Capítulo 24.

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Opal se quedó de pie sintiendo que su corazón engordaba a cada segundo. Una cálida sensación la atravesó por debajo la piel, extendiéndose por todo su cuerpo. Toda la ansiedad, la tensión que había en sus hombros desapareció en un abrir y cerrar de ojos. No pudo evitar sonreír. Miró las Sweet Pea y las tomó para luego olerlas. Su aroma, dulce y suave, le impregnó la nariz, reconfortándola. Dejó la flor y el papel sobre la cama y tomó ambos libros sintiendo que iba a caerse en cualquier momento. El primero era Orgullo y Prejuicio de Jane Austen, con tapa dura de color azul y con las hojas algo amarillas. El segundo era Lo que el Viento se Llevó de Margaret Mitchell, y al igual que el otro, su tapa era dura pero de un rojo oscuro. Eran libros viejos, unas reliquias. Y eran la primera edición.

No lo podía creer. Sí el hecho de que Athan se haya metido en su cuarto por la ventana sin su permiso, claro que eso era muy al estilo de él, pero esos regalos no. O, al menos, creía que no. Deseó tenerlo ahí, poder abrazarlo, oler su aroma. Sus pensamientos se volvieron cada vez más serios, cosa que la debió preocupar, pero por primera vez, no tenía miedo. ¿Se estaba enamorando del chico de tatuajes? No había que mirar dos veces la sonrisa que ocupaba lugar en su rostro para saber la respuesta a eso. Pero luego de todo, luego de aquellas últimas semanas y todo el tiempo que pasó con Athan, creía que a él también le gustaba mucho.

Olvidando el mini-enfado que había tenido dos días atrás con él, tomó su celular y marcó el número rápidamente. Al segundo timbre atendió.

—Niñata —Opal sintió que su corazón comenzaba a latir verdaderamente rápido.

—Hola —caminó hasta la ventana abierta y miró hacia afuera —, solo quería decirte gracias, por las Sweet Pea y los libros.

Se mordió el interior de su mejilla.

Escuchó una suave risa al otro lado de la línea.

—No tienes que agradecerme nada, es tu cumpleaños.

—De todas formas —insistió con una sonrisa —. Me ha encantado. ¿No se suponía que estarías fuera de la ciudad por unos días?

—Me tomé un tiempo fuera. No iba a dejar de lado el cumpleaños de mi chica.

Compensaba a dolerle las mejillas por sonreír tanto.

—¿Y cómo supiste que era mi cumpleaños? Nunca te lo dije.

—Y eso estuvo muy mal, niñata —Opal estuvo a punto de decir que él nunca le dijo nada, pero prefería no pelear en esos momentos —. Pero tu amiga de ojos grandes me lo dijo y me amenazó con que si no recordaba este día, me... bueno, sus palabras fueron algo que haría que Zenda aplauda orgullosa.

La castaña rió imaginando a Cloë ir con su mentón en alto enfrentándose al chico de tatuajes. Y podía imaginar perfectamente que tipo de palabras usó.

—Realmente se preocupa por ti —dijo.

—Tanto como para hacerte frente —sonrió recordando en ese tiempo en el que Cloë se había vuelto histérica porque Opal estaba cerca de Athan.

—Exacto.

La línea quedó en silencio por unos segundos. Opal se preguntó dónde estaría o que estaría haciendo, pero nada podía responder a esas preguntas más que el chico de tatuajes.

—¿Estás bien? —preguntó Athan haciendo que la castaña frunza el ceño hasta caer en la cuenta.

—¿Lo escuchaste? —claro que lo había hecho, las voces altas de su hermano y padre podían haber llegado hasta la casa de al lado —. Si, estoy bien.

The Guy of Tattoos© (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora