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Parpadeo varias veces antes de enfocar mis ojos de un lado a otro en la habitación desde mi lugar en la cama para darme cuenta que una vez más he terminado en el Hades. Con una sonrisa tirando de mi boca maldigo con gusto por haber pasado una de las mejores noches de mi vida.
Una fiesta de disfraces dio pié al mejor descubrimiento de la historia; una exquisita mujer de curvas deliciosas me hizo perder la cabeza. Aunque el principio del encuentro fue incómodo, terminó siento una experiencia inolvidable.
Una maraña de hebras pelirrojas descansan sobre la almohada, mientras su cuerpo esta boca abajo luciendo relajado por el sueño. La espalda de mi acompañante resplandece con el color nívea de su piel algo sonrosada por las marcas de la cuerda que até a su alrededor. Su precioso culo con forma de melocotón hace que mis dedos hormigueen por amasarlos nuevamente, pero no puedo.
Como el cabrón que soy, me levanto y recojo mis cosas sin hacer ruido para hacer una huida silenciosa. A escasos centímetros de lograrlo, mi aliento se corta y mi polla se remueve en la oscuridad de mis pantalones cuando la preciosa mujer sobre la cama se da la vuelta y mi mundo se tambalea.
