Yo soy amor de verdad

CAPÍTULO 39

JOSÉ

A mi corta edad jamás imaginé vivir todo aquello que sucedió cuando Gloria llegó a mi vida. Cuando cambió todo. Desde que inició mi carrera me he intentado apoyar en mi familia, mis padres mi hermana y todo aquel ser cercano que hubiera generado esa confianza con el paso del tiempo para que lo considerara familia. 

Cuando conocí a Gloria llevaba no mucho tiempo en la Ciudad de México, me encontraba haciendo algunas giras de promoción cuando fui invitado a realizar el programa La Voz por parte de Televisa, lo cual me pareció una gran oportunidad para seguir proyectos en el aquel país. Sin duda fue inevitable no fijarme en aquella mujer, tan interesante, valiente y claro, hermosa. Mi admiración por aquella rubia rápidamente se convirtió en cariño y jamás imaginé que se convertiría en amor.

La mayoría de las personas consideran que para amar a alguien se debe de conocer al cien porciento a esa persona, que el tiempo es quien nos hace amar y por ello debemos esperar tanto para 'amar con locura' pero no. Con total seguridad puedo decir que se ama a quien el corazón y el alma elijen, que si es cuestión del destino sucederá de cualquier manera, en cualquier momento y cualquier cantidad de tiempo, sea mucho o poco y yo estaba completamente seguro de que Gloria era esa persona, el amor de mi vida. 

Mi vida sin embargo se vio en un vuelco total ¿Por qué amar a quien no es libre para hacerlo? ¿Por qué empeñarme en querer a alguien a quien probablemente no lo iba a hacer? tantas dudas que al comienzo me carcomían y que gracias a la tentación de un día querer besar sus labios ignoré

No retiraba mis ojos de los suyos y mi mano aun estaba sobre su mejilla, detallaba cada esquina de su rostro, cada detalle, grabando en mi memoria el tono de sus ojos, descifrando qué decía su mirada, veía a través de ellos lo más hermoso que poseía, su alma tan pura y limpia. De repente descendí hasta su mandíbula y sin esperar más, la atraje hacia mí, juntando nuestros labios en un apasionado beso 

—¡¿Qué haces?!— dijo apartándose

Aquel día me prometí no irrumpir de nuevo en su vida, no de esa manera porque me había dejado más que claro que no quería estar conmigo. Pero como un terco lo hice y al final de cuentas ambos accedimos porque también sentía algo hacía mi, no era el no querer, se basaba en un no deber. Gloria estaba en una relación, algo que yo había echo de lado por completo.

[...]

"Yo no sé qué me pasa cuando cerca te tengo, pero me atrevería a jugarme la vida por un par de besos, el efecto que causas, el no verte defectos, nada te cambiaría, quiero hacerte mía en este momento"

"Es definitivo, tú eres otra cosa, yo me vuelvo loco cuando tú me rozas, y ya no quiero esperar más, no sé qué sucederá, pero algo tiene que pasar"

"Yo hago lo que sea, por esa sonrisa"

[...]

Después del viaje a Miami junto a Gloria había tomado algunas decisiones acerca de lo nuestro, pues en algún momento me había comentado en cómo iba el proceso de su divorcio y así como estuvimos aquella vez en la isla del padre, planeaba darle una sorpresa de un viaje a Europa, sin escondernos de nada ni nadie y también sin el apuro de tener que volver a su casa por haber "escapado"

—¿¡Que vas a hacer qué!? —dijo Ricky, un viejo amigo y productor puertorriqueño con el que había compartido bastante en mi carrera

—Ya sabes, quiero formalizar lo nuestro, empezando por hacerlo público, que no tengamos que escondernos —dije en sentado en el sofá del estudio —Pero sin tener que hacer ruedas de prensa ¡Ni más faltaba! simplemente dejarnos cachar o andar por ahí y ya, pero sin el miedo a afectarla 

—¿Y ya se lo dijiste? —preguntó

—Aún nada, está preocupada por lo de su divorcio y su trabajo, hay días en los cuales ni cruzamos palabra —respondí apenado 

—No la presiones, desde que ustedes estén de acuerdo no veo algún problema, pero es mejor darle tiempo.

Había tenido hace poco la idea y las ganas de hacer publica la relación con Gloria, irnos a vivir juntos, viajar y realizar bastantes planes que habíamos hablado alguna vez juntos; y por qué no, tal vez casarnos y formar una familia. Algo no muy lejano.

Salí del estudio y me dirigí al departamento, vivía en una pequeña urbanización en el centro de McAllen, un conjunto de edificios con grandes departamentos y excelentes vistas a la ciudad. Al llegar a casa recordé lo que anteriormente había hablado con Ricky y planeé organizar una cita con Gloria para contarle acerca de mis planes, pero se me adelantó.  

Me recosté a ver una película que habíamos rentado con Gloria una tarde que se quedó a dormir, esas estúpidas comedias románticas que le encantaban. Me envolví en el cobertor y pensé en cuanto extrañaba el calor de Gloria en esos momentos en los que el frío invernal estaba haciéndose presente. Tomé mi teléfono para ver la notificación que había llegado

—Hola mi vida ¿Cómo estás? Quiero hablar contigo, respóndeme por favor!!! —escribió Gloria 

—Hola princesa, dime, qué ocurre —respondí de inmediato pues eran muy pocas veces las que me hablaba con tanta urgencia, además solíamos hablar por cortas llamadas para vernos si nos encontrábamos lejos 

—Te espero mañana en el parque de la última vez. A las dos 

La última vez que habíamos visitado aquel parque compartimos un romántico y silencioso encuentro, la visita había sido cálida e inolvidable y no dudé ni un segundo en imaginar que así sería de nuevo, en ese momento jamás imaginé lo que sucedería

—Allí te veo. Te amo —respondí

—Yo también te amo —dijo y finalizó.

Sonreí al techo como un idiota imaginando y ensayando lo que le diría a Gloria al vernos, que fuera mía para siempre, que nos amaramos libremente y que se fuera a vivir conmigo. Que nos convirtiéramos en una familia.

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