Epílogo

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 Mil gracias por llegar hasta aquí.

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Nuestro dolor solo fue adormecido, la vida siguió y nuestros hijos fueron creciendo, los gemelos tenían dos años y Raphita quince. Magnus nunca nos dejó, pero a pesar de que era viudo seguíamos siendo Solo Amigos. Para mí ya no importaba, creo que era nuestro amor lo que interesaba. Un amor fracturado desde el comienzo, que se negaba a morir, a ser borrado como las cicatrices de mi pecho de esa noche tan horrible. Nuestra vida no era la más feliz pero tampoco la peor, solo eramos una pareja normal conviviendo bajo el mismo techo.

Nuestra intimidad casi inexistente, dentro de nuestro lenguaje y de las actividades. Las pocas veces que hacíamos algo, era yo quien recibía, no lo presionaba a realizar cambio sabía que podía estar temeroso que volviera a suceder.

Una noche le plantee la idea de separarnos, darnos un tiempo, no habíamos superado muchas cosas, pero él se negó así como tampoco cambio su actitud, seguía distante y poco cariñoso, yo lo necesitaba como siempre, pero eran migajas las que recibía.

Yo estaba destrozado mi relación no existía, así como el matrimonio que nunca tuve, o esos pequeños que perdí y no hice nada para salvarnos. Me levanté de la cama, un fuerte mareo me atacó, debía descansar la angustia me estaba matando.

Los días pasaron y me sentí peor, quería ir al médico pero no tenía tiempo, el trabajo y los niños me consumían.

Una noche olvide todo, quería estar con mi familia, compartir con ellos algo que me regreso la sonrisa, preparé una rica cena. Magnus llegó y no ceno eso me puso mal, sentí su rechazo. Acosté a los niños y fui a la habitación él estaba en el baño, cuando salió lo abrace para que supiera que estaba ahí con él.

—Alexander, tenemos que hablar —maldición esas palabras debían desaparecer— pensé en la propuesta de separarnos y creo que es lo mejor.

No entiendo, ¿por qué?

—Tienes razón, no estoy bien y solo estoy forzando algo que ya no quiero —me dijo viendo hacia la ventana.

—¿Magnus y nuestros hijos? —le pregunté como recurso.

Alexander... Tú fuiste quién dio la opción primero, yo lo analice y te doy la razón.

Es que en ese momento no estaba embarazado —le solté sin cuidado.

—¡¿Embarazado?! —su cara era de confusión— ¿Cuándo me lo ibas a decir? —sentí reproche en su voz.

Hoy preparé una cena especial, pero tú no quisiste cenar con nosotros —respire profundo— Magnus Bane si nos separarnos es tu opción...

Alexander yo no... —interrumpí.

Déjame hablar —lo tomé de los brazos— si es tu opción por mi culpa, te lo digo con mi bebé que está dentro de mí... Yo no te voy a dejar ir.

Sus ojos se abrieron a tal punto que pensé que se saldrían y me abrazó con fuerza dejando salir su dolor contenido.

Un mes después

Mi embarazo fue un poco divertido porque todos cambiamos; en el tercer mes los cinco fuimos a consulta para saber cuántos eran.

Magnus y Raphita querían dos y yo uno, al final, fue uno y varón también, así que Madzie, siguió siendo la princesa.

Santiago, nació a su tiempo era un niño hermoso al igual que mis otros cinco hijos. Ya habíamos regresado del hospital, en ese momento Magnus estaba en la cama cuando me llene de valor y le pregunté:

Magnus Bane, ¿qué somos tú y yo?

Alexander Gideon Lightwood tú y yo Solo Somos Amigos —con simplicidad me respondió.

Y esta es la historia de mi vida, a juzgar por la verdad... No hay más que contar...




Ahora sí... Fin»»










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Publicado el 17 de julio de 2021

Sólo Somos Amigos 😈 || «Malec»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora