26. Ana.

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Eva

Hugo tenia razón cuando me decía que aquí el clima era diferente, aquí todo las temperaturas eran más bajas y la nieve era una rutina, cosa que en España este año aún no he conseguido verla.
Llegué ayer aquí a Suiza junto a Samantha. Las dos nos habíamos propuesto luchar y hacer frente a nuestros miedos, juntas nos queríamos hacer valientes, queríamos ser fuertes y hacer felices a quienes de verdad queríamos.

Hace una semana que no hablo con Hugo, quería y necesitaba un tiempo alejada de él para ver que estaba haciendo lo correcto. Nunca me atreví a decirle que no quería que habláramos, lo echaba de menos y no me veía fuerte mentalmente para dejar de mantener contacto con él y es por eso que cada día hacíamos videollamadas, estábamos constantemente enviándonos mensajes que al momento eran contestados. Se notaba la falta que nos hacíamos y así yo no podía terminar de aclarar mis pensamientos. Sabía que venía aquí, cuando lo dejé de hablar ya tenía previsto el viaje y los billetes de avión comparados y por eso fui capaz de dejar de mantener el contacto porque tenía la certeza que pronto lo iba a ver. Lo dejé de hablar sin previo aviso, sin decirle que necesitaba unos días y sin ninguna explicación, me siento culpable por eso y no lo voy a negar, pero no quería romperlo, quería que la sorpresa fuera más grande para él.
No había estado segura de que estaba haciendo lo correcto hasta hablar con Ana, la madre de Hugo. Siempre que él se iba me llamaba para hablar conmigo, desde que Hugo nos presentó por videollamada me ha tratado como una más de la familia y se ha preocupado de cómo estaba yo. Gracias a ella, gracias a sus consejos y a sus ganas de concerme de verdad estoy aquí.

Paseo por el monte junto a Vega, cuando necesito respirar y meterme en mis pensamientos vengo aquí junto a Vega. Siento la tranquilidad del verde de los árboles y sonrío al ver lo feliz que es Vega al poder correr libremente. Me siento en el suelo apoyada en un árbol mientras dejo que corra un poco en libertad, es lo que más le gusta de que la saque a pasear, poder correr unos minutos a sus anchas. Mi móvil empieza a sonar y veo que es Ana, eso significa que Hugo no está en casa y toca una de nuestras conversaciones que tan bien me hacen.

-¡Hola, Ana! ¿Ya se ha ido Hugo, verdad?- Digo con una sonrisa aunque ella no la pueda ver.

-Exacto, acaba de salir por la puerta y lo primero que he hecho es llamarte. ¿Cómo estás?- Ana, sin estar aún con su hijo ya me está tratando como una hija más, como si fuera de la familia. Cada día me pregunta cómo estoy y con ella puedo abrirme sin problemas, siempre tiene un consejo para darme.

-Estoy bien, cada día que pasa tengo más claro lo que quiero, pero no sé si será lo correcto. Me abruma pensar que al volver a estar junto a Hugo volveré a sentirme una asesina por todo lo que pasó con Daniel.- Hace ya cerca de dos meses dejé de penar que todo era culpa mía, Ana me hizo ver que el único culpable aquí era su marido del cual aún no se había atrevido a separarse.

¿Y si empieza con un juego?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora