Capítulo VII.

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Notas:

¡Muchas gracias a todas las personitas que leyeron!


Disfruten el capítulo.


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Justo cuando creyó que las cosas iban a estar mejor con Lucius, se equivocó. Ron ingenuamente creyó que, una vez que encontró ese libro y esa nota en su habitación, había logrado lo que quería.

Cuando miró el libro, había pensado que era una ilusión, pero solo bastó con que tocara el libro con sus dedos para comprobar que era real; que el hecho de que le prestó uno, como se lo había pedido, no fue producto de su imaginación. No negaría lo grato que fue y, después del coraje que le hizo pasar el título, sintió como un pequeño calor se extendía por su estómago por ese simple acto.

No obstante, con la nota había sido diferente. Ron se había emocionado bastante y, malamente, pensó que ahora si podía acercarse a Lucius sin ningún temor, porque fue cómo lograr lo que quería para sus avances con el mayor.

Ron no tuvo que quemarse la cabeza pensando en que momento acercarse a Lucius Malfoy, ya que un par de días después del pequeño banquete que les realizaron, Draco le había dicho que era un inútil en lo de los jardines y que les dejaría ese trabajo a los elfos. En ese preciso momento, supo que volvería a encarar a Lucius. A pesar de que le daba una sensación cercana a la alegría por ello, recordaría por siempre el como le temblaron las piernas al estar solo, otra vez, con él y el temor que le producía pensar que se le podía acercar y acorralarlo de nuevo. Sin embargo, se tragó todos sus miedos y se acercó, con el libro en mano, agradeciendo el gesto igual a como Lucius lo había hecho con su nota.

Fue inútil.

Lucius lo había ignorado totalmente.

Al principio lo dejo pasar, mas insistió. En varias ocasiones siguientes a esa, le preguntó por el significado de alguna palabra que no entendía, otras veces para comentar algo sobre el mismo libro, que había leído más lento de lo normal para tener ideas; inclusive, Ron hasta había llegado a comentarle cosas sobre el clima, exasperándose demasiado y cada vez más al no ver resultados. No entendía como ninguno de sus intentos había funcionado, simplemente Lucius no lo dejaba acercarse. Había tratado hasta el cansancio lograr que el hombre le dirigiera más que simples sílabas.

Imaginaba que, probablemente, era por desconfianza lo que hacía que Lucius no se sintiera cómodo con él. Pero pensaba en como él debería de ser la persona que se sintiera incómoda con esa situación, ¡no el otro! No es como si pudiera hacer algo en su contra si le contaba algo que no debía saber, ni siquiera podía ni usar magia, sumándole que no sabía quiénes de la Orden habían sobrevivido como para tratar contactarse con ellos y lo ayudaran; aún así, sabiendo todo eso, Lucius se atrevía a hacerse el ser más digno e ignorarlo.

Sin embargo, en ese tiempo se había tomado un poco el tiempo para, por fin, pensar en la pregunta que le había hecho: «¿Qué estás dispuesto a hacer para que yo este de tu lado?» Lo había meditado mucho, preguntándose un sinfín de veces si valía la pena hacer lo que a Lucius le placiera con él y, la respuesta ante su pregunta, siempre lo dejaba vacilando.

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Para él, sí valía que lo usará como le placiera, mientras pudiera tenerlo de su lado. Y, para su pes,ar, no tenía un mejor plan, así que él estaba dispuesto a hacer lo que fuera con tal de que lo dejará andar libre, buscando por la mansión, algún lugar para poder irse o, tan solo con que le pudiera preguntar por los suyos y le dijera quienes estaban vivos o muertos.

Before you goDonde viven las historias. Descúbrelo ahora