CAPITULO I

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VICTORIA

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VICTORIA

Las manecillas del reloj avanzan sumamente lento siguiendo su curso, sin detener pese a mis protestas internas.

Diez y cuarenta y cinco de la noche y el tiempo se detiene a mi alrededor como en las películas de suspenso.

Cierro los ojos, de iris grises algo irritados por tanto llorar, casi agónica cuando mi mundo se derrumba como un castillo de naipes frente a mi.

Mis sentidos se agudizan y puedo escuchar claramente los sonidos de mi corazón al igual que al de mi acompañante sentado a mi derecha en el viejo sofá de mi sala romperse como cristal frágil, también, aunque parezca absurdo, los ronroneos del gato de mi vecina cotilla del apartamento seguido al mio.

Las personas el noventa por ciento asume que, los desconocidos tienden con mas facilidad a engañar que aquellos que conoces o su propia familia, su propia sangre.

El cual es mi maldito caso.

Arrugando entre mis puños la poca tela que queda completa de mi vestido de novia manchado de sangre, observo casi sin aliento a la pareja que se deshace en caricias casi dolorosas para mi maldita calma en la pantalla de mi computadora. Sintiéndome el ser mas estúpido y masoquista de la tierra al someterme al dolor inducido por imágenes de malditos infieles con piel de corderos.

Lagrimas corren sin cesar por mis mejillas, surcando mi piel casi pálida por los acontecimientos. Mi corazón se arruga como uva pasa y mi estomago se oprime en un intento de arcada cuando los gemidos se hacen mas altos y duraderos.

Aquellos seres despreciables ondeando sus cuerpos sobre la cama matrimonial de una habitación muy conocida para mi, que por supuesto, para mi desgracia o fortuna no es la mía. Se retuercen como animales gozando del sexo sin medidas, arrastrando con sus actos a quienes con sus asquerosas bocas mienten al decir que aman.

Mentiras, puras mentiras.

- Erick... voy a correrme.

Las palabras de Virginia, mi hermana, saboreando el nombre de mi prometido me golpean sin contemplación dejándome sin aliento, impulsándome a salir corriendo y vaciar mi estomago dentro del macetero mas cercano cuando dudo en llegar al baño.

Un sin fin de preguntas bombardean mi cabeza, y por lo que deduzco con mis ojos al volver mi cara después de recuperarme, a mi cuñado también. Luce devastado, casi en trance sin despegar los ojos de la pantalla observando con repugnancia a su esposa engañándolo con quien decía ser su mejor amigo.

- Me vuelves loco, nena.

El sonido de la voz varonil que antes calentaba mi cuerpo, ahora me da repelús.

Los veos con disgusto cuando Erick gira rápidamente el cuerpo de Virginia posicionandola sobre sus manos y rodillas. La espalda femenina se curva cuando las estocadas certeras de Erick le azotan el culo con fuerza, haciendo temblar sus glúteos soltando gritos de satisfacción que me ponen los pelos de punta. El cabecero de la cama golpea la pared a medida que el ritmo de sus caderas aceleran, enfermandome por lo que estoy observando sin siquiera parpadear.

Signore BalbieriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora