Afortunado

127 18 0
                                    

—Por cierto, no he preguntado tu edad, ¿Cuantos años tienes Danny?— Preguntó Dakota, quien estaba sentada a su lado, llevaban un mes de conocerse, aún así ambos habían formado una extraña conexión.

—¿Por qué?, ¿Me veo tan viejo?— Preguntó el hombre con una pequeña sonrisa, después de terminar su turno en el hospicio, el hombre pasaba por el departamento de ella para charlar, ambos entendían que querían olvidar los malos recuerdos del pasado, junto con esa habilidad que ambos veían como una maldición y no necesitaban preguntar, ni mencionar nada referente a su pasado o resplandor, él había visto algo así como un resumen de la historia de Dakota en cuanto se conocieron, lo que Danny no iba a negar es que sentía curiosidad por como se había desarrollado todas esas situaciones que pudo ver.

Ella soltó una pequeña risa al tiempo que negaba.

—No claro que no, es solo simple curiosidad— Respondió encogiéndose de hombros.

—Entiendo, treinta y siete años y contando, ¿Qué hay de ti?

—Veintiocho años y contando.

—Ahora si me debo de sentir viejo— Bromeó el hombre soltando una pequeña risa.

Siendo franco consigo mismo era la primera vez que reía y bromeaba así en muchos años y que sinceramente en un punto de su vida creyó que nunca lo volvería a hacer.

—No lo eres, son sólo nueve años de diferencia— Comentó la castaña.

Daniel tenía algo que la hacía confiar en el, probablemente era su resplandor, no lo sabía pero el emanaba paz y confianza que la rencofortaban, era consciente de que el tenía algo que ver con la situación que inevitablemente se avecinaba, aún así no quería pensar en eso, no ahora.

Él la miró y no lo negaría Dakota Hanscom era una mujer hermosa, dejo de sonreír para detallarla detenidamente de sus facciones, era de piel morena, cabellos castaños, nariz respingada, portadora de unos hipnóticos ojos cafés y unos labios perfectos. Cuando sintió la mirada de él sobre su persona Dakota también lo miró fijamente, estaban a unos cuantos centímetros uno del otro y una extraña tensión se formó entre ellos.

Lentamente él hombre se acercó a ella hasta estar a solo unos centímetros de su rostro, podía sentir el cálido aliento de ella chocar con el suyo.

Dakota no se movió, se quedó estática en su lugar, al margen de las acciones del hombre. Lentamente la distancia se volvió nula, los labios de Danny se posaron sobre los suyos, dando inicio a aquel beso y del cual ella comenzó a corresponder, posando sus manos sobre los hombros del ojiazul, Danny profundizó el beso, mordiendo levemente el labio inferior de la joven haciendo que entre abriera su boca, su lengua se adentro en su cavidad bucal recorriendola con ímpetu y de un momento a otro el beso se volvió más necesitado y pasional, Danny lentamente la recostó sobre la cama al tiempo que se posicionaba sobre ella y con sus manos comenzaba a recorrer desde sus muslos subiendo lentamente hasta llegar a su blusa, dónde adentro una de sus manos sintiendo la piel caliente de su abdomen comenzando a recorrerlo con necesidad, haciéndola estremecer y arquearse ante el placer, se separó de ella por la falta de aire, tras recuperarlo fue hasta su cuello comenzando a repartir besos húmedos y pequeñas mordidas a este arrancándole uno que otro suspiro y gemido.

George, su recuerdo la golpeó como un balde de agua fría, ¿Qué demonios estaba haciendo?

—No— Soltó entre suspiros, posicionando sus manos sobre sus hombros y empujándolo levemente haciendo que el detuviera sus acciones y la mirase fijamente con las pupilas dilatas por el placer.

—¿Qué?— Preguntó con la respiración agitada.

—No puedo.

Daniel se separó de ella desconcertado ante su repentina negación, se sintió frustrado, no molesto porque sabía ella probablemente tenía sus razones, él volvió a su posición original y ella se reincorporo sentándose.

—Lo siento— Se disculpó Dakota con un suspiro lleno de pesadez.

—Lo entiendo, fue mi culpa, no debí de hacer eso en primer lugar.

—No fue tu culpa, fue la mía, no puedo hacer esto porque ya hay alguien a quien amo y aunque estemos separados sentí como si lo estuviera traicionado— Confesó, era verdad pese a ya no estar con George él sentimiento de estar con alguien más que no fuera él la hacía sentir culpable.

Está vez el turno de suspirar fue de el hombre, ella ya tenía a alguien y al parecer lo amaba demasiado como para pensar que lo traicionaría si se acostaba con alguien más pese a como ella dijo estar separados.

—Es un hombre afortunado.

—Lo es, por eso mismo lo dejé, tengo miedo de que algo malo le suceda si está conmigo, tengo la mala suerte de atraer problemas.

—¿Cómo se lo tomó él?

—No muy bien, me dijo que podríamos superar los obstáculos juntos, pero mis obstáculos no son normales ni fáciles de afrontar, tú mismo lo viste y lo sabes.

—Te ama demasiado— Admitió el hombre.

—Lo se, por eso mismo no puedo hacer esto, no a George, se por mi mamá que después de que lo deje no paro de insistir en buscarme para arreglar las cosas.

—Se llama George, ¿eh?

Dakota asintió, bajo la mirada, lo extrañaba demasiado, pero ahora más que nunca no debía de estar con él, no cuando algo se acercaba inevitablemente a ella.

—Si, pero honestamente no creo poder estar más con él.

No cuando sus problemas no parecían tener fin.

Danny la miro con sus intensos ojos azules y la tomo de los hombros haciendo que ella le mirara fijamente, tenía un atisbo de esperanza, él también sabía que conocer a Dakota no había sido una coincidencia, no cuando ella tenía la misma habilidad que la suya, ni tampoco que ella llegará en el momento que él buscaba un cambio en su vida después de tocar fondo, no, ella no era una coincidencia, no creía en el destino pero podía asegurar que si existía uno, ella era parte de él.

—¿Lo quieres proteger?

—Si.

—Se que lo amas, pero quisiera que me dieras una oportunidad, toda mi vida ha sido una mierda, lo sabes, nunca eh sido feliz, no hasta que te conocí, es exagerado porque llevamos una semana de conocernos, aún así gracias a ti eh sonreído y reído por primera vez en años, no, probablemente la primera vez en mi vida, no me había sentido en paz desde lo que me ocurrió treinta y dos años atrás en el Overlook.

Ella lo sabía, lo había visto, toda la vida Danny había sido miserable y triste, se había refugiado en el alcohol para reprimir su resplandor al punto de volverse un alcohólico, había estado solo a partir de la muerte de Wendy, su madre, en su vida jamás había pasado algo bueno.

Se compadecía de él, no le tenía lástima, no, simplemente se compadecía de él y todo lo que había vivido.

—De acuerdo— Asintió Dakota.

Los ojos de Danny brillaron de algo parecido a felicidad y que a ella le enterneció y él no se resistió se hincó frente a ella quien estaba sentada en la cama y la abrazo, rodeándola de su cintura.

Sabía que ella amaba a alguien más, era consciente, aún así el hecho de que ella lo aceptara lo hacía sentir feliz, ella no estaría con él porque sabía que sentiría que traicionaba al hombre que amaba, pero no le importaba era una mentira era consciente pero estaba satisfecho con eso.

—Creo que a partir de hoy yo seré un hombre afortunado.

—Creo que a partir de hoy yo seré un hombre afortunado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Doctor SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora