14. Con rumbo

415 29 2
                                    

Cierro la puerta y se dan cuenta que he llegado, he esperado a cerrarla para que no se dieran cuenta de mi presencia y así poder escuchar aquello que tenían que decir sobre mí. Eva al verme se va y Samantha viene a saludarme. La echaba de menos y la necesitaba a mi lado, ella aunque a veces no esté de acuerdo con las cosas que hago siempre está a mi lado y es mi más fiel consejera.

-¿Por qué hace esta cara mi hermanito preferido? ¿No ha salido como esperabas?- niego con la cabeza. En verdad yo pensaba salir de la conversación con Anaju con alguna respuesta dicha, con mi cabeza con el puzle resuelto, pero no ha sido así.

-Sigo perdido, no he vuelto con Anaju y tampoco le he dado una respuesta. Simplemente, le he dicho que necesito pensar, pero no sé lo que quiero.

-Hugo, cuéntame de Eva- oigo como el grifo de la ducha se enciende, Eva está en la ducha así que sé que no me escuchará, puedo abrirme.

-Eva es una persona maravillosa, nunca había conocido a alguien que me ayudara tanto como ella sin esperar nada a cambio. Ella me entiende, quiere que cumpla mi sueño y me está haciendo cambiar. La besé porque tuve un impulso y no sé porque, ese beso para mi no fue en vano lo sentí, lo hice y no me arrepiento, pero no entiendo mis sentimientos, no los encuentro.

-Me ha contado la sorpresa que le hiciste. Y dime ¿hubieras hecho esto por Anaju ahora?

-No, no se lo he hecho nunca y ahora tampoco se lo haría. Ella no se lo merece como Eva.

-¿Y eso no te hace que pensar? ¿No ves la luz al final del túnel con esta respuesta que me acabas de dar?

-No.

-¿Y esa canción?

-Esa canción me salió sola, así, sin más. No le des vueltas a esa canción, la improvisé al momento.

-Mira Huguito, no sé si no estás tomando el pelo o vives completamente en la ignorancia, pero las cosas están más que claras.- el grifo de la ducha se cierra, así que no voy a seguir con esta conversación.

Voy a mi habitación a cambiarme, quiero ponerme cómodo y ponerme el pijama antes de cenar. Cuando estoy a medio cambiar y sin la camiseta puesta aún Eva entra, deja sus cosas y se va ignorándome completamente, sin mirarme y sin dirigirme la palabra. Ella ahora pensará que el juego se ha terminado, que yo ya no estoy libre y que ahora mi corazón y mi cabeza están pensando en Anaju, pero no es así, no tengo una respuesta aún y creo que todo es por ella, no soy capaz de tomar una decisión por Eva, sé que es ella la que me frena, pero no sé el por qué. Tantas indirectas por parte de tres personas diferentes no puede ser casualidad, no puede ser casualidad que los tres dejen ir que mi cabeza piensa en Eva y que yo no lo vea. Quizás ellos lo ven y yo no, incluso puede ser que hasta la propia Eva lo piense y que por eso ahora todo le duele más.

Eva me ha visto tan cerca y a la vez tan lejos que es normal que esté perdida y que le duela, es como si sin quererlo hubiera jugado con ella, pero no es así. Jamás he pensado en hacerle daño y no se lo voy hacer.

Nos sentamos todos a la mesa a cenar, pero el ambiente es muy incómodo, hay mucha tensión y esta se puede cortar con una tijeras. Eva no habla y yo tampoco lo hago, Samantha nos mira entendiendo lo que pasa pero Flavio nos mira sin entender nada, ninguno de los dos se ha molestado a contarle nada y por lo que veo mi hermana tampoco lo ha hecho y casi lo prefiero, no quiero que piense que estoy jugando con su prima.

-¿Qué os pasa? ¿Por qué no habláis?- Dice Flavio.

-Me voy a la cama- Dice Eva levantándose y dejando su plato de comida casi intacto en la mesa. Samantha señala con los ojos el camino que ha seguido Eva, indicándome así que vaya detrás de ella, que hable con ella y que solucione lo que yo mismo he creado, y así hago. Me levanto de la mesa dejando el tenedor al lado del plato y la servilleta en la mesa. Sigo los pasos de Eva y me la encuentro en mi habitación, tirada boca abajo en la cama y sollozando. Entro y cierro la puerta, al menos quiero evitar que oigan la conversación de ahora.

-¿Podemos hablar?- Eva niega con la cabeza, no quiere hablar conmigo, es como si estuviera enfadada conmigo pero yo no he hecho nada para que esté así- No he vuelto con Anaju- Sentencio, y gracias a estas palabras se da la vuelta y se sienta en la cama.

-¿A no?- niego con la cabeza y me siento a su lado- ¿Y eso?

-No puedo volver con ella si no tengo claro lo que quiero, si fuera por mi corazón claro que hubiera vuelto con ella, pero tengo que pensar con la cabeza y si volvemos no será justo ni para ella ni para mi. Tengo que pensar, me está esperando y esperará una respuesta, pero antes tengo que saber lo que me quiere decir mi cabeza.

-¿Y qué harás mientras? ¿Te alejaras de mí?

-No puedo hacer eso, Eva. Anaju me lo ha pedido pero yo me he negado, eres importante para mi y eres lo que hoy en día necesito.

-Hugo, yo no puedo seguir así. Yo... -La corto.

-No hace falta que busques las palabras para decirme lo que escondes. Lo noté en la playa, lo noté en tus ojos y en tu mirada transparente, lo noté en tu corazón que latía con fuerza cada vez que me acercaba a ti, lo noté en el beso, ese beso que me supo a mucho y tengo que descifrar el porqué. Sé que para ti el juego es real, era una hipótesis que creé y que hoy tu conversación con Samantha me lo ha confirmado.

-¿Me has escuchado?- asiento con la cabeza con una sonrisa en mis labios-¿Y después de eso sigues aquí? Pensaba que si te enterabas te irías de mí lado, me dejarías aquí sola y que volvería tu coraza de fuerte cuando eres débil.

-Va a costar mucho que vuelva ese Hugo y todo es gracias a ti. Eva, no te voy a dejar perder, ese beso del otro día me revolucionó el estómago, en ese momento tenía mil mariposas correteando por mi cuerpo y no lo he querido admitir, pero es una realidad. Ese beso fue diferente, con ese beso sentí a diferencia del de Anaju, ese beso que me ha dado hoy me ha sabido a nada, me he quedado igual, sin más, ningún escalofrío ha recorrido mi cuerpo. Solo necesito tiempo, necesito montar el puzle que tiene mi cabeza, necesito unir las piezas, pero lo que me pasa contigo ahora mismo no me pasa con nadie más. No me iré de tu lado, no por voluntad propia.

Eva se estira en la cama y tira de mi brazo para que haga lo mismo a su lado. Noto su respiración cada vez más calmada, mis palabras la han tranquilizado y ahora vuelve a ser esa Eva serena, esa Eva que solo con mirarla ilumina tu vida.

-¿Si piensas todo eso por qué no la has dejado ya? Con tus palabras dejas muy claro que no quieres volver con ella.- Razón no le falta pero esque solo pienso con claridad cuando estoy con ella, solo veo la luz al final del túnel con ella al lado. Ella me está marcando la salida a mi yo perdido y es por alguna razón.

-Porque solo me doy cuenta de todo esto cuando estoy junto a ti- Me giro para mirarla, el techo ya lo tengo muy visto y mirarla a ella es mirar arte donde todo está perfecto, no le veo ningún defecto y es que es preciosa.

La veo que sonríe, esa sonrisa que hace minutos que no se borra de sus labios, esa sonrisa que con mis palabras acabo de crear espero que no se borre. Tengo el impulso de acercarla a mi cuerpo y abrazarla. Cuando la tengo cerca y puedo notar como su respiración choca con la mía, cuando nuestras caras están suficientemente cerca paso mi mano por su espalda y así, abrazados como ahora es donde voy encontrando mi lugar, es donde me siento como en casa.

Cierro los ojos, me encuentro lo suficiente cómodo como para hacerlo. Ahora mismo mi cabeza no encuentra sensación que me guste más que esta, ahora mismo esta se está convirtiendo en mi sensación favorita.
Eva y yo.
Su respiración y la mía.
Nuestras frentes chocándose.
Nosotros enredados en un abrazo.

No vemos el momento de desenredarnos ni la necesidad y no lo hacemos. Así nos quedamos dormidos, encima la cama esa cama que hace una semana tenia una barrera en medio y ahora tiene a dos personas en medio abrazadas y sintiendo amor, con la ropa que ella ha  llevado puesta todo el día y con la luz encendida, pero ¿Qué más da? Si así somos felices, si así no necesitamos nada más, si ahora mismos con todos los desperfectos que tenemos que corregir estamos bien ¿para que nos vamos a mover?

Mi cabeza está empezando a ver la luz en medio la oscuridad, mi cabeza va viendo la verdad aunque yo aún no lo vea factible, aunque para mi aún haya algo que falla. Tengo cada vez más claro lo que necesito, tengo cada vez más claro lo que siento, pero necesito confirmarlo, necesito saber que no me confundo y la persona indicada lo hará y no me fallará. Ahora no es Eva la que puede marcar mi felicidad, ahora no es Eva la que me llevará a ella, ahora será Daniel.

Pronto volveré a sonreír en este mar de dudas, pronto este mar será un simple mar en el que navegaré con el rumbo correcto. Pronto dejaré de ir a la deriva.

¿Y si empieza con un juego?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora