Luego de hablar con ellos e intentar convencerlos de desistir y que volvieran a New York terminando en un evidente fracaso los cuatro se fueron a un pequeño hotel del pueblo donde pasarían los siguientes días, preparándose para ayudar a Dakota con lo que se avecinaba.
"Dakota..." Estaba a punto de dormir cuando escuchó un susurro en lo profundo de su mente, se sorprendió levemente al escucharlo pero de inmediato supo de quién se trataba, cerró sus ojos concentrándose en el llamado.
Cuando los abrió ya no estaba en su cama o su departamento, estaba de pie en el desierto, miro el enorme y basto desierto que se extendía ante sus ojos y a la lejanía se alzaba la torre majestuosa e imponente como siempre. Se giró para ver a Shardik el oso seguía igual de majestuoso que siempre.
"Ha pasado un tiempo" Le dijo Dakota a través de su mente.
"Es verdad, más un año".
"Supongo que no debo de preguntar el porque estás aquí".
"Supones bien" Le contestó mentalmente "Se acercan Dakota, no debes permitir que te atrapen, tu lo sabes, tú toque no es normal, no es como los otros, va más allá de su entendimiento y si lo descubren podrían usarlo para su beneficio, saben que es especial sólo con saber que lo porta un adulto y que este sigue siendo puro, sabes perfectamente bien que esos demonios vacíos no se tentaran el corazón".
"Lo se, estaré preparada Shardik, he superado muchas cosas, estos demonios no serán la excepción".
"No subestimes al enemigo"
—No lo hago, por eso mismo estaré preparada, protegeré a mis amigos después de todo está sera mi lucha, tú lo dijiste todo está destinado, el Gan sello mi destino desde el momento en que nací— Habló está vez, llena de determinación.
"De acuerdo Dakota Hanscom, suerte, porque lo que te acontece no será fácil para ti" Tras decir eso el oso comenzó a desvanecerse. Dejándola completamente sola en la extensión del desierto.
Tras su breve encuentro con Shardik, Dakota se sumergío en el mundo de los sueños.
Rose subió al observatorio, esa casa rodante que era más grande que las demás, se sentó en el tapete dónde generalmente meditaba y buscaba el resplandor más fuerte entre los niños, pero ahora no sería necesario porque Rose ya tenía a su objetivo y ahora lo único que haría sería buscarla para poder ir por ella. Cerró los ojos y tomo una profunda respiración, concentrándose y tras unos segundos los abrió, ya no estaba en la casa rodante, no, ahora estaba flotando en el cielo, sobre las ciudades, sobre las nubes, buscando a la mujer.
Por varios minutos buscó, hallando solo pequeños e insignificantes resplandores en su camino. Tras varios minutos de búsqueda empezó a sentir una fuerte presencia psíquica, un fuerte resplandor que estaba a aún alejada.
—Curioso, incluso a la distancia se siente tu poder— Se dijo para si misma, y tras unos segundos comenzó a descender hasta que sus pies descalzos se posaron sobre el asfalto de la calle y comenzó a andar a pie mirando a su alrededor el lugar, camino unos cuantos pasos hasta que se detuvo frente a un edificio en participar.
—Bingo— Sonrió Rose, la había encontrado, observó una ventana en particular del edificio y comenzó a elevarse, con un sólo movimiento de su parte la ventana se abrió y la mujer aterrizó dentro de el departamento.
Miro la cama donde la castaña dormía profundamente y sonrió acercándose a ella, mirándola unos segundos.
—Sigue durmiendo princesa— Susurró Rose para después adentrarse en su mente.
El lugar donde la mujer tenía almacenados sus recuerdos no era como ningún otro que había visto, miro a su alrededor era un lugar distópico, estaba dentro de una casa antigua, para ser más específica parecía ser un sotano y en el centro de este había un pozo, se acercó curiosa viendo cómo dentro había algo parecido a una galaxia de color rojo, no, no eso no era una galaxia.
—El macroverso— Dijo para si, levemente sorprendida, entre más miraba más sorpresas se llevaba, al mirar al techo vio una enorme galaxia de color azul, repleta de estrellas que estaba en el centro del techo, bajo su mirada viendo los archiveros donde los recuerdos, las memorias de la mujer estaban almacenados, a duras penas se llenaban la pared, en cada extremo diviso una ventana y curiosa se acercó a la de la izquierda viendo un enorme y basto desierto que se extendía a kilómetros y no parecía tener fin, al acercarse a la otra ventana el paisaje era completamente diferente había nieve, un enorme laberinto cubierto por esta y podía divisar lo que parecía un hotel a lo lejos.
—Fascinante— Nunca había visto la mente de un RUBS, como ella le llamaba a los humanos, como la de ella, era distópica y parecía muy compleja, aún así los recuerdos almacenados en ella eran como los de cualquiera —¡Ay RUBS!— Exclamó fingidamente enternecida —Se pasan la vida creando sus cajitas de recuerdos y creen que eso los vuelve muy ricos— Comentó —Deberías ver los míos cariño...— Agregó con evidente superioridad —Mi mente es una catedral— Presumío, al tiempo que avanzaba hacia las cajas.
Miro los nombres en cada una de las cajas, tampoco eran normales, un humano cualquiera las tendría escritas en las etiquetas "Mamá", "Papá" o inclusive "Vacaciones de verano", pero sus etiquetas eran diferentes.Vio algunas sin importancia como "George Denbrough", "Edward Tozier", "Melissa Denbrough", "Andrew Hanlon", Danny Torrance", hasta que detuvo su mirada en unas etiquetas que si llamaron su atención: "La torre", "Maturin", "Shardik" leyó en una de las cajas "Pennywise" decía otra, "Overlook", "Guardianes", "Roland", "Jake Chambers", "Randall Flagg".
Ese últimos hicieron que la mujer se sorprendiera, ¿Cómo sabía ella acerca de la torre?, ¿De los guardianes?, pero en especial de Randall Flagg, el recuerdo de aquel hombre que por un tiempo fue su mentor y le mostró métodos poco ortodoxos para extraer el "Toque" como él llamaba al resplandor, con el que tuvo una aventura . No había sabido nada de él en varios siglos hasta que hacía poco más de un año que se enteró que el hechicero había muerto, lo había asesinado un pistolero, era todo lo que sabía.
¿Cómo está mujer lo había conocido?, ¿Cómo sabía de la torre y de los guardianes?
—¿Quién mierda eres?
Preguntó a nadie en específico, en la mente de la mujer, ella tenía algo más, no sólo era su "resplandor", su gran cantidad de vapor, no era sólo eso y Rose se encargaría de averiguar qué era lo que la hacía ser tan diferente al resto, tan diferente a los demás RUBS.
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Doctor Sueño
FanfictionTras un año de lo ocurrido en el hotel Overlook, los chicos no se han logrado recuperar de lo acontecido en aquel lugar, llevándolos a una separación. Última historia de la saga del universo de Stephen King. Basada en la película de «•Dr. Sueño•»