28. Empieza nuestro cuento.

453 32 12
                                    

Desde que Samantha ha llegado siento que mi vida va tomando sentido de nuevo, poco a poco todo vuelve a ser como era antes. Vuelvo a sentirme en familia en otro sitio, lejos, más fuerte, siendo yo. Siendo el Hugo que yo echaba de menos, ya vuelvo a sentir la necesidad de querer y de ser querido, poco a poco ya vuelvo a creer en el amor de nuevo, en ese amor que Eva me ha enseñado que existe.

Eva me ha enseñado a querer sin peros, sin límites, con ella he sentido lo que es querer de verdad, querer hasta luchar contra el mundo por un nosotros, con ella he aprendido a sentirme valorado. Junto a ella he vuelto a encontrar el sentido de ser yo mismo, de luchar por lo que quiero, gracias a ella sé lo que es tener una vida propia al margen de los que me quieren ver sufrir.
Ella me ha enseñado a ser yo, pero ahora tengo que aprender a serlo sin ella, alejado de su mano cuando todo se tuerza, sin el calor de sus abrazos, sin sus palabras, sin sus ojos azules. Nada es para siempre y con esto me he dado cuenta, los momentos vienen y van, las malas rachas se van, llegan de buenas pero luego otra vez de malas y así es la vida, no siempre iba a tener a Eva junto a mi, ahora tengo que ser valiente sin ella y lo seré. Lo seré para devolverle todo lo que me ha enseñado, aunque no lo vea, aunque no quiera saber nada de mi, lo haré por y para ella, para recordarla siempre.

Ahora no puedo dejar de ser feliz, tengo junto a mi, caminando a mi lado a mis dos madres y a mi hermana, las tengo para siempre. Sé que ellas no me van a fallar, ellas no se irán sin previo aviso, en ellas tengo un lugar, un lugar fijo del que nunca me voy a ir, ellas tres son mi casa. Gracias a ellas ahora siento que estoy medio completo, gracias a ellas estar sin Eva dolerá menos de lo que podría llegar a doler. Con ellas al menos no me llegaré a sentir vacío, sin nadie, alejado del mundo real.

Entramos en el restaurante, este sitio que nunca me ha gustado, no me gusta su ambiente, me recuerda a los bares que me llevaba mi padre, a esos bares que tenía que hacer ver que quería ser alguien importante en un futuro, alguien con dinero para poder timar a quien quiera, me recuerda a esos bares que nada bueno se cocía, solo había maldad solo buscaban hacer daño.
Nos sientan en una mesa a apartada de todas las demás, hoy nos han puesto en una sala a parte, alejados del barullo de las demás mesas, hoy estamos completamente los cuatro solos, aunque somos cuatro en una mesa de cinco.

-Les diré que se lleven este plato, sobra y así estaremos más anchos.

-No Hugo, no pasa nada. No molesta déjalo aquí.- Contesta mi madre poniendo toda la mano dentro del plato para que no lo mueva, como si de un tesoro se tratara.

No reprocho, lo dejo aquí, no voy a crear una disputa por quitar un plato de la mesa. El camarero aún no viene, ni a pedir las bebidas ni trae la carta, simplemente se limita a ignorarnos aún como si tuviera que llegar alguien más aún.

-Voy al baño, Samantha acompáñame-Las dos se levantan de la mesa dejándome solo, Maria hace rato que se ha ido al baño y aún no ha vuelto. Yo me limito a mirar la pared, lo único que tengo delante, estoy despaldas a la gente y girarme a mirar para distraerme sería demasiado descarado.

Una música empieza a sonar de fondo con una melodia que me resulta familiar. Demasiado familiar. El sonido de una guitarra y unos acordes que yo he usado.
Unas manos tapan mis ojos dejándome a oscuras, quitándome la visión de esa pared que ya empezaba a memorizar. Son unas manos que reconozco a la perfección, las he tocado antes, esas manos suaves yo las he cogido alguna vez.
La canción sigue sonando, es Sirena, esa canción que yo canté en la playa y que Daniel grabó.

-¿Te hechizó esuchar mi canto de sirena?- Su voz confirma mi hipótesis, son sus manos. Ella está detrás de mí. Le quito sus manos con suavidad de mis ojos y me giro, me giro a verla a ella, para comprobar que esto es realidad y que ella está aquí.

¿Y si empieza con un juego?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora