Sin retorno

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Dakota levantó la mirada desorientada, sintiéndose algo adolorida debido al impacto.

—¿Danny?— Llamó, pero el hombre ya no estaba, unos extraños sonidos parecidos a graznidos la hicieron ver hacía el frente, el cristal delante del volante estaba con un enorme agujero.

Quitándose el cinturón de seguridad la mujer comenzó avanzar hacía Cuervo quien para ese momento ya agonizaba, sus graznidos no eran humanos eran más parecido a los de un animal moribundo.

Se acercó viendo al hombre, su piel parecía a la de un cadáver en estado de putrefacción, sus ojos estaban iluminados por aquella extraña luz entre blanquecina y azul, lleno de sangre, se acuclillo delante de él viendo cómo el hombre ahora irreconocible la veía fijamente.

—Espero que te duela maldito— Comentó la mujer con desdén.

—Rossie...— Alcanzó a pronunciar el hombre en agonía.

—Muérete y pudrete en el infierno.

El hombre empezó a convulsionar violentamente al tiempo que un extraño vapor se desprendía de él. Dakota miro sin inmutarse en lo más mínimo ante la inminente muerte del hombre, hasta que tras unos segundos de convulsiones violentas el hombre se desvaneció dejando atrás solamente un extraño vapor.

 Dakota miro sin inmutarse en lo más mínimo ante la inminente muerte del hombre, hasta que tras unos segundos de convulsiones violentas el hombre se desvaneció dejando atrás solamente un extraño vapor

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Caminó durante un largo rato a través de la carretera, estaba algo cansada de haber podido hubiera tomado el auto para regresar pero este había quedado completamente destruido tras el impacto.

Lentamente su andar se detuvo al ver a Rose the Hat parada en medio de la carretera y a juzgar por su expresión estaba todo menos feliz, sus ojos brillaban peligrosamente con aquella luz entre blanquecina y azul, de manera amenazante. Tras admirarla brevemente y darse cuenta de que esa no era la auténtica Rose sino una proyección de ella siguió caminando hasta detenerse frente suyo, le miró fijamente sin inmutarse en lo más mínimo.

—Eres una maldita perra— Dijo entre dientes, con la mandíbula apretada y una expresión de cólera —¿Qué hiciste?

—No hice nada, sólo lo que se merecían.

—¡Zorra!

Dakota sólo sonrió y sin alterarse en lo más mínimo por sus palabras siguió caminando atravesandola en el proceso como si nunca hubiera estado ahí.

Dakota sólo sonrió y sin alterarse en lo más mínimo por sus palabras siguió caminando atravesandola en el proceso como si nunca hubiera estado ahí

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Doctor SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora