Sólo Somos Amigos 😈 || «Malec»

Cosas claras . 🧐

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Heridas que no sanan.

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Dejé a Magnus en el cuarto y me fui a la cocina por los platos, él llegó sin decir palabras y me tomó por las caderas, mi respiración se fue al demonio.

—Pu... Puedes soltarme —intenté ser grosero, pero no pude.

—Alexander, Raphita y yo no nos iremos, este es el único lugar que ambos estamos bien —beso mi cuello.

Me solté de él con un poco de fuerza de voluntad, tome mi plato y fui al comedor, con cuidado me serví y comencé a comer. Magnus hizo lo mismo.

Termine lavé todo y fui a mi biblioteca, necesitaba pensar. Al rato mi bebé llego a mí.

—Papi, hambre —dijo con su entre cejo fruncido.

—Mi bebé tiene hambre —lo cargué y lo lleve conmigo.

Raphael venía bajando por las escaleras, su carita era un poco triste, le extendí mi mano y la tomó con una sonrisa... Él necesitaba cariño.

Les di de comer y los lleve a ver una película, mientras que yo arreglaba una habitación para Magnus, obviamente no se quedaría en la mía.

Un pequeño toque me saco de mis pensamientos.

—¿Puedo entrar? —me preguntó con algo de pena.

—Sí, ya terminó... Espero que te sientas cómodo —dije sin voltear.

—Alexander, ¿quería saber si podemos salir esta noche?

—El clima es un poco fuerte y no tengo con quien dejar a los niños —me excuse.

—Conozco una agencia de niñeras y sé de un lugar cálido para cenar.

—Magnus no creo... —no termine porque coloco sus dedos en mis labios.

—Por favor, dame una oportunidad —me suplico.

—¿Para qué, para qué me dejes con otro bebé? —le reproche.

—No, Alexander no —me respondió molesto—, si regrese fue para quedarme contigo y con mis hijos...

—Y porque no tienes más opción... Porque Iris te fue infiel y te abandonó, ahora te vienes a revolcar conmigo, para... —no termine de hablar sus dedos se fijaron en mi mejilla.

—Yo te amo Alexander —sus lágrimas se salieron con dolor.

—Ahora me amas... No te creo ¿Por qué demonio ahora? Porqué no cuando te necesite, cuando te suplique Magnus, yo nunca dude lo que sentí por ti, de mi amor por ti siempre he sido claro —limpie mi rostro—, no puedo permitir que me trates como un objeto.

—¿Cómo un objeto? Tú me embarazaste...

—Pero tú me abandonaste y  rechazaste a nuestro hijo por la cualquiera de tu mujer, cuando yo siempre te demostré que te amaba.

—¿Por qué no puedes olvidar y empezar de nuevo?

—¿Olvidar? Magnus olvidar... Qué imbécil soy, tienes razón debo olvidar —me acerqué a él—, quiero que te vayas de mi casa.

—No tenemos a dónde ir —su tono cambio por completo.

—Raphael se puede quedar.

—Por un demonio por qué tiene que ser así... ¿Por qué no nos podemos entender? Alexander Lightwood ambos nos amamos...

—No te creo, por quince años yo soy el único que apostó por nuestro amor que al final de cuentas solo es mío, Iris es quien siempre ha tenido tu corazón.

—Me mentiste —dijo en voz baja.

Solo lo mire no entendí a qué se refiere.

—Tú no te vas a casar —intenté interrumpirlo, pero no me dejó—, no has mencionado a Merliorn y confirmas que todavía me amas.

—Eres un idiota —intenté salir para ir a bañar a los niños, pero él me sujeto—, Suéltame no voy a discutir más contigo.

—Alexander perdón, perdón, no me voy a cansar de pedir perdón —acercó sus labios a los míos.

Era un beso con miedo, me sentí débil ante su toque, me separé de golpe cuando que escuché una pequeña voz.

—¡Papá Magnus! —Raphael había entrado a la habitación con Max de la mano.

—Hola bebé —dijo con suavidad.

—Los escuchamos pelear —su rostro era de confusión.

—No bebé, solo conversamos.

—Pero Papi Alec tiene su mejilla roja —dijo Rapha al verme.

—No sucedió nada cariño tu papá y yo solo conversamos, que tal si preparas la pijama, para ayudarlos a bañar.

—Yo me ducho solo —dijo con orgullo.

—Está bien anda —con una gran sonrisa me abrazó y salieron, yo me quedé de rodillas.

Magnus se sentó a mi lado.

—Alexander, por favor, Raphita al igual que yo morimos por ti, no nos saques de tu vida te lo pido.

—Magnus entiende... —respire profundo y lo tome de las mejillas—, yo nunca los he sacado de mi vida, desde que te conocí siempre te he guardado tu espacio conmigo, cuando apareciste con tu hijo le di su lugar a él también, pero eres tú quien nos haces a un lado —tenía que decirlo o iba a morir—, tengo miedo de aceptarte conmigo y un día me dejes con un niño de doce, uno de cinco y con otro en mi vientre —mis lágrimas salieron de dolor y confusión.

—¿Quieres tener otro bebé conmigo? —preguntó juguetón.

—No Magnus, solo quiero que me demuestres que puedes con nosotros tres a tu lado.

Me separé y salí de habitación.

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ublicado el 12 de julio de 2021