Cap 9: La cita

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Cuando Draco salió del comedor, Hermione no pudo evitar sentirse fatal. Se sentó en una esquina de la mesa de Gryffindor, sola. A cada momento se le venían a la mente los ojos del rubio cuando se fue de la sala. Eran unos ojos tristes, con unas lágrimas intentando asomar por ellos, pero como él intentaba hacerse el duro delante de todos no quería llorar en público. Hermione sabía perfectamente que Draco estaba destrozado con los comentarios de aquellos imbéciles y, al fin y al cabo, ella lo amaba y no podía verlo sufrir.

La única manera que tenía para hablar con él era acudir a la cita del lago ya que sabía que después de lo ocurrido no querría salir de la habitación para nada más en todo el día. Hermione terminó de comer y subió a su habitación pensando en esos ojos color mercurio.

Mientras tanto Draco estaba en su habitación, tirado en la cama. No se podía sacar de la cabeza los insultos de sus compañeros. Era verdad que su padre estaba en Azkabán, pero saldría de allí pronto y volvería a casa, puesto que había dejado a Voldemort en a batalla final. Draco no consideraba a su padre un cobarde. Era mortifago sí, pero fue tan valiente como para abandonar al señor de las tinieblas, si él hubiera ganado los habría matado a él a su madre y a Lucius. De pronto se le vino a la mente la imagen de su castaña. Su  Hermione. ¿Iría a la cita?

Hermione llegó a su habitación  abrió el armario y de el sacó un vestido azul marino y unos zapatos del mismo color. Se alisó el pelo como la primera vez que salió con Malfoy. Salió dirección al patío del castillo. No se dio cuenta de que Ginny iba hacia ella.

-Hermione- dijo la pelirroja mirándola atentamente- que guapa estás. ¿Dónde vas?

-Voy a ver a Draco al lago- dijo Hermione mirando hacia el suelo. No se había acordado de que estaba enfadada con ella aunque fuera por una tontería.

-An bueno yo ya me voy- añadió Ginny con un tono raro en la voz- nos veos luego

Hermione siguió caminando hacia donde había quedado con Draco cuando de repente la cogieron de la cintura.

-No te des la vuelta- dijo aquella voz que ella conocía perfectamente- Cierra los ojos.

De pronto notó como le tapaban los ojos con una venda.

-Venga Granger, ahora camina. No te preocupes yo te guio.

La castaña sonrió divertida, le encantaba aquel juego. Bueno le encantaba la persona con la que estaba jugando. De pronto Draco se paró y le desató la venda.

Hermione miró a su alrededor. El rubio había preparado un picnic con velas.

-Señorita Hermione Jane Granger- dijo con voz de camarero- esta noche yo le serviré la cena.

-Umm y ¿Qué podría tomar caballero?- contestó ella siguiéndole el juego.

-De primer plato podrá degustar la langosta- Draco levantó un plato y dejó al descubierto dos gambas. Hermione rio divertida

-De segundo plato tendrá el placer de probar nuestro sabroso entrecot de ternera- el ojigris abrió otro plato y dejó ver dos filetes empanados- y de postre nuestro delicioso helado italiano- volvió a abrir otro plato donde se veía un helado de corte.

Hermione no podía parar de reír.

-Lo siento Granger- dijo Draco riendo con ella- no soy muy buen cocinero, pero lo que cuenta es la intención.

-Lo se lo se- dijo Hermione acercándose a Draco y dándole un tierno beso.

Draco no se pudo contener a responder a aquel beso que tanto había deseado desde hacia días. Poco a poco Hermione se fue separando.

-Draco-dijo- siento muchísimo todo lo que te han hecho y lo que más siento es no haber estado contigo para apoyarte.

-Pero lo importante es que ahora estás conmigo.

Pasaron toda la tarde y mitad de la noche hablando.

-Hermione- dijo Draco- creo que es hora de que nos vayamos a dormir, es tarde.

-Vale vamos- dijo la chica levantándose - Pero prométeme una cosa.

-Lo que tú quieras mi vida.

-Que te vas a quedar a dormir conmigo

-Pero…-el rubio no se lo esperaba- Hermione como nos pillen nos pueden matar.

-Anda di que si porfis!- dijo la ojimiel haciendo pucheros.

-Bueno venga, pero si nos pillan es culpa tuya.

Llegaron al castillo y subieron a la habitación de la castaña. Draco se quitó la camiseta y se tiró a la cama. Hermione se puso el pijama y se acurrucó a su rubio. Poco a poco se fueron quedando dormidos.

Cambios para nosotros, MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora