CAPÍTULO 25

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Era el último día en aquel bello lugar y quería disfrutarlo al máximo junto a José, pues sabía perfectamente que lo que venía no estaba fácil

—¿Lista?

—Lista— dije levantándome del lugar, tomé su rostro entre mis manos

—Te amo, ¿lo sabes?

—Yo te amo más mi vida— dio un suave beso y fuimos rumbo a la parte privada de la playa, en donde sólo había una gran cabaña y dos tumbonas, y en el agua, una moto acuática 

—¿Vamos a subir?— pregunté emocionada

—Claro que no, te caes al agua y qué hacemos— dijo entre risas

—¡Yo sé nadar!¿vamos si?— hice un puchero tomándolo del cuello

—Está bien— respondió rendido a mi insistencia 

Tomamos dos salvavidas que estaban en la cabaña y nos cambiamos por nuestros trajes 

—¿Todo eso guardas?— rió al ver mi cuerpo sin la bata

—¿No lo habías visto?— reí siguiendo el rollo

—Pero así no mamasita— se acerco y me tomó por la cintura, dejó un beso en mis labios luego besó mi cuello y detrás de mis lóbulos.

Después de aquella pequeña escena, tomamos los salvavidas y subimos a la moto

—Quiero conducirla— dije con emoción y seriedad al tiempo

—¿Estas loca?

—Hablas con 'La Trevi' qué crees, no, no es cierto,  sé conducir, tome un curso hace un tiempo

—Bien dicho, hace un tiempo, Gloria no es lo mismo estar en el agua

—Claro que es lo mismo, sí conduzco con autos a los lados como no voy a poder flotando

—¿Enserio te sientes bien?— rió irónico —Ni loco te dejo conducir

Corrí hacía la moto y subí rápidamente ocupando el asiento de enfrente, hice caso omiso a todo lo que le dije y sólo solté una risa triunfante al ver que venía detrás mio. Agarré fuertemente sus brazos y rodee con ellos mi torso, tomé el manubrio y arranqué con una velocidad baja y en un momento, ya estaba el vehículo haciendo círculos y algunas maniobras por el agua, yo iba riendo todo el tiempo, amaba sentir el viento del mar en mi rostro y sentir su agitada respiración en mi nuca

—¿Te gusta la velocidad?— grité entre risas

—¡Contigo al volante, no!— grito asustado 

Aceleré aún más la moto haciendo que brincara en el agua, luego frené bruscamente para dar vuelta atrás, en lo que al girar dimos vuelta al profundo mar

—Gloria, toma mi mano

Hice caso a sus indicaciones y en unos segundos ya estábamos nuevamente en la moto. Entre risas y casi ahogándome por la misma respondí 

—No te enojes ¿si?— reí

—No manches Gloria, no es en juego— dijo entre risas

—Perdón mi marinerito bello— reí y deje un beso en su espalda para volver a la orilla de la playa nuevamente

Al llegar a la orilla fuimos por unas copas y un poco de champagne, encendimos la música y al ritmo de "Tu amor me hace bien" otro gesto de amor brotó 

—Eres tan bella— tomó mi mandíbula 

—Tú el mejor— respondí y di un beso en la comisura de sus labios

Yo soy amor de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora