Sólo Somos Amigos 😈 || «Malec»

Mi Historia . 🤓

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Te contaré mi Historia, así que saca todos los pañuelos que tengas.

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Mi nombre es Alexander Gideon Lightwood, tenía dieciocho años y pesaba 180 Kg. según las personas que me rodeaban lo único hermoso que tenía eran mis ojos azules, el resto solo era una bola de grasa.

Hace quince años mis padres iban a una reunión en España, para cerrar un negocio familiar, con ellos llevaron a Izzy y Maxwel. Eran mis hermanos menores. Me dejaron en casa porque me había comido una torta de chocolate a escondidas. Aunque yo quería ir, me lo impidieron, me quedé con el personal de servicio solo en la casa. Yo quedé triste, me sentí excluido de la familia, sin contar que siempre tuve la idea que los avergonzaba en frente a los de más.

Al día siguiente, fui informado que el avión donde viajaba mi familia se cayó y no encontraban sus cuerpos. Para mí fue un golpe muy fuerte, me había quedado huérfano desde temprana edad. Conmigo se quedó a vivir la mejor amiga de mi madre Imogem Herondale, quien tenía un nieto que también era huérfano al igual que yo.

Jace y yo éramos como hermanos, siempre me respeto y me ayudo cuando más lo necesite. La vida tuvo que continuar, ahora con una nueva familia, Imogem, no era tan mala, me cuido, consintió y me quiso mucho.

Al llegar a la secundaria empezaron los problemas, Jace desarrollo problemas de adaptación. Se metía en todos los líos por haber. Por mí parte, era el plato preferido de los brabucones, aunque mi hermano los mantenía alejados, nunca faltaba uno de mis labios partidos o mi cabeza en el cesto de la basura. Llegué con vida al último año de la preparatoria. El teñido ya me tenía protegido y su novia me consentía con chocolates extranjeros. Yo amaba a Clary, si no hubiera sido por el hecho que a parte de gordo soy gay, hubiese luchado por ella. Era una mujer extraordinaria y su madre una de las mejores en el mundo. Puedo decir que sería la segunda después de mi mamá Imogem. Aclaro, mi verdadera madre Maryse era una gran mujer, pero se avergonzaba de mi sobrepeso y me dejaba encerrado en casa para ir a las reuniones sociales.

Empezamos las clases, al colegio llegó un chico nuevo, decir que era hermoso creo que sería mentir, era preciso y puro esplendor. Mi corazón latío tan pronto como lo vi. Era ridículo un hombre como el Gran Magnus Bane, jamás se fijaría en alguien como la Gran Bola de Grasa Lightwood. Lo reconozco así me llamaban en el colegio. Recuerdo que entró y la profesora le pidió que se sentará señalando hacia el puesto que estaba a mi lado.

—¡El asiento que estás al lado del gordo! —dijo como chiste.

Mi cara se torno roja de la vergüenza y mis esperanzas se fueron a la basura junto con mi corazón. No me dirigió la palabra ni la mirada, ni siquiera sabía quién era. Y yo estúpidamente cada día me enamoraba de él.

Pasaron los meses y el año culminaba, yo tenía buenas calificaciones, mientras que Magnus lo amenazaban con reprobar. La profesora tuvo la iniciativa que hiciéramos un equipo por lo que estaba de lapso. No voy a negar que me emocioné, cosa contraria a él. Es verdad ¿Quién quiere de compañero un bombón lleno de grasa en vez de chocolate?

No le quedó otra opción, sino que hacer grupo para salvar su año, recuerdo que en los primeros encuentros siempre me dejaba esperando. La verdad, yo seguía adelante no me detenía por él. Hasta el día que la maestra le preguntó sobre el avance y no logró contestar. A regañadientes, se dispuso más acompañar que a colaborar, pero era un avance.

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Publicado el 28 de junio de 2021