Capítulo 25.

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Hubo un problema, así que tuve que volver a subir el capítulo :)

Dedicado a todos ustedes, Tattoosers.


La semana pasó mucho más lenta de lo que Opal hubiese querido. El jueves, siendo Nochebuena, la familia materna de Chantal fue a cenar con ellos junto a un callado y bien vestido Joey. No hubo discusiones ni pleitos familiares. Por primera vez, aparentaron ser una familia feliz y perfecta.

La castaña no pudo evitar pensar que eso estaba demasiado lejos de la realidad.

Mayormente —por no decir siempre—, le gustaba las festividades, pero las cosas seguían demasiado frías con su padre como para ignorarlas. Habló con algunos de sus primos lejanos, con su hermano y luego de brindar a la medianoche, su celular comenzó a vibrar en el bolsillo de su pollera. Sin que nadie repare en ella, salió al porche y se apoyó en el barandal. La nieve caía y el viento la hacía estremecer. Deseó haber tomado un abrigo, ya que su camisa negra de manga larga, la falda y las medias gruesas de invierno no paraban el frío pasar hacia su piel.

—Hola —dijo mirando a la casa de enfrente llena de luces —. Feliz Navidad.

—Feliz Navidad, niñata —la voz gruesa de Athan se escuchó desde el otro lado de la línea —. ¿Está divertida la fiesta?

—Podría ser peor —acotó encogiéndose de hombros, aún sabiendo que él no podía verla —. Y tú, ¿siquiera me esta permitido saber dónde estás? ¿Marte o Júpiter?

—Venus.

Opal chasqueó la lengua.

—Habría apostado por Júpiter.

—Eres un asco en las apuestas, Opal, tenlo siempre en cuenta.

La castaña rió por lo bajo hasta que la línea quedó totalmente en silencio.

—No soy fan de las fiestas, de hecho, no las celebro desde hace mucho —escuchó que dijo Athan de repente.

—¿Y por qué?

—No era... fácil —murmuró.

—Y seguimos con las respuestas con acertijos.

—Siento que si las sigo usando me terminarás dando uno de esos golpes fuertes que le das a la bolsa.

—Eso es cierto —rió —, así que es mejor comiences a ser más concreto.

—Pronto te voy a contar todo, Opal, lo prometo.

Opal miró hacia el techo del porche, iluminado por las luces de colores que adornaban toda la parte delantera de la casa.

—¿Realmente lo prometes, Athan?

—Yo no hago promesas falsas, si lo prometo lo cumplo —dijo —. Solo debes darme un tiempo para..., adaptarme.

—¿Adaptarte?

—Si, a confiar en alguien.

—¿No confías en Lennen y Zenda?

—Ellos están más cerca de mi mundo de lo que algún día tu lo puedes estar, es diferente.

—Eso no tiene ningún sentido —chasqueó la lengua —, pero no importa. Intentaré ser paciente.

—Genial —la castaña pudo escuchar unas voces bajas e inentendibles desde el otro lado de la línea —. Ya debo irme. Nos vemos en unos días, niñata.

—Adiós, Athan.

Cortó la llamada y guardó ambas manos entre sus brazos cruzados. Deseaba quedarse unos minutos ahí afuera, a pesar de la falta de abrigo y el frío, la tranquilidad libre de voces chillonas y ebrias era un regalo después de tantas horas.

The Guy of Tattoos© (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora