Desde que Samantha ha llegado siento que mi vida va tomando sentido de nuevo, poco a poco todo vuelve a ser como era antes. Vuelvo a sentirme en familia en otro sitio, lejos, más fuerte, siendo yo. Siendo el Hugo que yo echaba de menos, ya vuelvo a sentir la necesidad de querer y de ser querido, poco a poco ya vuelvo a creer en el amor de nuevo, en ese amor que Eva me ha enseñado que existe.
Eva me ha enseñado a querer sin peros, sin límites, con ella he sentido lo que es querer de verdad, querer hasta luchar contra el mundo por un nosotros, con ella he aprendido a sentirme valorado. Junto a ella he vuelto a encontrar el sentido de ser yo mismo, de luchar por lo que quiero, gracias a ella sé lo que es tener una vida propia al margen de los que me quieren ver sufrir.
Ella me ha enseñado a ser yo, pero ahora tengo que aprender a serlo sin ella, alejado de su mano cuando todo se tuerza, sin el calor de sus abrazos, sin sus palabras, sin sus ojos azules. Nada es para siempre y con esto me he dado cuenta, los momentos vienen y van, las malas rachas se van, llegan de buenas pero luego otra vez de malas y así es la vida, no siempre iba a tener a Eva junto a mi, ahora tengo que ser valiente sin ella y lo seré. Lo seré para devolverle todo lo que me ha enseñado, aunque no lo vea, aunque no quiera saber nada de mi, lo haré por y para ella, para recordarla siempre.Ahora no puedo dejar de ser feliz, tengo junto a mi, caminando a mi lado a mis dos madres y a mi hermana, las tengo para siempre. Sé que ellas no me van a fallar, ellas no se irán sin previo aviso, en ellas tengo un lugar, un lugar fijo del que nunca me voy a ir, ellas tres son mi casa. Gracias a ellas ahora siento que estoy medio completo, gracias a ellas estar sin Eva dolerá menos de lo que podría llegar a doler. Con ellas al menos no me llegaré a sentir vacío, sin nadie, alejado del mundo real.
Entramos en el restaurante, este sitio que nunca me ha gustado, no me gusta su ambiente, me recuerda a los bares que me llevaba mi padre, a esos bares que tenía que hacer ver que quería ser alguien importante en un futuro, alguien con dinero para poder timar a quien quiera, me recuerda a esos bares que nada bueno se cocía, solo había maldad solo buscaban hacer daño.
Nos sientan en una mesa a apartada de todas las demás, hoy nos han puesto en una sala a parte, alejados del barullo de las demás mesas, hoy estamos completamente los cuatro solos, aunque somos cuatro en una mesa de cinco.-Les diré que se lleven este plato, sobra y así estaremos más anchos.
-No Hugo, no pasa nada. No molesta déjalo aquí.- Contesta mi madre poniendo toda la mano dentro del plato para que no lo mueva, como si de un tesoro se tratara.
No reprocho, lo dejo aquí, no voy a crear una disputa por quitar un plato de la mesa. El camarero aún no viene, ni a pedir las bebidas ni trae la carta, simplemente se limita a ignorarnos aún como si tuviera que llegar alguien más aún.
-Voy al baño, Samantha acompáñame-Las dos se levantan de la mesa dejándome solo, Maria hace rato que se ha ido al baño y aún no ha vuelto. Yo me limito a mirar la pared, lo único que tengo delante, estoy despaldas a la gente y girarme a mirar para distraerme sería demasiado descarado.
Una música empieza a sonar de fondo con una melodia que me resulta familiar. Demasiado familiar. El sonido de una guitarra y unos acordes que yo he usado.
Unas manos tapan mis ojos dejándome a oscuras, quitándome la visión de esa pared que ya empezaba a memorizar. Son unas manos que reconozco a la perfección, las he tocado antes, esas manos suaves yo las he cogido alguna vez.
La canción sigue sonando, es Sirena, esa canción que yo canté en la playa y que Daniel grabó.-¿Te hechizó esuchar mi canto de sirena?- Su voz confirma mi hipótesis, son sus manos. Ella está detrás de mí. Le quito sus manos con suavidad de mis ojos y me giro, me giro a verla a ella, para comprobar que esto es realidad y que ella está aquí.
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¿Y si empieza con un juego?
Teen FictionÉl, encerrado en las primeras apariencias y acostumbrado a no dar segundas oportunidades si desde el principio no le has entrado por los ojos, llegará alguien que le hará cambiar esa forma de ver aunque al principio no lo querrá reconocer.