CAPÍTULO 31

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Fue una gran sorpresa para mi volver a recibir esta clase de detalles de parte suya

—¡Sorpresa mi amor!

—Gra gra Gracias Armando —tambaleé un poco, luego sonreí mientras recibía el gran ramo de rosas que Armando dejaba en mis manos, dio un beso en mi mejilla y sonrió para disfrutar del show, todo mientras mariachi tocaba una estrépita y alegre melodía. Los invitamos a pasar a la sala y allí continúanos el festín, en medio de copas, música y bailé tuvimos un buen momento.

—Te amo Gloria —susurró en mi oído para luego aventar mi cuerpo hacía atrás y devolverlo hacía el suyo, por último dejó un beso en mis labios.

El grupo de mariachi salió al rededor de treinta o cuarenta minutos llenos de risas y lágrimas, claramente, también de alegría. 

—¿Te gustó la sorpresa? —me preguntó mientras nos sentábamos en la mesa para cenar unos bizcochos con chocolate que había preparado uno de los empleados

—Me encantó —tomé su mano y le regalé una sonrisa que le devolvió a mis ojos, los suyos, estaban cargados de esperanzas, pero su sonrisa no fue convencedora, mas bien estaba llena de tristeza.

Solté su mano y bajé la mirada un tanto apenada, no soportaba verlo sufrir, no soportaba ver sufrir a nadie. 

Cenamos y charlamos un poco de los niños y de mi abrumador viaje a Monterrey, luego subí a la recamara a intentar descansar, cosa que no funcionó mucho. Me encontraba dentro de la cama, con varias sabanas encima intentando agarrar un poco de calor, otra cosa que no salía bien en la espantosa noche. Después de pasar al rededor de una hora dando vueltas y no conseguir más que desesperarme, tomé nuevamente mi bata y pantuflas y bajé a la cocina por un té.

—¿Qué haces aquí tirado Armando? —usaba alguna clase de psicología inversa para que me lamentara por él, estaba segura.

—No me dejes Gloria, te lo pido —pensaba lo de la psicología hasta que el olor a licor llegó a mi nariz

—¡Armando otra vez no! —grité enojada, ¿Por qué tenía que arruinar los momentos en los que estaba tranquila?

—Déjame hablar por favor 

—No me vengas con eso ahora, ve a darte una ducha ¡Que no te cansas de beber! —En un absoluto silencio intentó subir las escaleras, daba pasos lentos escalón por escalón, pausando cada dos para tomar una bocanada de aire profunda y suspirar. me daba impaciencia.

Tome su brazo y lo pasé por mi hombro, luego lo acompañé hacía el baño de la habitación y allí deje que se bañara, mientras yo, lograba tomarme mi té para controlar el insomnio.

Cuando subí de nuevo a la habitación vi que se había tumbado sobre la cama y estaba profundamente dormido 

—Armando —moví su hombro pero no hubo respuesta alguna —Armado —aún nada, me quedé a su lado sentada sobre la cama. Veía se cuerpo boca abajo dando pesadas respiraciones, no me gustaba que cada que había un problema o me negaba a algo su desquite fuera el licor, odiaba que bebiera. 

Llegó el momento en que vi su mirada apagada y de arrepentimiento, con olas de tristeza y a la vez decepción, lo conocía muy bien y por ende sabía con exactitud sus movimientos en momentos de ira, momentos serios o importantes y cuando se ponía romántico, pero ahora ¿Dónde había quedado el Armando del que me enamoré? ¿Dónde estaba el hombre maduro y serio al que no le gustaba el licor? No lo sé, ni él mismo lo sabia.

Salí de la recamara y fui a recostarme en el cuarto de Ángel, pues tenía la calefacción encendida y no sentía el mismo frío que en la mía, allí dormí por largas horas.

Al despertar hice la cama y limpié un poco, cuando me asomé a mi habitación Armando ya no se encontraba allí, no era que me interesara mucho. Acomodé un par de cosas que habían fuera de lugar y de igual manera en las habitaciones de los chicos, luego me decidí por una ducha tibia y ropa ligera, no pensaba salir de casa, ni tampoco esperaba a nadie más que a mi madre.

Bajé y desayuné un poco de fruta, toronja y una que otra tostada francesa, luego, fui a mi cuarto creativo e intenté unir algunas ideas que había tenido para próximos proyectos, canciones y actividades. Inspeccioné un poco la casa y recorrí la terraza, el patio y la alberca, paseé a los perros y jugueteé un rato con ellos.

—¿Bueno? —Respondí al teléfono el cual sonaba en un de las encimeras del bar que estaba en frente de la pileta

—Puedes abrirme por favor —respondió José en la otra línea

—¿Otra vez tú? ¡¿Que no te cansas?!

—Es solo un momento, te lo pido 

Colgué el teléfono y me dirigí a la entrada principal, allí estaba él con sus manos en los bolsillos de sus vaqueros negros

—¿Cómo estas? —me preguntó mientras me seguía pues solo lo había recibido con una mirada de desprecio

—Todo ha marchado muy bien —salí de nuevo al patio trasero

—Puedes verme a los ojos por favor

—¿Qué es lo que buscas José? Te dejé todo claro, no hay explicaciones, pasó y ya está

—¡Claro que si hay explicaciones Gloria! solo escúchame —volteé a verlo e hice una expresión que le indicó que continuara hablando

—¡Lo que viste no fue así! Stef...

—¡Ni la nombres, no seas descarado! —interrumpí

—Ella se sentó sobre mi regazo y dijo que estaba enamorada de mi, luego me besó. La aparté en cuanto lo hizo Gloria, tienes que creerme mi amor

—¿Me estas diciendo que la apartaste? Si yo vi que estaba sobre ti José, estaban besándose y tu le correspondías, ¡No me mientas! 

—Te estoy diciendo la verdad mi amor, créeme

—Me traicionaste José, lo hiciste —mis ojos se empezaban a llenar de lágrimas nuevamente, por lo que me di vuelta y comencé a acariciar a Lola

—Dime que debo hacer para que veas que es cierto, pregúntaselo a quien sea, verás que estas equivocada —se levantó de la silla y tomó mis manos 

—Te lo pido, créeme —intentó acercar nuestros cuerpos, me solté de su agarre con fuerza, luego con agilidad y enojo le di una bofetada en su mejilla izquierda, entré a la casa y lo dejé ahí fuera.

—¡Gloria ven! —me gritó nuevamente detrás mío, mientras yo me dirigía a la entrada principal de nuevo

—¡Fuera de aquí! ¡?Lárgate! —abrí la puerta con fuerzas y le señalé la salida, mientras que al otro lado del jardín Armando entraba su camioneta.

Yo soy amor de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora