CAPÍTULO 27

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Estaba siendo más difícil de lo que imagine, ver sus caras llenas de confusión y a la vez tristeza me rompía cada vez más mi corazón, pero si quería de verdad ser feliz tenía que hacer esto

—Sé que va a ser difícil asimilar todo esto mis niños, pero tanto su padre y yo entendimos que lo mejor es estar separados, los problemas últimamente han abundado y aparecido con facilidad y no queremos hacernos daño y mucho menos a ustedes

 —Mamá es difícil, pero te entendemos— respondió luego de uno segundos eternos en los que sólo intercambiaron miradas

—¿Y papá donde está?— dijo Miguel luego de darme un abrazo

—Míralo, ahí viene

Los tres volteamos a mirar hacía un poco más atrás de la calle, la camioneta negra ya estaba estacionada y Armando apenas iba bajando de ella, los chicos se dirigieron hacía él a saludarlo y yo, a paso lento también iba hacía allá

—Hola— saludé tomando una actitud neutra mientras dejaba un beso en su mejilla

—Gracias por lo de esta mañana— susurré en su oído

—No fue nada— rió 

—¿Y entonces vamos a casa o a dónde quieren ir a comer?

—Pizza— dijo Migue con una sonrisa

—Vamos por pizza entonces— respondí con una sonrisa

Subimos a la camioneta y el chófer volvió a casa en el otro auto, mientras nosotros llegábamos a un restaurante cerca al lugar. Comimos todos como la familia que seguíamos siendo pese a los problemas, el tema del divorcio nunca salió al aire en el momento, Armando me había dejado muy claro que el tema no le agradaba e absoluto y preferí callarlo a discutirlo frente a los niños.

Al llegar a casa, la confundida fui yo. No pensaba aparentar a mis hijos algo que ya no había con Armando y mi mal humor salía de inmediato cuando lo intentaba hacer. Entramos a la casa y los chicos se quedaron en la sala de estar junto a su padre, yo, fui a la cocina a sentarme sola y pensar un poco, luego de unos minutos subí a mi recamara para dormir una pequeña siesta.

[...]

—Gloria

—¡Gloria!

—Dime mi amor— respondí saliendo del cuarto de baño

—Los análisis son positivos amor, ¡acaba de llegar el documento!

Me quedé pasmada en el marco de la puerta con mis ojos llenos de lagrimas

—Vamos a ser papás— gritó con emoción desde el borde de la cama

Me dirigí hacia él y lo abracé fuertemente, tanto esperando los análisis y tanto ¡intentando! me llenaba de alegría por fin escuchar estas palabras. Solté el agarre y lo vi a su perfecto rostro 

—Gracias por darme esta oportunidad Joss— besé sus finos labios 

—¡Gloria! ¡Gloria!— gritaban nuevamente mi nombre, pero esta vez no era José el que lo hacía, era Armando detrás de ¿La puerta?

—¡Gloria!

—¡No!— susurré nerviosa de lo que acababa de suceder

—¿Qué te pasa?— dijo Armando en el borde de la cama con un ramo de flores en su mano y en la otras una cajita rosada, que parecía ser de chocolates

Un tanto pensativa,nerviosa y asustada me levanté de la cama de un tirón 

—¿Qué es esto?— dije con una sonrisa en mi rostro

Yo soy amor de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora