Capítulo I.

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Notas:

He decidido por publicarlo por partes mejor, siento que de ese modo será más fácil llevar el hilo y no en un One-Shot tan largo. Será más agradable la lectura, quiero creer.

¡Gracias a las personitas que leyeron!

Sin más que decir, ¡disfruten el capítulo!

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Había abierto sus ojos de una manera tan lenta, rogando con todas sus fuerzas que, todo lo que estaba sucediendo, fuera una total pesadilla.

Pero había dolor.

Dolor era lo que le picaba por todo su cuerpo. Podía hasta sentir dolor en la punta de sus cabellos rojizos y, dicho dolor, era un fuerte recordatorio de que lo que estaba viviendo era real, que estaba ahí y que no era producto de algún sueño o un hechizo extraño.

Había sido capturado y lo estaban torturando hasta agonizar. Desde hace días que ni siquiera prestaba atención a las maldiciones que le lanzaban a su cuerpo. Incluso, algunos de sus captores, no hacían el uso de su varita y preferían golpearlo hasta que él se desmayara.

No tenía idea de cuánto tiempo era el que llevaba encerrado en ese calabozo, podrían ser solo días o incluso un par de semanas, pero él lo sentía como si fuesen meses. Probablemente querían que se volviera loco y que no quedará ningún rastro de su alma -de lo que alguna vez fue- antes de matarlo.

Al principio, y reflexionó que solo fueron un par de días, no le habían hecho absolutamente nada. Recordó que despertó en un lugar totalmente oscuro, en una posición bastante incómoda, y que olía demasiado a humedad; del asco que le dio ante ese horrible aroma fue que despertó de golpe. Trató de enfocar mejor su vista para ver donde diablos estaba, pero lo único que logró ver fue una antorcha que iluminaba un poco pudiendo apreciar que, enfrente de él, había barrotes. Extrañado, guardó silencio lo mejor que pudo e intentó escuchar algo. Más no hubo nada. No había sonido alguno alrededor, ni voces que escuchar. En ese momento fue que la desesperación y el miedo le llegaron de golpe y, poco a poco, recordó los eventos que habían pasado horas antes.

No entendía cómo había sucedido. Un momento estaban luchando con y al lado de Harry Potter, después recordando que este se descuidó. Recordó con horror exactamente el momento en el que Harry volteó hacía un lado e ignoró a ese ser, bastando solo aquel acto de descuido para que la imperdonable lo alcanzara y pasara ese suceso desafortunado. Le había golpeado de lleno en el pecho. Harry Potter, su mejor amigo, a quien consideraba su hermano, había caído en manos de Lord Voldemort.

Logró sobrevivir junto a Hermione. Escucharon una fuerte risa proveniente de Voldemort y, en cuestión de segundos, el resto de los mortífagos se le unían a celebrar la caída del Niño que Vivió. Ambos, al haber visto a su mejor amigo caer, trataron con las fuerzas que les quedaban de llegar a su cuerpo y rescatar lo que quedaba de él. Tuvo un vago recuerdo, en el cual, Hermione había dejado de correr junto a él, pero solo era capaz de recordar haber escuchado que ella gritaba su nombre pidiéndole que se detuviera; él estaba tan distraído en su dolor, y en querer alcanzar a Harry, que no se dio cuenta de aquel hechizo que iba contra él, dejándolo inconsciente. Ya no lograba recordar nada más, solo veía negro.

La tristeza lo invadió de repente y, sin más, comenzó a llorar. No le importó si alguien lo escuchaba, seguramente alguien ya se estuvo burlando de su sufrimiento. Habían perdido ¿qué más daba ya? Nada que hiciera iba a poder traer a Harry de regreso, probablemente su familia también estuviera muerta para ese entonces, sus amigos, Hermione.

Before you goDonde viven las historias. Descúbrelo ahora