Capítulo XII.

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Notas:

¡Gracias a todas las personitas que leyeron!

Advertencia: Contenido +18

Disfruten el capítulo.

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El mes de enero había comenzado a finalizar, queriendo darles la bienvenida a las heladas temperaturas de febrero. Estos días, el clima había sido cruel con las lluvias tan fuertes y el cielo tan gris, dando una sensación de pesadumbre que no dejaban disfrutar lo poco que quedaba de esa temporada invernal; seguía pareciendo como si el clima iba en sintonía con lo que estaba pasando allá afuera, donde sabía era lugar de pura muerte y una dictadura que deseaba ignorar, por el momento, lo más posible.

En climas como ese, era que extrañaba más a su familia, a Harry y Hermione. Esos días hacían que su corazón se sintiera pesado, eran esos días que lograban ponerlo deprimido por todos los problemas derivados por la manera en la cual había terminado de esa manera tan drástica. Era un tremendo pesar, pero era lo único en lo que había estado pensando últimamente.

Pero había algo en especial que había comenzado a agobiarlo de sobremanera: había comenzado a tener pesadillas. Se estaba sintiendo tan cansado, ante esa situación en la que se encontraba, y que lo tenía desesperado al no saber que hacer para poder evitarlas.

Al principio no les había tomado importancia, siempre había tenido pesadillas y él sabía que tenía de pesadillas a pesadillas. Había unas que podían ser cortas y rápidas, donde solamente se despertaba con el corazón acelerado y, una vez que se tranquilizaba podía volver a dormir. Esas pesadillas no le atormentaban del todo, eran hasta normales por el estilo de vida que había llevado y, realmente, esas no le angustiaban. Tenía unas bastante peores y esas eran largas y precisas.

Las pesadillas de ese estilo, que le hacían repetir escenarios indeseados, o le mostraban cosas de las que no quería enterarse, o hacer cosas de las que no quería ser participe, eran esas pesadillas que lo hacían despertarse llorando, gritando, sudando o las tres juntas; esa clase de pesadillas eran la que lo agobiaban a tal grado de ya no poder regresar a dormir y ver sombras entre la oscuridad, escuchar gritos que parecían ensordecerlo y hacerlo sentir dolores que, su memoria, tenía muy bien resguardados.

Él deseaba que lo peor fuera eso: soñar. No obstante, habían comenzado a atormentarlo a tal grado que había preferido no dormir tanto, por las noches, para evitar esos horribles actos por parte de su mente; pensaba que era mejor dormir solo unas pocas horas para así caer por agotamiento y falta de sueño, solamente viendo negro al final. Evitaba a toda costa soñar, pero había estado notando que su cuerpo ya lo estaba sintiendo.

En su rostro había unas ojeras tan oscuras, sus ojos estaban demasiado rojos al finalizar el día y su piel había comenzado a tornarse más opaca, incluso ya estaba afectando su alimentación. Trataba de que la actitud que había tenido, con el paso de los meses, siguiera como tal, quería impedir con todas sus fuerzas que se le notaran aquellos cambios y que alguno de los Malfoy comenzará a cuestionarlo. Aunque, trataba de ser positivo y aparentar que nadie lo había notado todavía, mas sabía que era cuestión de tiempo para que alguno de los dos hombres percibiera sus cambios, tanto de actitud como físicas; estaba casi seguro de quién podría ser el primero en notarlo. Pero no dejaría de intentar ocultarlo y prefería perderse pensando en un detalle que hasta hace unos días atrás había notado.

Estaba experimentando sentir unas cosas extrañas, no eran unos sentimientos comunes y se cuestionaba si eran por la cuestión de las pesadillas o de los arranques de depresión, pero había comenzado a experimentar una clase de anhelos que no había tenido antes; fue hasta que los descubrió, por sus noches de desvelo, que comenzó a sentir esos anhelos con más intensidad.

Before you goDonde viven las historias. Descúbrelo ahora