16. Crear nuestro cuento.

420 28 2
                                    

EVA

Mentiría si dijera que en el momento que Hugo quedó con Anaju sentía un cierto rencor hacia él, tenía la sensación que todo lo que estaba sintiendo por él sería en vano y que para nada serviría, pensaba que todo lo que a él le pasaba por su cabeza eran solo imaginaciones mías. Pensaba que Hugo volvería con ella, que al verla todos sus sentimientos hacia ella le ganarían, que su corazón pasaría por encima de su cabeza y que caería sin mirar a atrás a sus brazos, pero no fue así. Estuve ignorándolo hasta que él decidió hablarme, hasta que él decidió contarme la realidad, hasta que me di cuenta de que aún no lo había perdido y una pizca de esperanza avivó otra vez dentro de mí.  Lo ignoraba pensando que así podía resistirme a él, intentando que los sentimientos que carecían dentro de mi no se hicieran más grandes, rogando así piedad a mi corazón para no enamorarme de él. Me dolía hacerlo, me dolía ignorarlo y hacer ver que no existía pero me prohibía a mi misma volver a sufrir por amor, no ahora que era demasiado pronto para volverlo hacer. 

En el momento que Hugo entró en la habitación para hablar conmigo yo me negaba, tenía miedo. No quería oír de sus palabras que había vuelto con ella, era lo que creía que pasaría y si esa era la realidad quería ocultarla unos días más. Pero mi sorpresa fue otra, cuando Hugo rendido delante de mi comportamiento de ignorancia hacia él sentencio que no había vuelto con ella, en ese momento mi corazón empezó a latir con fuerza como si hubiera visto otra vez la esperanza, creyendo que Hugo se había dado cuenta de lo que su cabeza le grita y en cierto modo así fue, él no volvió con ella porque se estaba empezando a dar cuenta que conmigo todo es diferente, no sé si  es que pensó en la letra de la canción o que sintió más con mi beso que con el de Anaju, pero el caso es que me hizo feliz y yo me abrí negándome a perderlo. Él ya sabía mis sentimientos, ya sabía que todo se removía dentro de mi cuando él se acercaba, lo notó en mi carácter transparente y oyó mi conversación con Samantha, esa conversación que tanto me ayudó. 

-¿Eva, qué te pasa?- me pregunta al verme sollozar en el sofá cuando entra por la puerta-¿Y Hugo?

Deja la maleta que llevaba después de sus días en Valencia tirada en el salón y viene sin pensárselo a abrazarme, a darme su calor. 

-Ese es mi problema, el donde está Hugo. Ha quedado con Anaju, han quedado para hablar, para ver si vuelven o no. Y yo...yo espero que no sea así, espero que no vuelvan.- Samantha me mira incrédula, sin creerse mis últimas palabras. Es la primera vez que reconozco que no quiero que vuelva con Anaju, con María solo dejé ir la palabra miedo, pero no lo sentencié, no fui tan firme. 

-¡¿Eva te estás enamorando de mi hermano?!- Dice intentando asimilar todo lo que ahora se puede venir encima, todos los problemas que pueden haber si su hermano finalmente vuelve con su ex. 

-Sí, se puede decir que sí, me estoy pillando, me gusta. Al principio lo odiaba, lo odiaba a él y a su comportamiento, no aguantaba sus contestaciones ni aguantaba hablar con él y igualmente me volqué en cuerpo y alma para ayudarle. Ahí, para mí, la ficción empezaba a ser realidad, no lo veía como un amigo y con el primer beso me empecé a dar cuenta, ese beso que él simplemente quería comprobar si los cuentos de princesas existían. 

-¿Os habéis besado ya?- me pregunta, sigue sin creerse todo lo que le estoy contando. 

-Dos veces. Y la mejor sin dudarle fue la segundo, ahí me cautivo por completo. Me tuvo todo el día con María haciéndome ver pueblos sin descanso, estuve recorriendo todos los pueblos de Cádiz hasta las ocho de la noche. Y cuando llegué a la playa de casa de María y Daniel lo encontré ahí,  me había hecho un camino con pétalos que me llevaba hacía él y me lo encontré allí con sus pies dentro del agua cantándome una canción que sin duda con la letra no se quedó atrás, hablaba de mí. Luego nos bañamos después de haber cenado en la orilla del mar y entre juego y juego, entre un te ahogo pero me resisto me besó. Y ese beso, aunque él quizás lo niegue lo sentimos los dos.

-¿Mi hermano haciendo estás sorpresas? ¿Y mi hermano volviendo a cantar? Eso no puede ser verdad. 

-Pues lo es, Samantha, es la verdad. Ha cambiado, es diferente y tengo miedo a perderlo, porque el lo niega todo pero su cabeza le grita mi nombre. 

-Definitivamente no sé que le has hecho a mi hermano pero lo has cambiado, pero estate tranquila, Hugo será listo y pensará antes de actuar o eso creo. Verá que quien lo ha cambiado eres tu y se dará cuenta que te necesita a ti. Si cuando vuelva dice que no ha vuelto con Anaju se sincera con él y dile todo lo que sientes quizás así todo cambia. Ahora estate tranquila y confía, estate bien. 

-No puedo estar bien cuando sé que me gusta Hugo y que él ahora mismo estará volviendo con Anaju- Al terminar esta frase se oye la puerta cerrarse, Hugo ha llegado y no puedo seguir con esta conversación así que decido irme a la ducha, quiero aclararme y quiero huir de las palabras que pueda pronunciar Hugo al entrar. Si ha vuelto con Anaju quiero tardar más tiempo en quitarme las ilusiones. 

Otra vez es él quien me interrumpe, ahora no la conversación pero si mes pensamientos. Recordar esta conversación me hace dar cuenta del cambio de emociones que tuve esa noche, pasé de estar destrozada en el sofá hablando con Samantha a terminar dormida abrazada a Hugo con un montón de desperfectos que nos olvidamos corregir pero que en ese momento no era lo más importante para nosotros, solo queríamos estar enredados el uno con el otro, dormir sin barreras por voluntad propia. Fue la primera noche que Hugo dejo de lado su ego, su coraza de fuerte. Fue la primera vez a parte del viaje a Cádiz que vi a un Hugo romántico, un Hugo que empezaba a querer otra vez aunque lleno de miedos. 

-¿En qué piensas con esa sonrisa?- Mierda, no era consciente de mi sonrisa, pero es que no la puedo evitar. Últimamente es pensar en él y sonreír sin darme cuenta. 

-En todo lo que pasó anoche, en como pasé del llanto a la felicidad.

-Lo siento, lo siento por hacerte sufrir y  por hacer pasártelo mal, pero Eva, entiéndeme. Tengo miedo, miedo a todo. Miedo a no ser lo suficiente para ti, miedo a que estemos confundiendo la realidad con el juego, miedo a que en verdad no estemos hechos el uno para el otro. No quiero hacerte daño, quiero quererte bien, pero quizás solo sé hacerlo como amigo, quizás no sé tener pareja aún. No quiero arriesgarme y luego querernos de verdad y hacernos daño. 

-Arriésgate Hugo, yo confío en ti. Confío en un nosotros de verdad, sin ficción. En un nosotros sin terceras personas que te esperen. Quiero creer que lo nuestro puede empezar con un juego.

-No puedo aún, Eva. De hecho, salía ha decirte que me voy, me voy a Cádiz unos días solo con Daniel. Quiero que me haga de padre, quiero que me aclare todo lo que siento y quiero que me de ese voto de confianza que necesito. Lo siento, siento hacerte esto, siento hacerte esperar mientras tu ya lo tienes todo claro. 

-¿Te vas?- asiente con la cabeza.

-Es lo mejor que puedo hacer, es lo mejor que puedo hacer para nosotros. Eva, espérame por favor, volveré siendo más fuerte y haré que juntos lo seamos más, volveré preparado para crear un nosotros, volveré dispuesto a ser uno. Confía en mí- Acepto no muy convencida de mis palabras y antes de salir por la puerta de mi despacho me deja un corto beso en mis labios, un beso que me da confianza. 

Sale del despacho y dejo de verlo, mi mirada ya no lo capta. Intento recordar ese beso, esa sensación al sentirlo tan cerca de mí. Quiero impregnarlo todo en mi memoria, no sé cuando va a volver y tampoco sé si cuando vuelva querrá estar conmigo, por eso quiero recordar este momento, quiero recordar el que puede que sea nuestro último beso si él lo decide. Quiero confiar en él, quiero pensar que cuando vuelva seremos los dos juntos y no seremos dos por separado. Quiero creer que Daniel le dará toda la fuerza y confianza que le falta. 

Confío en que todo lo que empezó con un juego para él también se vuelva una realidad. Confío en un él y yo juntos. Confío en que pensará que yo le puedo dar ese cuento de princesas y príncipes que tanto busca, quiero que recuerde que yo se lo puedo dar, que juntos podemos crear nuestro propio cuento, porque juntos seremos más fuertes para poder crear un inicio y un nudo sin un final amargo, solo con un final feliz. 

¿Y si empieza con un juego?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora