CAPÍTULO XVII

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VICTORIA

- ¡Victoria!

Me remuevo entre las sábanas, estirando todo mi cuerpo. Cada parte de mi chilla en protesta y no se si es señal de que me estoy envejeciendo o otra cosa más.

Doy la vuelta y acomodo nuevamente mi cuerpo entre las sábanas. Ricas, suaves y calientes. Y extrañamente con un perfume casi familiar.

- ¡Joder!.- pego un grito cuando algo frío y húmedo cae en mi cara. De un tirón quedó sentada, parpadeo varias veces confundida porque donde estoy ni se parece a mi habitación. Levanto despacio la vista y me encuentro a la loca de mi amiga a un costado de la cama con un tazón en la mano.- ¿estás loca, mujer? El agua está muy fría, Mixsy.

Ella resopla tirando el tazón casi a mis pies, cruzando sus brazos sobre su pecho. Va semidesnuda y con los pelos hechos un nido.

- ¿Se puede saber que te ha pasado?- interrogo deslizando mi culo por el colchón, sintiendo un poco de escozor y sensibilidad. Descenredo mis pies de las sabanas y luego los planto en el suelo dándome cuenta totalmente de tres cosas. Que no estoy en mi casa, que voy en pelotas y que pasé una noche fantástica porque todo me viene de golpe y más que mi boca se hacen agua.- ni te molestes en contestar. Ya recordé todo.

Ella levanta sus brazos al cielo.

- Ya era hora, tengo toda la mañana buscándote con el culo al aire.- dice tirandome mi ropa interior a la cara.- mueve el culo guapa, que somos las únicas que todavía estamos en este traste y de seguro nos mandan a sacar con la policía. ¡Ya es casi medio día! Quiero un baño decente, buena comida y buscar a mi niña.

¿NIÑA? Me detengo con la tanga o lo que sea a medio subir.

- ¿Has dicho niña?.- murmuro retomando mi labor, con todo puesto en su lugar la miro esperando respuesta y creo que esa información se le ha escapado. Luce incómoda y podría decir que nerviosa.- ¿Mixsy?

- Muévete y te cuento. No te parece que este no es lugar para hablar de esto después que ambas...- habla mirando a todos lados menos a mi.- ¿ya sabes a lo que refiero?

- Oye, tranquila tonta.- me acerco a ella cogiendo su mano.- sabes que puedes contarme lo que sea sin miedo a lo que pueda decirte. ¡Sabes que me gustan los niños!.

La situación se torna rara. Las dos en una habitación con las sábanas de la cama revueltas y yo cogiéndole las manos con las tetas al aire.

Mejor dicho.

Mixsy abre desmesuradamente sus ojos.

- ¿Que? - digo dando un paso atrás, empezando a asustarme por su mirada de loca.- ¿que pasa?

- Pues...- rasca su ceja izquierda, mirando a un costado.- ¡es que no tienes tu peluca puesta!

Le resto importancia dando un pequeño manotazo al aire.

- Debió caerse mientras dormía.

Ella gruñe lanzándose a rebuscar en la cama. Buscando por todos lados encontrandola justo debajo de la almohada.

- ¡Aquí está!- grita triunfante tirandome la peluca a la cara.- las cosas que uno tiene que hacer por un par de telarañas.

- ¡Mixsy!- rueda los ojos sentándose al borde la cama.- Te recuerdo que esto fue cosa tuya, yo no quería venir.

Alza una de sus cejas mientras cruza sus piernas apoyando sus manos sobre el colchón. Inclina un poco su cabeza a un costado mirándome de una forma que me incomoda.

- Mea culpa.- murmura golpeándose la frente.- no tienes ni idea de lo ridicula que te vez tratando de huir del señor Luciano. ¡Si los calzones hablaran! Por cierto, no sé si es que quieres imponer moda, pero en este momento lo llevas al revés.

Signore BalbieriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora