21. Imprevistos.

401 31 1
                                    


Si semanas atrás me hubieran dicho que habría hecho este cambio no me lo hubiera creído. Desde que cambié siempre pensé que quedaría para sempre ese Hugo sin corazón, ese Hugo que no quería querer y ese Hugo que, a pesar de que el mundo lo quisiera él tenía un corazón de hielo, un corazón apagado dispuesto a no querer nunca más. Pero no siempre es así, las cosas, a veces, cambian o más bien te hacen cambiar, siempre puede llegar una persona en tu vida que te puede iluminar todo aquello que era de color negro, puede llegar ese alguien que te puede hacer resurgir y yo, tuve esa suerte. Eva llegó a mi vida para hacerme cambiar, para devolverme toda esa ilusión que tenía perdida, llegó sin previo aviso y sin avisar que más pronto que tarde rompería mis esquemas, mis normas y mis planes, llegó para ponerlo todo patas arriba, para hacer que crea en mi mismo, para hacerme fuerte y valiente, para ayudarme a luchar contra los monsutros que toda mi vida me han perseguido. Ella llegó para hacerme feliz.

Ahora lo dejaré todo atrás, dejo mi vida, mis rutinas y mis miedos aquí, en Madrid. Ahora me voy junto a Eva a un nuevo destino, Suiza. Iremos con mi madre, iré con Eva a buscar un futuro junto a ella, estaré junto las dos mujeres de mi vida. Desde que mi madre dejó Madrid, desde que decidió irse, la he echado de menos, cada noche soñaba con volver a verla, volver a abrazarla y volver a oír sus consejos. Ella tenía miedo a que Samantha y yo nos convirtieramos en personas arrogantes como mi padre, mi madre tenía miedo a que nos aliaramos a él y le hiciéramos la vida más imposible si se podía.
Por suerte ahora todo a cambiado, iré a verla junto a Eva, junto a la persona que ha hecho que me atreva a ir hacia ella, junto a la persona que quiere que luche por mis sueños.

En el aeropuerto los nervios crecen, noto mariposas en mi estómago, pero también noto el miedo. Tengo miedo a las consecuencias que puede conllevar cuando mi padre se entere que estoy con mi madre, me hará la vida imposible, buscará otra vez una excusa para quitarme la felicidad, pero creo que está vez le será más complicado por no decir imposible. Si dentro de poco estoy con las dos personas más importantes de mi vida será muy difícil que consigan quitarme la felicidad que estoy consiguiendo.

-¿Estás nervioso?- La voz de Eva me saca de mis pensamientos. Estamos sentados cerca de la puerta de embarque, ya hemos pasado el control y eso quiere decir que cada vez estamos más cerca de nuestro destino.

-Estoy nervioso, pero también tengo miedo-Busco la mano de Eva, quiero sentirla cerca, quiero sentir que está aquí conmigo pase lo que pase.

-¿Miedo a qué? Ya estamos juntos, ya nada nos va a separar. Seremos muy fuertes.

-Eva, hace mucho que no veo a mi madre, nunca me había atrevido a ir a verla por miedo a lo que podía hacer mi padre si me acercaba. Ahora me atrevo gracias a ti, gracias a que he luchado contra él pero ¿Y si hace algo si se entera que estoy con ella?

-Es tu madre, Hugo. Tiene derecho a estar con ella, a disfrutarla. Tienes derecho a quererla y hacerte querer por ella. No tengas miedo a lo que pueda pasar, disfruta de lo que estás consiguiendo siendo fuerte, disfruta del momento y de nosotros.

-Gracias por estar a mi lado. Gracias por confiar en mí cuando estaba hundido-Me acerco a ella buscando un beso, nuestro tercer beso. Desde Cádiz no he vuelto a notar sus labios, no he vuelto a notar como encajan a la perfección y como parecen hechos a medida para que se puedan besar. Quiero recordar lo que es besar a Eva, quiero un beso que ahora será diferente, será el primer beso con mis sentimientos claros, sabiendo que los dos estamos perdidamente locos el uno por el otro, sabiendo que estamos esperando un futuro juntos. Junto mis labios con los suyos, un beso suave, un beso cálido que me remueve mil cosas por dentro, un beso que me hace afirmar de nuevo que todo lo que siento por Eva es verdad. Este es un beso que no puede pasar desapercibido, es el primer beso de algo nuevo.

-¿Has avisado a Daniel? ¿Ya le has contado nuestro destino?- Cojo mi móvil y le muestro a Eva el mensaje que le he enviado a mi segundo padre, mensaje que aún no ha llegado y hace rato que ha sido enviado.

-Papá, me voy, nos vamos. Gracias por todos tus conejos y por hacerme fuerte. Ahora es el momento de seguir tus consejos, estoy en el aeropuerto junto a Eva rumbo a Suiza, nos vamos con mi madre. He sido valiente y he derribado al monstruo que intentaba comerme en silencio. Te echaré de menos, siempre que me necesites estaré aquí para ti sin dudarlo. Nos vemos pronto.

-Lo quieres mucho ¿verdad?- asiento con la cabeza, lo quiero mucho, lo quiero como un padre de verdad.

-Lo quiero como si fuese mi padre real, si algún día le pasa algo me romperé del todo. Será un palo muy duro, será como un jarro de agua fría.- Eva me mira como si sintiera pena por mi, ella siempre ha tenido una familia formal. Ella siempre ha podido convivir con su madre y su padre juntos, sus padres nunca le han querido quitar sus sueños y siempre han luchado por su felicidad. La envidio, en ese sentido la envidio, a mi siempre me hubiera gustado tener una familia sólida y junta.

-Pasajeros con destino Suiza, embarquen por la puerta 23- La voz suena por megafonia, ese es nuestro vuelo, nos toca subir al avión. Nuestros destino cada vez está más cerca.

-Ya queda menos para que puedas conseguir tu felicidad, estás a escasos pasos. Justos los que te separan de ese avión.- Las palabras de Eva me reconfortan, tiene razón, mi felicidad está muy cerca.

Enseñamos las targeta de embarque y los DNI's y subimos al avión. Los aviones siempre me han dado respeto, es como si viera imposible que eso se pudiera sostener ahí arriba en el cielo, siempre pienso que algo me va a suceder ahí arriba. He viajado varias veces por trabajo y todavía no he sido capaz de quitarme el miedo aunque ahora será el momento de acostumbrarme. No he dejado mi trabajo, trabajaré a distancia y eso conllevará tener que trasladarme algunos días a Madrid y coger al avión.

Nos sentamos en los asientos que tenemos asignados, a mi me tocaba la ventana pero como a Eva le hacía ilusión ver el paisaje se lo he cedido, haré todo lo que sea posible por ella. Las azafatas indican que pongamos los móviles en modo avión, dentro de poco empezaremos a despegar. Me dispongo ha hacer lo que piden cuando mi móvil empieza a sonar, es María. Ella nunca llama, solo llama para cosas importantes así que no dudo en cogerlo, las azafatas y el piloto puedes esperar a iniciar el vuelo.

-¿Qué ocurre María? Estábamos a punto de despegar-Oigo su respiración agitada al otro lado de la línia, algo no va bien, sé que algo pasa.

-Hugo, Daniel ha tenido un accidente de coche, iba hacia Madrid pero un coche se ha chocado contra él. Está en el hospital, no saben si se va a recuperar-Sus palabras me sientan como un jarrón de agua fría, hace unos minutos le estaba diciendo a Eva lo importante que era Daniel para mi y ahora se está debatiendo entre la vida y la muerte, así de un momento a otro.

-Ahora mismo voy María, ahora mismo bajo del avión. Me da igual todo, atraso mi viaje, Daniel es importante, me necesita a su lado.

-No lo hagas Hugo, se feliz, te toca. Es hora de que busques tu felicidad.

-No puedo ser feliz pensando en que le puede pasar algo a Daniel. Voy sin pensarlo.- Eva me mira asustada sin entender nada- Nos bajamos del avión.

Con súplicas le pido a las azafatas que me dejan bajar del avión, las puertas ya estaban cerradas y por eso me lo impedían pero al verme completamente desesperado nos han dejado bajar.

-Todo irá bien, saldrá de esta - Eva intenta animarme pero todas las palabras que ahora puedan decirme son en vano. Ninguna sirve, mi preocupación es mayor. La persona que me ha hecho de padre ahora es más importante que cualquier cosa.

El día había empezado bien, Eva y yo nos íbamos y había aprendido a ser valiente. Ahora todo a vuelto a su oscuridad, ya no estamos en ese avión, estamos otra vez tocando suelo firme de Madrid dirección al hospital, buscando un mínimo de esperanza que todo fuera bien, esperanza para que Daniel pueda salir de esta. Le queda mucho por luchar, tiene mucho que enseñarme aún, mucha vida le espera. Lo veo capaz de quererme mucho y bien aún, me tiene que ver feliz. Tiene que verme cumplir mis sueños.
Si le pasa algo dejaré de confiar en la felicidad, si se va creeré que esta no existe y que todo son falsas esperanzas. Necesito estar a su lado y ver que todo se ha exagerado y poder comprobar con mis propios ojos que será fuerte y va a salir de esta.

Papá, has hecho que sea feliz con Eva, no puedes irte ahora. Te vas a recuperar y con tus consejos me harás de nuevo la persona más feliz del mundo, porque gracias a ti haré a Eva feliz y si ella lo es, yo lo seré.

¿Y si empieza con un juego?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora