22. Te daré fuerza.

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La vida a veces cambia de un momento a otro, sin esperarlo. Llega un huracán que hace que todo de un vuelco, te hace cambiar los planes y muchas veces te los arruina, pero cuando llega no se puede frenar. Llega sin avisar pero sin embargo no lo puedes parar, hay que aprender a vivir con los obstáculos que te pone la vida. Si los cálculos no me fallan ahora mismo ya habríamos aterrizado en Suiza y ya estaríamos camino a casa de mi madre, pero la realidad es otra. Ahora mismo nos encontramos en una sala de espera del hospital, una sala fría, donde la mayoría de la gente no hace buena cara, se ve temor en todos los ojos, todos tienen miedo de perder a un ser querido que, como Daniel, están luchando para poder seguir vivos.

Cada vez que pasan los minutos mis nervios aumentan, he ido viendo los minutos del reloj avanzar y seguimos sin noticias, ningún médico a salido a decirnos nada. Seguimos con esa incertidumbre de que puede estar ocurriendo en esa sala oscura donde Daniel se encuentra, puede ser que se esté recuperando, que todo vaya bien o por el contrario, puede ser que se esté apagando. Puede ser que el golpe haya sido más grande de lo que es mismo puede aguantar y su cuerpo no esté lo suficientemente fuerte para aguantarlo, de todas formas yo confío en él. Confío en que sacará fuerzas de donde no las tenga, se hará más fuerte que nunca y sabrá salir de esta. No se puede ir aún, no se puede ir sin verme ser feliz, tiene que luchar mucho aún y se se va será como dejarme huérfano, me quedaré sin la persona que me cuida y que me hace de padre cuando lo necesito.

-Una persona puede entrar a verlo- Una enfermera aparece y nos da la mejor noticia que nos podía dar ahora, podemos entrar a verlo. Eso, sin duda, debe ser buena señal.

-Entra tu, María. Eres su mujer y sin duda te lo mereces tu, nosotros nos esperamos aquí-Digo cogiéndole la mano a Eva.

-De eso nada. Estoy segura que si entras a verlo tu será como una bocanada de aire fresco para él, estará más feliz si entra a verlo aquella persona que él llama hijo- Estas palabras van directas a mi corazón ¿Me llama hijo de verdad?- Entra tu y dale esa fuerza que necesita, yo aquí estaré bien cuidada por Eva.

-Está bien.

Entro en esa sala pensando en que me encontraré una buena imagen de Daniel, pensando en que estará bien ya que nos han dejado entrar a verlo y iluso de mí no es así. Está lleno de cables, tiene los ojos entrecerrados y tiene el cuerpo lleno de heridas que delatan la sangre que ha llegado a perder. Él no me mira, no me busca con la mirada, no se ha dado cuenta de que he entrado, eso me rompe el corazón y hace que las lágrimas empiecen a recorrer mis mejillas sin poder evitarlo. No me gusta llorar pero esta vez no lo puedo evitar, no las puedo aguantar viéndole de esta manera, viendo como su cuerpo que ahora es débil se va apagando.

Recuerdo el día que ingresaron a mi padre en el hospital, ese día que pensábamos que también se iría pero que no fue así, sigue aquí donde guerra. Ese día aunque lo vi muy demacrado no conseguí soltar ninguna lágrima, hoy ha sido al revés, hoy no las he podido retener y gracias a eso me puede dar cuenta de quien es realmente especial para mí, quien me va sabido cuidar y a quien llevo en el fondo de mi corazón.

Me acerco a él y le cojo la mano que descansa encima de las sábanas blancas. Quiero transmitirle fuerza, esa fuerza que veo que le falta para seguir luchando. Al notar el contacto de su mano con la mía se ha percatado de que está acompañado, ha girado la cabeza todo lo que ha podido hasta llegar a verme y una sonrisa se ha marcado en sus labios. Esa sonrisa me conmueve, nadie en estas condiciones seria capaz de sonreír, en cambio, al verme él lo ha hecho, ha sido capaz de dedicarme una sonrisa, esa sonrisa que puede ser la última que haga.

-Hijo, estás aquí- Esas palabras salen con un fino hilo de voz, casi incapaces de oírse. Una voz cansada lo invade, pero escuchar esas palabras salir de él, ver como me dice hijo hace que más lágrimas salgan de mis ojos y que la mirada seme nuble.

-Sí, estoy aquí para darte fuerza, para ver como te recuperas, para estar presente cuando me necesites. Has hecho de padre, me has hecho muchas veces de salvavidas y no te merecías que te dejara solo en este momento. Me necesitas y aquí estoy.

-¿Al final no habéis huido? No entiendo como puedes seguir aquí si solo hay gente mala. Huye- Ahora recuerdo que él no sabe nada, no sabe que estábamos en un avión a punto de despegar, ese mensaje que le envié nunca llegó y probablemente sea porque en ese momento él ya había tenido el accidente.

-Estábamos en el avión a punto de irnos. Te envié un mensaje pero nunca te ha llegado, seguro que cuando te lo envié ese imbécil ya había chocado contigo. Sé que me vas a decir que me tendría que haber ido pero no podía dejarte así, bajamos del avión corriendo y venimos hacia aquí.

-Efectivamente, te tendrías que haber ido. Tienes que hacer tu vida y yo ye he arruinado tu viaje- Su voz cada vez suena más quebradiza y cansada, cada vez que habla su hilo de voz es más fino.

-No me has arruinado nada, por ti haría todo lo que estuviera en mi mano.

-Hugo, prométeme una cosa. Cuando me vaya cuida a María de la misma manera que lo has hecho conmigo todo este tiempo, no dejes que le pase nada y haz que sea fuerte, que no se venga a bajo y que siga viviendo su vida. No dejes que llore ni que lo pase mal, haz que ría aunque le vaya a costar, haz que vuelva a ser feliz- lo haré, haré lo que me pide y haré que María sonría aunque si se va el primero que no tendrá ganas de sonreír seré yo, pero por él lo haré- Y Hugo, haz feliz también a Eva, cuídala y sed felices juntos, os merecéis todo lo bueno que os pase. Juntos seréis imparables y indestrucutbles, a vosotros dos ni un huracán os va a separar. La quieres y eso no se puede negar, la quieres como nunca he visto que has querido a alguien.- Y razón no le falta, la quiero demasiado y por ella estoy dispuesto a luchar contra todos los monstruos que se acerquen, por ella me haré invencible- Y tú, prométeme que serás feliz pase lo que pase, prométeme que no llorarás por mi-estás últimas palabras casi no se oyen, se está cansando de hablar y le falta oxígeno para poder hacerlo.

-Te prometo que haré todo lo que me pidas, pero no te irás, serás fuerte-le digo apretandole la mano con más fuerza pero con suavidad para que note mi promesa, para que sepa que estoy ahí y que no le voy a mentir.

Entra una enfermera en la habitación, supongo que se ha acabado el tiempo, tenemos que dejarlo descansar.

-Tienes que salir, Daniel tiene que descansar-le hago caso, salgo de esa habitación blanca y típica de hospital, de esa habitación que nunca nadie desea estar.

Salgo intentando retener en mi memoria la última imagen de Daniel, no es la mejor, verlo intubado, sin poder abrir los ojos del todo y sin fuerzas para hablar me ha roto en dos, pero no quiero olvidarlo nunca, quiero tener a Daniel siempre presente dentro de mí.

¿Por qué siempre se van las mejores personas?
¿Por qué a las malas nunca les pasa nada y son las más libres?
Daniel, mi segundo padre pero el verdadero, no se merece todo lo que le está pasando, él tendría que estar protegido porque personas como él solo se merecen la máxima felicidad, no se merece que este sea su final y menos de esta manera. Personas buenas como él no se merecen este final, en un accidente en una carretera y sin ser su culpa. Él sólo se merece seguir viviendo, seguir siendo feliz.

Recorro los pasillos del hospital hasta llegar otra vez a Eva y María, ellas siguen esperando en esa frívola sala de espera donde nunca te llegan buenas noticias, siempre que estás ahí es porque algo malo pasa. Llego y sus caras han cambiado por completo, si antes estaban tristes ahora se ve desesperación en sus ojos, algo ha pasado y me he perdido, alguna noticia han recibido que no ha sido de su agrado, algo que no esperaban. No me ven llegar y eso hace que yo oiga algo que ellas no querían.

-Eva, Hugo no se puede enterar de esto. No le podemos decir el por qué del accidente.

¿Por qué no me puedo enterar? Me puedo poner en lo peor e imaginarme cualquier cosa, puede ser algo relacionado con el accidente de Daniel, quizás saben quien es el culpable, quien iba en el otro día. Quizás algo en la empresa no va bien, o quizás saben algo sobre la salud de Daniel y es algo que no va bien, pero no quiero imaginar, quiero respuestas.

¿Y si empieza con un juego?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora