quejarse y  tenga que volver a venir, le pondré lo mejor del mercado. Empiezo a sumar, restar y multiplicar todo lo que requiere el presupuesto y lo que jamás pensé que tendría que hacer con lo poco que me gustan las matemáticas, pero oye, todos me han cuadrado a la perfección. 350 mil euros para ser exacto es lo que le haré pagar por la casa, podría haber sido más, pero luego se vendría a quejar por el precio y no es necesario. Es un precio más o menos justo y razonable. 

¿Y si empieza con un juego?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora