Capítulo 23.

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LEAN LA NOTA AL FINAL DEL CAPÍTULO, POR FAVOR. 


Opal pestañeó con sorpresa e intentó rápidamente salirse del agarre de ese hombre, pero a pesar de todas las bebidas que su aliento delataba que había él consumido, no hubo forma de separar su espalda de la pared fría.

—¿Q-qué quieres? —dijo empujando con sus manos el pecho del hombre.

—Solo divertirme, preciosa —su mano se movió por la cintura de la castaña hasta llegar un poco más abajo de su cadera, a pesar de que Opal no dejaba de retorcerse como una oruga.

Opal sintió su corazón en sus oídos, fuerte y veloz como su respiración. Aquella cálida sensación que había perdurado en ella luego del embriagador beso con Athan, fue reemplazado por un líquido frío por todo su cuerpo. Tenía miedo.

—Déjame —gruñó entre dientes haciendo fuerza para apartarlo o para que alguien notara su problemática situación, pero nadie pareció notar nada extraño en ellos.

—¿Y por qué haría eso? —sonrió cerca de su rostro, provocando que la castaña sintiera la bilis en su boca.

—Por favor —murmuró aún resistiéndose para salir del encierro que se había formado entre el cuerpo del hombre y la pared.

Una mano la acarició la mejilla, era callosa y dura, que no hizo más que aumentar las náuseas que sentía. Miró a través de la oscuridad, pero solo notó unos ojos claros, cabello muy corto y tatuajes en el cuello.

—No —sentenció antes de tomarla con fuerza de la cintura y del brazo y tirar de ella para dirigirse hacia el mismo pasillo donde estaban los baños.

Opal, ahogada en pánico, golpeó el estómago del hombre con fuerza, haciendo que este se doble en si mismo y por un segundo, suelte a la castaña. Ella no esperó y comenzó a alejarse de ahí con dificultad gracias a todas aquellas personas bailando apretadas. Iba a mitad de camino cuando una mano la agarró fuertemente del brazo y la zarandeó. Opal se colocó en posición para golpear otra vez, pero no fue su puño el que chocó contra el rostro del hombre. En un segundo, Opal se liberó del agarre del hombre y un brazo tiró de su cintura hasta que estuvo lejos de él y protegida por la espalda del chico de tatuajes.

—No la toques —gruñó Athan con los brazos tensos, al igual que los músculos de su espalda, y con los puños agarrando el cuello de la remera del ebrio.

La música paró. La gente pareció notar el intercambio de golpes y se reunió alrededor de ellos tres. Opal no sabía que hacer, estuvo a punto de pedirle al chico de tatuajes que se vayan de ahí cuando este golpeó con su puño el estómago del hombre. Este soltó un quejido sin aire antes de que el puño de Athan choqué con fuerza en su rostro. La castaña pudo escuchar con claridad el sonido del hueso de su nariz rompiéndose.

—No... sa-sabía que... estaba con-contigo —murmuró el hombre con dificultad mientras caía de rodillas en el suelo.

—Y ahora lo sabes —rugió el chico de tatuajes antes de golpearlo una y otra vez.

Opal intentó tomarlo del brazo para que pare, pero Zenda tiró de ella al gentío, que animaba la pelea con euforia.

—No, Opal —le dijo negando con la cabeza.

La castaña miró con desesperación la escena frente a ella. El hombre parecía estar a punto de perder la conciencia, o algo peor. Su rostro sangraba, un ojo ya no lo podía abrir y todo su cuerpo se sacudía de dolor por cada golpe que recibía de Athan, quien estaba sobre él como un depredador hambriento.

The Guy of Tattoos© (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora