The Guy of Tattoos© (Cancelada)

Capítulo 5.

        Opal siguió a Athan hasta donde una reluciente moto negra estaba estacionada. Al caer en la cuenta que era suya, caminó unos pasos hacia atrás, llamando la atención de Athan. 

        —Sube —ordenó sentándose y mirándola fijamente. 

        —Eh, mejor me pierdo matemática.

        «… pero seguiré viva» pensó en su interior. 

        —No seas cobarde —estiró el brazo y atajó la muñeca de Opal para atraerla hasta la moto —. Sube. 

        —No —negó intentando zafarse de su agarre. 

        Los ojos de Athan se cerraron mientras respiraba lentamente. Parecía como si intentara calmarse y mantener su carácter a raya. 

        —No lo repetiré una vez más: sube, ahora, Opal —ordenó remarcando cada palabra. 

        Opal hizo acopio a toda su fuerza de voluntad y se subió tras él, con las manos temblandole de los nervios. Le costó, ya que ese vaquero no le permitía hacer demasiados movimientos, pero logró sentarse con la espalda de Athan casi tocándole el pecho. 

        —Coloca los pies aquí —se inclinó y tomó la pierna de Opal para colocarla en el lugar debido — y sujétate. 

        —¿D-de donde? 

        Escuchó como Athan soltaba un bufido. Sin mirar, el chico le agarró las manos y las colocó alrededor de su torso, pegandola más a él. Sintió su corazón corriendo tan desbocado que temió a que Athan lo sienta por su espalda. 

        Intentó agarrar sus manos sobre la remera blanca del chico de tatuajes, pero le fue imposible. Podía sentir como su cuerpo emana el calor corporal hacia ella. 

        —¿No tienes un casco? —se animó a preguntar. 

        Athan la miró sobre su hombro, por suerte Opal era mucho más chica que él, o sino su nariz hubiera chocado contra la mejilla del chico. 

        —Claro que no, niñata —e hizo una mueca parecida a una sonrisa. 

        Luego de eso, la moto cobró vida debajo de ella, haciendo que inconscientemente se apriete más contra Athan. Un segundo después, salió a toda velocidad por la calle hasta adentrarse en la avenida atestada de autos. Fue esquivando en zic zac provocando que el estómago de Opal lo sienta en la boca. Siquiera recordaba quien era el que manejaba, solo estaba preocupada en apoyar la cabeza contra la espalda del chico procurando no abrir los ojos mientras los músculos de su cuerpo se tensaban al hacer tanta fuerza. Cuando salieron a calle abierta, donde ya no había tantos autos, la moto adquirió algo más de velocidad, pero el estómago de Opal se había asentado lo suficiente como para no vomitar. Sintió la adrenalina bajo su piel, lo que la animó a abrir los ojos. Todo pasaba a sus lados con velocidad sin dejarla leer en que calle se encontraban. Debía admitir que era fantástico la sensación que su cuerpo tenía, sentía que podía hacer cualquier cosa, algo vagamente posible. 

        Cuando Athan paró en un semáforo rojo, Opal se animó a despegar su mejilla de su espalda y hablar: 

        —¿En que te encubrí? —su voz sonó baja, temerosa, pero a pesar de los ruidos del motor de la moto y los autos que los rodeaban, Athan la escuchó. 

        —No es tu asunto.

        —Sí si yo fui tu coartada… 

        Athan miró sobre su hombro dandole una mirada fulminante y fría. Opal apartó los ojos e intentó separarse más de él, aunque teniendo en cuenta que sus manos estaban alrededor de su torso, no hubo mucho resultado. La sensación de adrenalina se esfumó aún cuando seguía sobre la moto. Quería bajarse, apartarse de él con diez metros de distancia entre ellos.