Signore Balbieri

CAPÍTULO IV

VICTORIA

Mis vacaciones en compañía de Alain, son las mejores de toda mi vida que recuerde. Recorrer la tierra adoptiva de mi abuela me dejó maravillada y con tantas ganas de quedarme a vivir allí, pero desgraciadamente no se puede.

Sus paisajes pintorescos; tanto naturales, como por ejemplo: aquellos utilizados como escenografía en las películas de "El Señor de los Anillos" que visité gracias a que mi primo tironeó literalmente de mis orejas, al igual que los creados por la mano del hombre, me dejaron buen sabor de boca. La fusión entre ellos es fantástica y atractiva que mi cámara se quedó sin memoria al fotografiar casi todo por donde pasábamos en auto o caminando.

Creo que las personas pensarían que estaba loca.

La Sky Tower fue la primera cosa en enamorarme. Sus vistas a través del mirador son como tener un orgasmo visual. La panorámica es tan impresionante. Cabe destacar, que es una torre utilizada para telecomunicaciones, difusión de radio y televisión, por lo que sus miradores están abierto al público sin entorpecer sus funciones.

El Parque Cornwall, el Museo de Guerra, el Parque Memorial MJ Savage, el Jardín Botánico Regional y el Jardín de Invierno entre otros lugares, mantuvieron mis días ocupados. Debo admitir que le tengo algo de miedo a las motocicletas, pero fue la mejor forma de movilizarse y vivir la vida nocturna de Auckland.

Y que decir de las locuras de último minuto de mi primo.

¡Joder!

Todavía me tiemblan las piernas por haber hecho puenting desde el Puente Harbour.

Hijodesumadrequienesmitia.

Pero no sé que fue peor, si haber hecho eso o servir de póster eléctrico cuando el puto de Alain ligaba en cada club al que visitábamos por las noches. Un total puto, eso es lo que es.

En fin, fue bueno al no dejarme sola mientras esperaba que mi abuela regresara a casa. Estaba de vacaciones seniles según su vecina. Doña Margot tiene una lengua que las serpientes envidiaran.

¡Dios se la guarde y se le olvide dónde!

Hoy me levanté con ganas de salir a correr, cosa que llevaba un buen tiempo sin hacer. Estiré mi cuerpo sobre el colchón, logrando que mis huesos tronaran y mis músculos se tensaran, bostezando al final cuando terminé de sacar la pereza de mi cuerpo como si fuera un pequeño gatito.

Podía sentir el Tun Tun en mi cabeza causadas  por las copas extras de ginebra, pero eso no iba a parar mí salida por algo de cardio y vitamina D. Miro el despertador en forma de manzana que descansa sobre la mesita de noche, bonito y tierno. Solo es un adorno más de tantos en mi antigua habitación de infancia en casa de mi abuela. Suelto palabras no aptas para horario infantil al darme cuenta que apenas y he pegado ojo hora y media. Nada más.