CAPÍTULO 16

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Esa noche me quedé en casa con José, los niños estaban estudiando, por lo que no estarían conmigo y Armando había salido de la ciudad a arreglar unos asuntos en los Ángeles. Cuando desperté, José no estaba a mi lado, nos habíamos quedado en su habitación, solo con la diferencia de que no habíamos dormido como pareja. La noche anterior había movido un sofá y lo adentró en el cuarto, con la promesa de no dejarme sola, quedamos en el acuerdo de que no íbamos a dormir juntos hasta que yo firmara el divorcio con Armando.

Decidí levantarme y vestirme antes de salir, no más traía puesta una camiseta larga (que por cierto también era de José), unas chancletas y mi cabello recogido en una coleta alta. Tome la ropa que traía conmigo el día anterior, un pantalón de mezclilla negro, junto con una blusa azul celeste, no me puse zapatos, ya que me sentía cómoda estando sólo en calcetas. Cuando estaba lista, salí en busca de José, me gustaba estar allí con él, pero la noche anterior dijo que no iba a dejarme sola y lo estaba haciendo. Corrí por el pasillo adentrándome en la sala y buscándolo rápidamente con la mirada pero no lo encontré, fui a la cocina y tampoco estaba ahí. Dándome por vencida en mi pequeña búsqueda, empecé a llamarlo por su nombre -¡José! ¡Amor dónde estás!- decía alzando la voz, pero no obtenía respuesta. 

Me impacientaba que no me respondieran cuando llamaba a alguien y obviamente, esta vez no era la excepción. Me dirigí nuevamente al cuarto, cuando escuché un ruido en el baño de este ¡Por fin lo encontraba!. Me encaminé dando pasos pequeños evitando hacer el menor ruido posible, tomé el pomo de la puerta y la abrí, me miré en el pequeño espejo que había al lado derecho y acomodé un poco mi cabello, luego entré completamente al baño y cerré la puerta con la misma discreción con la que la había abierto; mi plan era tomar un poco de agua fría del lavamanos y tirársela en la espalda por la parte de arriba de la puerta. 

Tome un pequeño bowl que había en un estante y lo llené de agua, luego me acerqué a la puerta de la regadera lista para ejecutar mi plan cuando caí en cuenta de algo, no alcanzaba la parte superior de la puerta ¡Cómo carajos se suponía que le iba a regar agua fría, si mi estatura no daba para subirme hasta allá! No me iba a dejar, así que sin pensarlo, abrí la puerta y le mandé el baldado que había servido

—¡Qué te pasa!— gritó José corriendo hacía mi, en mi intento de escapar, casi me resbaló ya que el piso estaba húmedo por el  vapor que inundaba el cuarto de baño, así que en lo que recuperaba el equilibrio, me tomó de la cintura y me jaló hacia él, luego se devolvió a la regadera y nos metió a ambas allí

—¡Oye mi ropa!— grité soltando una carcajada, me divertía muchísimo el como sacaba su niño interior y lo dejaba a flote, su espontaneidad con tal de hacerme reír ¡Me encantaba todo de él! 

—Mira como me volviste, dije cerrando la llave intentado salir de la ducha, pero no me dejó, me tomo del antebrazo y me acerco hacía él, dejó un dulce beso en mis labios 

—Quédate conmigo— dijo pasando su brazo por mi cintura y besándome nuevamente

—Pero estoy toda empapada— contesté dándole una sonrisa nerviosa 

—¡Pues yo estoy desnudo!— exclamó dándome una sonrisa coqueta. 

Me empujó hacia la pared y empezó a besar mi cuello, luego bajo sus manos hacia el final de mi blusa y las adentró en ella

—José no— dije en un susurro, pero no escuchó y continúo besándome 

—¡Que pares te dije!— lo empujé suavemente hacia atrás 

—¿Qué pasa Gloria?— respondió confundido 

—Mira no quiero hacerlo— le dije saliendo de la ducha, pero no me percaté del charco que había enfrente mío y me resbalé cayendo en el suelo, dándome un pequeño golpe en la cabeza con un bajo escalón que había 

—¡Gloria estás bien!— gritó José al ver que habían pequeñas gotas de sangre en el piso. Se acercó rápidamente a ayudarme a levantar y me sentó en el retrete que había a nuestro lado 

—Si.. solo, ¡agh! me duele un poco aquí— dije tocándome la parte de atrás de mi cabeza, cuando vi mis manos estaban con poca sangre, no era una cantidad inmensa, por lo que le dije

—Tranquilo, es solo un poco de sangre, no es nada, ¿sí?— mantuve la calma e intenté calmarlo a él, que desesperado me decía que fuéramos a un hospital —No es nada, además de que fíjate como estoy de empapada, cómo quieres que llegue así a un hospital— dije señalando mi cuerpo 

—Anda a vestirte más bien— le dije ya que estaba solo cubierto con una pequeña toalla, luego de un rato, llegó al baño con una bolsa de hielo que sacó de la heladera

—Tu ropa no es un problema, ¿recuerdas la sudadera de la vez pasada?— dijo poniéndome la bolsita en la cabeza

—Claro que la recuerdo, pero ¿Puedes ir a vestirte por favor? vas a agarrar un resfriado— dije tomando con mi mano la bolsa mientras salia. 

Cuando salí del baño ya estaba en ropa decente, pero no estaba allí 

—Amor— dije alzando la voz y en cuestión de segundos me respondió

—El auto ya está listo, la sudadera la dejé en el segundo cajón del closet, por lo que es sólo que te cambies y te lleve al hospital 

—Eres un terco, estoy bien, solo me duele un poco— dije volcando los ojos 

—Mira quien lo dice— respondió —Gloria hazme caso, nos vamos ya para el hospital— ordenó. 

Fui a la habitación y efectivamente en el segundo cajón estaba la bella sudadera roja que me había puesto la vez pasada, cuando la saqué, tomé una toalla que estaba encima y me sequé y rápidamente me vestí. Al pasarla por cabeza, sentí el delicioso aroma del perfume de José, se había impregnado de su olor de todo el tiempo que llevaba guardada junto a su ropa. Salí de la habitación y junto a su desespero, salimos del departamento casi corriendo.

DISCÚLPENME PERO PERDÓNENME JAJA, HE TENIDO MUCHOS TRABAJOS DE LA UNIVERSIDAD Y LA VERDAD NO HABÍA PODIDO ACTUALIZARLES PERO AQUÍ ESTÁ EL CAPÍTULO. RECUERDEN VOTAR PARA SABER QUE LES ESTA GUSTANDO, LOS AMO XOXO ❤️❤️ 

Yo soy amor de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora