Lu
Debo admitir que, aunque siempre me quejo de lo cansado que es estar en la banda, esta última semana que hemos estado grabando me he divertido muchísimo.
Hemos visitado muchísimos lugares aquí en Los Ángeles para el video musical. Varios ya los había visitado antes, pero ahora que ha llegado el otoño, Los Ángeles se ha pintado de tonos naranja y sus paisajes ahora están distintos, pero igual de hermosos.
El teatro donde grabaríamos la escena en la que todos estábamos tocando era muy viejo y tenía un aire misterioso y oscuro. La verdad es que era muy hermoso en su forma sucia y vieja. Me hubiese encantado haberlo visto en sus años de esplendor.
Ya llevábamos un tiempo en la grabación y habíamos tocado la canción un par de veces para que puedan hacer tomas desde diferentes ángulos.
Adam dio una pausa de cinco minutos para descansar y tomar agua. Había un hilo que salía de la chaqueta que me habían puesto los encargados del vestuario que me molestaba mucho. Intenté sacarlo jalando de él, pero eso solo hizo que el hilo se haga más alargo.
Ay, tal como me dijo mi madre. Nunca jales los hilos, debes cortarlos.
Estaba muy concentrada en mi operación hilística hasta que un sonido fuerte me asustó.
-¡Lu! – no entendía qué pasaba, sólo alcancé a ver a Jesse abalanzándose contra mí.
Su cuerpo se estrelló contra el mío y ambos caímos fuertemente al piso. El impacto fue por mi espalda y el aire abandonó mis pulmones.
A penas tuve tiempo de separar mis labios para que el oxígeno entre a mí cuando un sonido acompañado del dolor más devastador que he experimentado en mi vida me invadió. Inició por mi mano izquierda y fue subiendo como serpientes de fuego por todo brazo, hasta que el ardor y dolor en mi lado izquierdo era insoportable, saliendo finalmente como un grito desgarrador que quemó mi garganta.
-¡Lu! Lu, mírame – veía la cara de Jess encima de mí. Sus ojos tristes llenos de dolor.
No podía verlo ni escucharlo bien, todo era borroso. El dolor era tan grande que opacaba todos mis sentidos.
-Jess...duele. Duele – intenté decirle qué me dolía, pero no podía hacer que mi voz y mi boca conectaran para expresar lo que sentía.
Escuchaba mucho ruido a lo lejos, muchas voces colapsando entre ellas, pero no distinguía nada. Solo a la voz de Jesse.
Quise girar mi cabeza y ver qué generaba ese dolor espantoso, quería alejar la fuente de dolor de mi lo antes posible.
-No, no, no. No mires. Mírame a mí. Sólo mírame a mí – dijo Jesse.
-Jess, duele.
-Lo sé, hermosa. Lo sé. Pero necesito que respires y que sólo me veas a mí. La ayuda ya está en camino.
El dolor era inmenso y poco a poco Jesse también se volvió borroso. Su voz que me decía palabras tranquilizadoras se mezcló con los sonidos inaudibles del fondo hasta que todo se volvió negro y quedó en silencio.
Jesse
Trajeron a Lu en la ambulancia hace tres horas.
Lo que temí que pasara antes de iniciar la grabación pasó, y la más afectada fue Lu.
Intenté llegar a tiempo y quitarla del camino, pero al caer los dos al suelo, el enorme foco cayó en su brazo izquierdo.
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Entre acordes y sueños
RomanceUna banda. Tres chicos, una chica. Música. Amor. Sueños Lo que necesita la banda Maze para alcanzar la fama es a una nueva cantante, pero eso es lo último que los chicos quieren. Lu sólo quiere cantar. Pero cuando conoce a los chicos de la banda Maz...