Jesse
Regresamos de la discoteca en un silencio nupcial.
Cada vez que podía, regresaba a ver a Lu, que iba en el asiento de copiloto. Noté que temblaba y tiraba con sus manos de su vestido hacia abajo para taparse más.
No puedo creer los imbéciles que se le aparecieron esta noche. Me había mantenido atento a ella para evitar que se metiera en cualquier problema. Desde el comienzo esos tipos no me dieron buena espina. Hablaban entre ellos mirando a Lu cuando ella no los observaba y veían su celular constantemente.
Al final terminaron siendo un trío de idiotas.
-Luke, ¿me pasas tu abrigo? – pregunté a lo que llegamos al departamento.
Imaginaba que Lu estaría más cómoda bajando con él.
-Claro – respondió él.
Me entregó el abrigo y yo se lo pasé a Lu, quien solo me sonrió débilmente.
Salimos del auto y subimos a nuestro piso por el elevador todavía en silencio. Entramos en el departamento y Lu fue directamente a su habitación y cerró la puerta.
Nos miramos entre los tres, pero silenciosamente decidimos dejarla en paz, así que Luke y Chase se retiraron a su habitación.
Yo pensé hacerlo, pero me resultaba difícil. Me sentía ansioso y no estaba cómodo dejando a Lu de esa manera.
Unos quince minutos después golpeé la puerta de su habitación.
-Pasa – escuché que dijo.
Al entrar me encontré a Lu sentada frente a un espejo que tenía, donde la había visto maquillándose más temprano. Había cambiado el vestido por una sudadera y pantalón y llevaba el cabello recogido.
-Sé que eres amante del café, pero mi abuela solía hacerme té cuando no podía dormir – le dije mostrándole dos tazas llenas de té.
Por fin pude hacer que sonriera de verdad.
-Gracias – dijo mientras tomaba su taza.
Me indicó que me siente en la cama cuando me vio quedarme parado incómodo.
-¿Estás bien? – pregunté estúpidamente.
Dudó un momento en responderme, como si la respuesta automática esta vez no funcionó.
-Lo estaré – finalmente dijo mirándome fijo.
Había algo detrás de su mirada, algo más duro que no había visto antes jamás. Algo que opacaba su mirada exageradamente dulce, que a veces empalagaba.
-¿Sí sabes que no fue tu culpa? Lo sabes, ¿no? – pregunté.
-¿Quién dice que me estoy culpando? – preguntó con un tono más duro de lo normal.
-Tu mirada – dije simplemente.
Me levanté y me acerqué a la puerta para dejarla en paz.
-Toma el té, te ayudará a dormir – dije.
-¿Qué le pasó a tu mano? – preguntó mientras veía mi mano que sostenía la manilla.
Vi mi mano y noté que los nudillos estaban rojos.
-No creías que los dejaríamos irse así nomás, ¿o sí? – dije antes de salir de la habitación.
Claro que no los dejaríamos, sólo que no podíamos permitirnos llamar la atención iniciando una pelea dentro del Viper Room. Por lo que, al verlos a los idiotas en el estacionamiento, Chase y yo les demostramos cómo jugamos.
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Entre acordes y sueños
RomanceUna banda. Tres chicos, una chica. Música. Amor. Sueños Lo que necesita la banda Maze para alcanzar la fama es a una nueva cantante, pero eso es lo último que los chicos quieren. Lu sólo quiere cantar. Pero cuando conoce a los chicos de la banda Maz...