32 - Buena bienvenida.

4K 280 515
                                    

- Te ves nerviosa. ¿Estás segura de que estás bien? - Inosuke iba delante nuestro, no nos daba la cara directamente por alguna razón, simplemente escuchaba en silencio. - Pasaron algunas cosas. - Simplemente me miró extrañada, mi rostro me delataba pero aún así no decía nada sobre eso.

- Es una historia un poco larga... - Me miró sin decir nada esperando a que continuara. - Intenté besar a Genya. - Sin rodeos, claro que sí. Tras decir eso y ver su cara que demostraba la mayor de las sorpresas sentí mi cara arder, como si estuviera por derretirse gracias al calor.

- ¡No me mires así, por favor! ¡Simplemente no estaba pensando! - Grite casi rogándole antes de seguir contando para hacer que entre un poco más en contexto. - ¡Lo peor de todo es que ni siquiera pude hacerlo! - Exclamé estirando mis brazos hacia arriba, mi amiga aún no sabía cómo reaccionar. - Estuve a punto... ¡Así! - Parecía haber entrado en una crisis de nervios. Actuaba exagerada, este era un mal momento.

- Pero entonces... - Cuando estaba por decir algo cerró su boca, o yo cerré su boca cuando me acerque y tome sus mejillas haciendo que sus labios tomen forma de pato.

- ¡Pero cuando estaba por hacerlo el me abrazó! - Y la abrace literalmente imitando lo que había hecho Genya, de la explosión del momento la levanté por un segundo. - ¡Y pum! ¡No lo volví a intentar porque me puse nerviosa! Al menos él no se dio cuenta. - También se sostuvo de mis hombros en el momento donde la alce para tomar equilibrio y no caerse, cuando la baje encontró las palabras más rápidas para expresarse.

- ¡Tranquila! Explícame más lento, estás demasiado ansiosa. - Pidió nuevamente, al escucharla intenté hacer lo que me dijo. - ¿Que se supone que debo hacer ahora? - Inosuke se volteó inesperadamente, nada más ni nada menos que con migajas por su boca. ¡Esa era la maldita razón de porque no nos daba la cara! Comía de la bolsa que llevaba a escondidas.

Limpió su boca como si nada hubiera pasado. - si sigues así morirás sola. - Me señaló con el dedo índice, la misma mano que había utilizado para limpiarse. Antes de que pudiera hacer cualquier cosa fui directo a él y también lo tomé de las mejillas, similar a lo que había hecho con Kanao. - ¿¡No lo ves?! ¡Tal vez si entendió mi intención, pero para no rechazarme hizo eso!

- ¡Podría ser aún peor! ¡Tal vez le guste otra chica! No, otra chica no... ¡¡PODRÍA GUSTARLE TANJIRO, CASARSE CON ÉL Y MORIR JUNTOS EN UNA CABAÑA EN EL CAMPO!! - Esa era una teoría muy rebuscada, pero no era un buen momento. Los adolescentes no piensan y yo era una, por esa razón era una tonta. - ¿¡TANJIRO?! - Ambos preguntaron de un grito, uno más fuerte que el otro, la mariposa volvió a intentar calmarme tomándome por detrás.

- ¿¡Por qué diablos Monjiro se casaría con ese tipo?! - Lo que evitaba que me separa de él, era el mismo Inosuke que había tomado mis muñecas para que le explicara. - ¡No lo sé, pero podría ser! - Al ser algo tan estúpido e Inosuke siendo alguien que se creía toda tontería que le dijeran, busco un argumento de mi parte para poder creer lo que le decía.

Simplemente me llamó estúpida y por eso casi me olvido de lo que había hecho con la comida, por suerte Kanao nos lo recordó a ambos y se llevó un buen regaño de nuestra parte.

Cuando nos adentramos al bosque indicando que ya estábamos cerca de nuestro destino, tenía entendido que Himejima vivía en una finca en medio del bosque junto a un río que tenía una cascada.

- Tengo que hacerle una visita a mi maestra mañana en la mañana. - Ya calmada y teniendo a Inosuke del cuello, no lo estaba estrangulando, solo estaba controlando que no comiera nada ya que justamente su bolsa la tenía atada entre su cuello. - ¡Me alegro por ti! También me gustaría ver a mis hermanas, siento que están creciendo sin mi y en algún momento me olvidarán. - Rei en una carcajada, no era un chiste, pero me rei. - Si, voy a verla seguido... Hablamos de algunas cosas. - Se quedó callada mirando a la nada, tal vez volví a decir algo incorrecto.

Cuando te vea otra vez | Genya ShinazugawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora