CAPÍTULO XXIX

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Llamo a Alain mientras Mixsy no para de decir tonterías sobre Luciano haciéndome señas con gestos en su rostro que la hacen ver como una loca.

Dos timbres y me contesta escasamente sin siquiera permitirme hablar:

- Estoy bien, pero en este momento estoy ocupado resolviendo algunas cosas. Lev en este momento esta sedado y se que necesitará del apoyo de las personas más cerca en lo que despierte. Te quiero, nos vemos mañana.

Termino mi café en lo que mi amiga prende el tv y vemos algo al respecto. Todos los canales repiten la misma información pero no dan detalles concretos sobre quién o porqué la bomba.

- Se que no soy la más adecuada para dar consejos teniendo en cuenta que mi última relación fue un total fracaso pero creo que si de verdad sientes algo por Luciano deberías intentarlo, Vicky. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.- la sinceridad con la que habla hace que vuelque mis ojos en su dirección, dejando de lado las imágenes donde muestran a Lev cargando a Graciella. Su cara, ¡Dios santo! No puedo describirla, logra que mi pecho se oprima, expandiendo por todo mi cuerpo una sensación de abandono y soledad que tristemente no se debe de comparar ni de cerca con el dolor de su pérdida.- Si lo quieres ve tras él. ¿Si la cosa no funciona? Normal y al siguiente. Ya lo cataste, no te quedes sin probarlo como realmente es. Y si me preguntas, sus acciones simplemente fueron para darte celos, y tengo la certeza de que no solo se siente atraído por ti, existe algo más que tu tendrás que descubrir, amiga. ¿Cuantos hombres conoces que lleguen a tu puerta por un mal momento buscando sentirse seguros?

- A parte de Alain, ninguno.

- ¡Exacto! A eso es lo que me refiero. Llegó hará media hora y lo tienes en tu cama.- murmura señalando el pasillo.- ese hombre te persigue, trata de hacerte la vida imposible solo para que le hables fuera de lo laboral. El otro día si vieras como trató de mal a Lorena por ti.

- ¿Por mi?

- Obvio, la muy estúpida no hacía más que quejarse de que nadie en el edificio la trataba bien sabiendo que ellos tenían una relación algo oficial, pero en especial tú. Dijo tantas cosas de ti que no quiero ni repetir porque me da un mal genio.- aprieta sus puños.- estoy que la veo y la dejo calva. Es una mujer muy bonita pero horrible por dentro.

- No me habías comentado nada.

- Ordenes de Luciano.- le resta importancia subiendo y bajando sus brazos en lo lo sus labios se fruncen.- Tenias que haberlo visto; estaba furioso con ella. No dejaba de decirle cosas en lo que la arrastraba del brazo al ascensor. Ella no paraba de devolverle pullas y él simplemente le soltó que no la quería ver más tirandole sus cosas encima en lo que la empujaba a entrar. Esa asquerosa llevaba las tetas al aire.

- Seguramente no consiguió lo que buscaba.

- Si, las demás solo entraban y salían. No duraban ni un minuto ahí dentro. Eso confirma mi teoría de los celos. Esperaba que te levantarás al baño y las  sacabas casi corriendo de su despacho. A puesto lo que sea a que nunca las viste salir.

- Ahora que lo pienso no. Nunca las vi salir.

Le doy vueltas en mi cabeza y no, las veía entrar muy sonrientes pero no las veía salir. ¡Uy! Es como para matarlo y de darle de comer.

- ¡Ahí lo tienes!- apaga la tv poniéndose de pie. Mientras yo le doy una mirada asesina.- ¡Oye! No me veas con esa cara, yo no tengo la culpa de sus ocurrencias. Luciano está loquito por tus huesos y si tienes alguna queja ve y ponlo morado a él que lo tienes a unos cuántos pasos de ti.

- Tranquila, Mixsy.- me río cuando casi sale corriendo.- ¿te puedo hacer una pregunta?

Se detiene cruzándose de brazo recargando su cuerpo en la pared que divide el pasillo de la cocina.

- Las que quieras, guapa.- murmuró guiñandome un ojo.

- ¿Porqué me das consejos y no los aplicas en ti?

- ¿Cual seria el chiste si las aplico en mí?- enderezando su cuerpo mira hacia al piso.- tengo muchos asuntos pendientes en mi vida que no quiero que tu repitas. Tengo unos a medias o otros que no he superado y bueno, con que no lo repitas me hace ir reparando internamente en mi cabeza. Es tonto, pero a mi me funciona.

Conversamos un rato más y Mixsy se despide. No sin antes recordarme todo lo que hemos hablado. Yo por mi parte no sabría que hacer, solo dejar que el destino decida.

Apago las luces dejando las tasas en el fregadero. Esta haciendo demasiado frío para mojarme las manos. De camino a la habitación, Balbi me sigue ronroneando, moviendo su cola elegantemente. Le digo en susurro que esta noche no puede dormir conmigo porque ya tengo la cama ocupada y es como si me entendiera. Se da la vuelta volviendo sobre sus pasos a la sala, sin mirarme por ultima vez. Igual de necio que alguien que conozco.

Sonrío para mis adentros siguiendo mi camino, me detengo ante la puerta de mi habitación y me debato entre entrar o seguir a la del fondo para dejarlo dormir cómodo y tranquilamente solo. Pero puede algo más en mi interior que me hace abrir lentamente, evitando hacer ruido.  Es tan hermoso, tan malditamente guapo incluso cuando duerme.

Camino al baño y lavo mis dientes, nuevamente debatiendome mentalmente si lo que estoy a punto de hacer es lo correcto. Y me decido. Respirando profundamente y me armo de valor.

El cansancio me gana y caigo en un sueño profundo haciéndome espacio en mi cama, dividiendola con una almohada en el medio para saber que no puedo ocuparla toda ya que tengo compañía.

El calor es intenso, muy intenso que me hace quitar las sabanas por algo de aire frio para compensar la temperatura. Y mi cuerpo se activa. Intento levantarme cuando me entran las ganas de ir al baño, pero soy arrastrada nuevamente a la cama por un fuerte brazo. Casi se me escapa un grito.

Miro la hora en el reloj que descansa sobre la mesita de noche resoplando  porque apenas son las dos menos veinte de la mañana. Con sumo cuidado retiro el brazo de Luciano que reposa sobre mi cintura y salgo de la cama casi corriendo al baño. De vuelta, me quedo sorprendida por lo que veo. La ropa con la se había ido a dormir,  yacen por doquier en el piso incluyendo la ropa interior.

Trago grueso imaginadolo desnudo bajo las sábanas. ¡Dios mio! ¿Porqué me pones a sufrir de esta manera?

Hago caso omiso a los latidos de mi corazón y al cosquilleo que empieza como pequeños remolinos entre mi entrepierna. Dándome pequeñas cachetadas mentales para despejar todos los pensamientos impuros.

¡No es el momento apropiado!

Vuelvo a su lado, manteniendome lo más alejada posible de su cuerpo. Se me va a hacer la noche eterna sabiendo que su cosita anda suelta.

¡Que martirio!

Mis párpados empiezan a cerrarse nuevamente después de dar más de mil vueltas para encontrar la posición perfecta, cuando ya estoy a punto de conseguirlo la cama se hunde tras de mi y por siguente; me veo siento arrastrada por su fuerte brazo. Su pecho se pega a mi espalda. Luciano se siente caliente casi que quema.

Dejo de respirar cuando siento su cosita palpitar entre mis nalgas, de un momento a otro aumenta su tamaño dando paso a un gran mástil. ¡Tiene una erección!

Las puntas de sus dedos se clavan en mi piel en lo que su boca suelta un suspiro con mi nombre en susurro.  La piel de mi cuello se eriza y mi corazón desbocado quiere salirse de mi interior cuando sus caderas dan un golpe seco y lo que viene después me deja desconsertada.

Acaba de tener una polución nocturna susurrando mi nombre, abrazándome sobre mi cama y marchándome de su semen.

Signore BalbieriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora