Yo soy amor de verdad

CAPÍTULO 23

José tomó con su mano uno de mis senos y con su lengua hacía círculos  en el pezón del otro, arqueaba mi espalda de la excitación, luego de unos segundos, solté un jadeo.  Al mismo tiempo frotaba mi clítoris con sus dedos, luego los introdujo en mi sexo, mientras yo tiraba de sus cabellos 

-Hazlo- solté con la voz temblorosa mientras retiraba totalmente su bata y abría la mía, dejando un pequeño manto que separaba el frío mármol de mi espalda; recostaba mi cuerpo totalmente en el borde del lavabo. Las embestidas fueron lentas, poco a poco introducía más su gran miembro, hasta el punto de introducirlo completamente 

- Ah..- gemí en un grito, miré sus ojos y me dio una sonrisa pervertida, en lo que bajó a mi cuello y succionó de este en varios puntos. Poco a poco el movimiento fue aumentando la velocidad haciendo que ambos llegáramos al éxtasis en unos cuantos minutos. 

Bajé del frío mármol y tire la toalla empapada al suelo, luego tomé su mano y  lo llevé hacía mi cuerpo para darle un beso en sus labios, continúe mi camino hacía las tinas llenas de espuma, mientras entraba al agua tibia, busqué sus ojos y le dí una sensual mirada,  al entrar completamente hice que se sentara en el borde de esta con sus piernas abiertas, dejando a la vista su gran miembro erecto por la excitación, puse mis manos al rededor de este y con mis labios tomé la punta, haciendo pequeños círculos con mi lengua mientras subía y bajaba con la mano, fui introduciendo su miembro poco a poco en la cavidad de mi boca, hasta llegar a mi garganta, para luego, subir y bajar 

—Glo Gloria ah— espetó en medio de una respiración agitada 

—Ven aquí— dijo alzando mi desnudo cuerpo al tiempo que entraba completamente al agua, me posó sobre sus piernas sin dejar de admirar mi rostro, acomodé nuevamente su miembro dentro de mi cuerpo bajo el agua y comencé a cabalgar encima suyo, José besaba mi cuello y dejaba caminos de succiones en este, mientras ambos con la respiración agitaba gritábamos nuestros nombres, luego de unos minutos, llegamos al éxtasis y bajé de encima suyo.

—Fue lo mejor— dije saliendo de la tina para ir por las copas que antes habíamos dejado en una de las mesitas, tomé el champagne  y lo dejé cerca a la tina, entré nuevamente con las copas ya llenas y le ofrecí una 

—Eres la mejor— dijo mientras chocábamos las copas —Te amo Gloria— dio un beso en mis labios mientras pasaba un poco del champagne que tenía en su boca a la mía 

—Umm, que rico— exclamé en un risa mientras me limpiaba un poco el orbital de mis labios 

—Dame otro así mi vida— dije sonriendo a unos cuantos milímetros de sus labios 

—De esos sólo hay una vez en la vida— sonrió retirando su boca antes de besarme 

—¿¡No me lo vas a dar!?— sonreí mientras me posaba nuevamente encima suyo, con la copa en mi mano 

—Si lo pides así, tal vez haya una posibilidad— rió 

—¿Así?— rodé la copa sobre mis pechos, dejando caer el frío y burbujeante líquido por mi torso, abrió sus ojos y mientras veía mis pechos con una sonrisa se acercó a lamer cada parte de estos 

—Eres deliciosa— sonrió 

—Eres perfecta mi amor— reí por lo primero que dijo 

—¿Cómo deliciosa?— carcajeé 

—Es que estás muy buena bombón— dijo riendo. 

Nos quedamos unos cuantos minutos más en la ducha riendo y jugando con la poca espuma que quedaba, luego salimos y decidimos tomar una ducha por aparte en los pequeños baños de afuera. Me puse la bata de José ya que la mía estaba empapada en sudor, mientras él se quedó recogiendo un poco el mugrero que habíamos hecho. Fui a la habitación en la que anteriormente había estado y tomé una toalla que había en uno de los cajones, para así ir a bañarme.